30. Epílogo

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Había pasado un año desde el incidente, todos lo superaron exitosamente con algunos percances. Yoongi y Jimin prácticamente vivían juntos, el mayor lidiaba con los esporádicos pánicos nocturnos que a veces atacaban al menor y él llenaba de ánimos a su hyung cuando su vista tenía una recaída.

El timbre sonó, Yoongi con pereza movió a Jimin esperando que el menor fuera a abrir.

— Hyung, vaya usted — contestó bostezando.

— Pero mochiiiiiii... — se quejó.

Instantáneamente acarició con suavidad el vientre bajo de Jimin despertándolo de un salto y tiñendo sus mejillas de rojo.

— Hy-Hyung ¿Qué-qué hace?

— Vamos minnie abre tu — respondió esbozando una sensual sonrisa.

— Pe-pero Hyung —  el sonrojo subió hasta sus orejas cuando Yoongi se acercó y dejó un pequeño beso en su cuello. 

El menor saltó de la cama gritando — ¡Ya voy!

Cuando salía de la habitación miró a su hyung, arrugando las cejas juguetonamente le dijo 

— Que sucio juegas Min Yoongi. 

El aludido soltó una sonora carcajada y se tapó con las sábanas.

Al abrir la puerta encontró a Hoseok respirando con dificultad.

— Ji-jimin —  fue entrando sin ser invitado — Ti-tienes que leer esto — Habló extendiéndole el papel .

— ¿Qué es? — lo observó con intriga, tocando con las yemas de sus deditos el sello seco en la parte inferior.

— Una notificación de la corte — contestó Hoseok, esperando ansiosamente la respuesta del menor.

Mientras éste paseaba sus ojos por el papel, su cara se fue deformando en una mueca de horror y pánico. Sana, Mina y Ji Soo habían sido liberadas por vencimiento de términos y Suran transferida a un reclusorio especializado en enfermos mentales. Para que la chica del cabello azul no fuera liberada tenían que conseguir una declaración de su parte sino saldría a las calles en poco tiempo.

Al terminar de leer Jimin temblaba de pies a cabeza, sentía náuseas y el aire escapaba de sus pulmones con rapidez. Se sintió débil y luego se desmayó.


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Yoongi le miraba con genuina preocupación, el menor sentía como su alma regresaba a su cuerpo y lentamente recuperaba la conciencia.

— ¿Cómo te sientes?

— Es-es-toy bi-bien hy-hyung — se aclaró la garganta — No se - se preocupe.

La mirada severa de Yoongi fue reemplazada por el vaso de agua que le ofrecía Hoseok con algo de pena.

— No sabía qué te pondrías así Mochi... yo lo lamento — finalizó rascando su nuca con la mano libre.

— Tranquilo hyung — tomó un sorbo y se levantó de la posición en la que se encontraba.

— Ya estoy mejor — giró su sonrisa a Yoongi para preguntarle — Y ahora, ¿qué vamos a hacer?.


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El lugar era escalofriante, una mezcla entre cárcel y manicomio le rodeaban. El viento fluía lentamente congelándoles los huesos mientras las grises paredes se alzaban a su alrededor. Jimin reunió toda su valentía para asistir, pues no tenían alternativa. Suran había exigido que sólo confesaría luego de una visita por parte de los dos. Apretó fuertemente la mano de su hyung, al tiempo que las personas de seguridad guardaban todas su pertenencias en una bolsa y les guiaban por el pasillo.

Entraron en la desagradable habitación, tomando asiento en unas sillas oxidadas. Al otro lado, se acercaba Suran con correas blancas en sus manos y usando un traje naranja.

— Me alegra verles — saludó sonriendo con malicia.

— ¿Que quieres? — siseó Yoongi. 

— Alto ahí campeón. La de las preguntas soy yo — respondió mirándole directamente a los ojos. 

El mayor temblaba levemente por la ira, aumentando su agarre en Jimin.

— ¿Es bueno en la cama? — soltó moviéndose hacia el castaño mientras reía. Este se puso rojo como un tomate y agacho su cabeza.

 — Y a ti que te importa. Si para esto me hiciste venir, me largo — Antes de levantarse dijo — Y para tu información, si que lo es. 

 La risa se esfumó y acercó su rostro a Yoongi. 

— ¿Ves esta cara?. Mírala bien, porque no la olvidarás jamás. Apareceré en tus pesadillas Min Yoongi, nunca te librarás de mí. Este mocoso jamás será feliz a tu lado. Nunca lo amarás de verdad.

— Mentira — susurró Jimin inseguro.

— Eso es lo que crees, pero te advierto que cuando salga de aquí no sólo te romperé las costillas.

La voz de Suran fue firme y su expresión perturbadora. El menor tembló. Yoongi lo movió detrás de sí, tratando de protegerlo.

— Estas loca. Tu eres la que nunca saldrá de aquí.

Los ojos de yoongi destilaban ira, pero en el fondo había un profundo miedo.

— Puede que sea cierto, pero el pequeño jamás será normal, yo ya soy su pesadilla. — le guiño el ojo y sonrió.

Los hombres de uniforme la tomaron de los hombros y la sacaron de la habitación. Jimin lloraba profusamente, todo su cuerpo se estremecía, mientras Yoongi se quedaba estático en el asiento.


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Habían salido en silencio del lugar cuando los fuertes temblores del menor cesaron. Yoongi se encontraba enajenado a su alrededor, arrastrando a Jimin de la mano. Sentía la culpa hervir en su interior, su amado estaba destruido y no había a nadie a quien culpar sino a él mismo. De repente se detuvo y giró para verle directamente a los ojos.

— ¿Amor? —  el castaño lo miró con extrañeza —  ¿Tu me quieres? —  sentía algunas lágrimas culpables asomarse, pero las mantuvo a raya.

— Cla-claro hyung, qué cosas está preguntando — rió Jimin con mejillas rosadas.

— Entonces, ¿Jamás me dejarás?

Su cara era tan seria que rápidamente la risa del menor se extinguió.

— Nu-nunca — respondió aferrándose a él.

Yoongi lo abrazó fuertemente, acercándose a su oído para susurrar

— Escápate conmigo.

— ¿Qué? — ahora sonreía por las singulares palabras. Se alejó un poco para verle el rostro.

— Planeaba un viaje a París para nuestro aniversario pero dadas las circunstancias... — miró al suelo algo incómodo — No puedo dejar que esa vieja loca te haga creer que no te amo — El menor abrió sus ojos sorprendido — Así que... escápate conmigo, vamos juntos a París — Finalizó levantando el rostro con una sonrisa.

— Pe-pero hyung, noso-sotros tenemos muchas ... 

El pelinegro lo interrumpió

— ¿Me amas? ¿No?

— Si-si hyung, pe-pero eso es algo mu-muy importante... —  las mejillas de Jimin se tornaron rojas — Q-que tal se arrepienta después.

— Jamás — respondió con toda seguridad — Te haré mío para siempre.



Final, finalísimo de todos los finales finalizados. Espero les haya gustado. Al parecer la pobre Suran quedó algo psicópata. ¡¡¡Gracias!!! De verdad me han hecho muy feliz.  Tal vez piense en hacer extras de la vida de Jimin y Yoongi más adelante, pero todavía son un pensamiento lejano. Sean felices y rían sin moderación. Hasta la próxima.

Ceguera «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora