Ceguera «Yoonmin»

4. Estoy enamorado

Aquella fiesta había tenido lugar hace más de un mes, Jimin ya había entregado su pintura y se encontraba a la espera del veredicto aunque... eso no era lo único que rondaba por su cabeza. Yoongi lo hacía y muy a menudo. 

Ese día después del beso en el bar, habían regresado a casa, como era de esperarse a la mañana siguiente todos los siete se encontraban con una resaca infinita y Jin tuvo que cocinar varias ollas de sopa levanta muertos. 

Después de eso, las cosas se habían tornado algo extrañas entre Yoongi y él. Jimin sentía que el pelinegro lo estaba "cortejando" si es que eso era posible. El Yoongi de ahora no era el mismo de hace dos meses, este le traía chocolates, llegaba de sorpresa a su apartamento, le invitaba a comer y compraba boletos para exposiciones de arte a las que Jimin moría por asistir.

Los detalles cada vez eran más recurrentes y nunca fueron rechazados por su parte. Algo en su ser se sentía diferente, Yoongi le producía mariposas en el estómago y sonrisas genuinas acompañadas de sonrojos.

El pelinegro no tenía ni idea de lo que hacía, jamás se había sentido así, nunca había tenido la necesidad de ver, abrazar y besar a alguien (por que si que le robaba muchos besos al castaño de mejillas regordetas). Nunca tenía detalles con nadie, pero con él, existía una necesidad intrínseca de verle sonreir. Y fue así como una tarde se dió cuenta que se había enamorado, después de hablar con Namjoon llegó a aquella conclusión.

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— Namjoon... ¿Puedo preguntarte algo ? — dijo mientras se sentaba en el sofá.

— Claro, ¿Qué pasó?.

— ¿Cómo supiste que lo que sentías por Jin Hyung era ... era algo más? — inmediatamente miró sus manos con sumo interés.

El moreno río levemente antes de contestar — Yoongi ¿Acaso tú? Acaso, ¿Tú crees que te has enamorado ?.

— No te hagas el gracioso — rezongó — solo responde...

— ¡Hey! tranquilo... déjame presenciar un milagro al menos una vez — la respuesta fluyó de sus labios — Supe que Jin me gustaba, cuando su presencia me era necesaria a cada instante, cuando su sonrisa iluminaba mi día, cuando sentía la necesidad de llenarlo de regalos, de verle feliz. Lo sabes porque la sensación de hogar se instala en una parte profunda de tu pecho.

Yoongi no hizo más que hacer una O con sus labios para luego cerrar su boca, levantarse despedirse con un sencillo gracias y salir corriendo.