CAPÍTULO 23: KURT...

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CAPÍTULO 23: KURT...

Kurt y Blaine entraban en casa del primero. Después de lo ocurrido en la casa de los Gilbert, el segundo necesitaba desahogarse. Subieron rápidamente a su habitación y el moreno se abrazó a su amigo, descargando todos los sentimientos que había contenido desde que se enteró de la decisión de Rachel. Los dos estaban allí, en la habitación del castaño, en silencio. No hacían falta las palabras porque entre ellos nunca hicieron falta. Una sola mirada les decía más del otro que todo un discurso.

– ¿Estás mejor? – Quiso saber el ojiazul mientras limpiaba la última lágrima que caía por la mejilla del otro.

– Necesitaba hacer esto. – Se excusó el más bajo.

– Lo sé. Yo estoy aquí para cuando me necesites, sin juzgarte. – Aclaró el mayor.

Sin siquiera pensarlo, el ojimiel juntó sus labios con los de su amigo. Desde la tarde que se habían entregado al sexo no habían tenido un momento de tal intimidad. Habían quedado como amigos, pero en ese momento se dejaron llevar por la pasión. Sin pensarlo ni un sólo segundo se comenzaron a desvestir, hasta que quedaron desnudos.

Ese fue el momento en el que Blaine fue consciente de lo que quería, cuando Kurt se tumbó boca arriba sin ropa, listo para él. Quería estar así para el resto de su vida, pero no como algo pasajero y sin sentimientos, no como amigos que se acuestan. Lo quería como pareja.

Como estaban en la habitación del castaño, éste sacó un bote de lubricante. No era necesario preservativo porque sabían que ambos estaban sanos y confiaban en el otro. Al moreno comenzaron a temblarle las manos. Quería que esa noche fuera diferente, quería que fuera especial. Porque el que estaba con él era Kurt, su Kurt...

Por todo eso, comenzó dejando el lubricante a un lado de la cama y dejó besos dulces y suaves cerca de la oreja de su amante, porque en ese momento, en ese lugar, el ojiazul era el centro de su universo y nada más existía. En ese momento se dedicó al otro en cuerpo y alma, aunque eso le supusiera más dolor y más problemas. No sabía que era correspondido y pensaba que estaba perdiendo todo al mostrarse aun más transparente de lo que había sido durante toda su amistad con el más alto. Pero en ese momento lo necesitaba, en un intento desesperado de sentirse realmente amado. Con Sebastian todo había sido diferente, lo había amado pero no de esa manera. A Kurt lo necesitaba, porque Kurt era todo para él.

Abandonó su cuello y bajó a su pecho. Se dedicó unos minutos para saborear la piel del castaño, dejando que su lengua dibujara un camino de saliva que bajaba directamente a uno de los pezones y lo atrapó entre sus labios. El ojiazul emitió un gemido que para Blaine sonó a música celestial. Le encantaba que sus sentidos percibieran la excitación y el placer del otro porque así es el amor, le importaba más que el otro disfrutara que su propio deseo. Porque la persona que estaba con el moreno no era ninguno de sus anteriores amantes, porque era Kurt...

Cuando estuvo satisfecho, se desplazó al otro pezón, repitiendo los gestos ya hechos anteriormente. Amaba a Kurt tanto que no tenía ninguna prisa.

– Blaine... Ah... por favor... Acelera... Ah... un poco...

– Tus deseos son órdenes...

El ojimiel bajó por los abdominales del chico del que se había enamorado. Iba dejando pequeños mordiscos, besos y caricias con su lengua por el camino. Cuando llegó a la altura del miembro del castaño, lo introdujo dentro de su boca. Comenzó a moverse para provocar más placer en Kurt. El castaño no aguantó mucho antes de llegar al orgasmo. Anderson se incorporó un poco y subió hasta que juntó sus labios con los del más alto. El beso era pasional, produciendo una lucha entre los dos por el dominio. El menor comenzó a mover sus caderas, produciendo fricción entre su miembro y la pierna del ojiazul. Volvió al cuello del joven y después de un rato notó que volvía a estar excitado. Sin pensarlo dos veces, untó su mano con lubricante y comenzó a acariciar el miembro del mayor.

– Blaine... ¿Qué...? – Pero no pudo decir nada más porque el moreno se introdujo el miembro de Hummel dentro de él.

– Kurt... – Anderson era incapaz de decir nada. No podía creer lo que sentía. Era como si por primera vez en su vida estuviera lleno, como si hubiera encontrado la pieza que le faltaba, como si estuviera hecho para Kurt. Empezó a elevarse un poco y volvió a dejarse caer, muy despacio. El castaño movía las caderas buscando entrar más. Aguantaron ese ritmo unos pocos minutos, hasta que ya no pudieron más y aceleraron. Los gemidos inundaron la habitación, acompañados de gritos de placer, palabras incoherentes y sus nombres susurrados. Llegó un momento en el que los movimientos eran duros, rápidos y pasionales. El ojiazul iba a sujetar el miembro del moreno para masturbarlo, pero éste se lo impidió.

– No... lo... necesito. – Dijo entre jadeos.

Tres sacudidas más y el menor llegó al orgasmo. Poco después lo acompañó el castaño.

Después de unos minutos tumbados sobre la cama, ambos se dirigieron a la ducha. Se enjabonaron juntos, acariciándose hasta que volvieron a excitarse. Kurt se apoyó en la pared, dándole la espalda a Blaine y éste entró dentro de él. Volvieron a dejarse llevar por la pasión.

Volvieron a la habitación, se pusieron sólo la ropa interior y se tumbaron. Otra vez evitaban mirarse, aunque se cogieron de la mano, como días antes, tras su primera vez juntos.

– Kurt... ¿Qué somos? – Interrogó el moreno.

– Amigos...

– Los amigos no tienen sexo y nosotros ya lo hemos tenido dos veces.

– No lo sé...

– Kurt, yo...

– No digas nada.

– Necesito decirlo.

– Yo no sé si estoy preparado para oírlo

No lo sabían, pero no hablaban de lo mismo. El castaño estaba pensando que el ojimiel le pediría que fueran sólo amantes o que se alejaran para que pudiera ser feliz con otro, como por ejemplo Sebastian. Sin embargo, el otro pensaba que el ojiazul le suplicaba que no le dijera que lo amaba para no tener que rechazarlo.

– Kurt, yo...

Brown Vs Blue (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora