EPÍLOGO

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EPÍLOGO

Blaine se despertó gritando, empapado en sudor, como todas las noches desde hacía seis meses. Kurt estaba a su lado y se acomodó para poder abrazarlo con fuerza.

– Tranquilo amor, ya pasó. – El castaño dejaba besos en el pelo de su novio.

El ojimiel había estado reviviendo una y otra vez los peores momentos del día de la batalla. Eso, junto a todas las obligaciones como líder del cambio habían afectado a su vida. Las ojeras eran visibles y lo único que le reconfortaba era estar junto a su novio. El moreno recurría a él cada vez que se sentía agobiado o triste, porque siempre fue él su apoyo y su consejero.

Por su parte, el ojiazul se aferraba a su pareja. Sabía que tenía mucha presión y que había pasado por momentos malos. Hummel había estado muy deprimido por las secuelas sufridas por la bala, pero Anderson estuvo tan pendiente de él y le demostró tanto amor. No pudo hacer otra cosa que mirar al futuro y esforzarse por llevar una vida lo más normal posible. No podía negar que el joven que estaba entre sus brazos había sido fundamental en su recuperación y en la aceptación de su nueva situación.

Cuando Blaine se tranquilizó, Kurt miró su reloj. Eran las siete de la mañana, aun era pronto para levantarse y tampoco podrían volver a dormir. Levantó el rostro del moreno y juntó sus labios con los del ojimiel en un beso dulce que pronto se tornó pasional. No tardaron mucho en dejarse llevar por la lujuria y el amor. A pesar de todo lo ocurrido, el castaño era capaz de sentir placer y eso era algo que hizo feliz a Anderson. No tanto por ser capaz de intimar y tener sexo con Hummel, era más por saberse capaz de seguir dándole placer al chico que lo había enamorado.

Ambos se bañaron juntos y se prepararon para un día difícil. Por primera vez en décadas, se votaba en unas elecciones democráticas en las que tanto Blues, Green como Browns podían votar y que la importancia de sus votos fuera la misma. Les apenaba que muchos de ellos no lo fueran a ver, pero Santana, Puck, Jake, Sebastian, Finn, Cooper, Kitty, Mike, Elliot, Tina, Quinn y el señor Gilbert estarían orgullosos de todo lo que habían conseguido.

Ryder y Marley se juntaron con ellos en la sala principal del palacio presidencial. Toda la familia Anderson vivía allí y, salvo que, contra todos los pronósticos, no fuera elegido presidente, seguirían así por mucho tiempo. Rachel bajó con Devon, que ya tenía 7 meses y que sentía pasión por su tío Blaine.

Jesse llegó para acompañar a la familia a votar. Su relación con todos había mejorado, sobre todo con la joven. Los dos se habían acercado mucho y, aunque la chica no olvidaba a Finn, parecía que volvía a sonreír.

Una vez se encontraron en el colegio electoral, los reporteros tomaron fotos de toda la familia. Kurt acariciaba la mano de su novio para intentar tranquilizarlo. Los nervios estaban presentes en todos.

Sam y Mercedes se unieron a ellos. A pesar de que el rubio extrañaba mucho a Quinn, había comenzado una relación con la Brown. Pero algo que había cambiado mucho era la relación del ojiverde con Blaine. Ya no eran simples conocidos que apenas habían pasado tiempo juntos. En ese momento, eran íntimos amigos. St James, Evans y los hermanos Anderson estaban muy unidos y los cuatro eran el pilar del gobierno del cambio.

El día de votaciones fue pacífico y tranquilo en todo el país, reflejando las ganas de cambio que tenían todos. Sin embargo, Blaine estaba de los nervios. Su futuro y el de las personas que amaba estaba en juego. ¿Qué sería de ellos si no ganaba? Artie ya no estaba y no confiaba en que su futuro estuviera protegido, por mucho que todos le aseguraran lo contrario. Si fuera él solo, no le importaría. Podría trabajar, podría esforzarse... Pero Rachel debía encargarse de su hijo y Kurt todavía no podía hacer mucho porque no se había acostumbrado del todo a su nueva situación.

Ryder llegó con Marley, ambos sonrientes y Brown abrazó a su hermano.

– Hemos ganado. ¡Lo conseguimos! – El castaño levantó al nuevo presidente.

En cuanto se libró del abrazo del menor, se sentó sobre las piernas de Kurt y lo besó. Se abrazaron y besaron intensamente, felices y con lágrimas en los ojos. Habían luchado tanto por eso, que al haberlo conseguido se sentían aliviados.

Las cosas no habían hecho más que empezar, Blaine tendría que luchar por su futuro, el de su familia y el de su país, pero no lo haría solo. A su lado estaban sus hermanos, más unidos que nunca. Ryder sería su mano derecha durante su gobierno y Rachel se ocuparía de su bebé hasta que pudiera tomar posesión de su cargo como ministra de la igualdad, encargada de que no se volvieran a repetir situaciones propias de la falta de libertad de la etapa anterior. Kurt estaría con él y lo apoyaría, siendo su remanso de paz y tranquilidad, la mejor medicina anti estrés. Jesse y Sam estuvieron con Anderson en el gobierno, haciendo que fuera más fuerte, ya que tenía representaciones de todas las antiguas clases sociales.

Pero una cosa estaba clara, el futuro sería mejor de lo que ninguno de ellos había soñado... Porque eran libres e iguales...

Brown Vs Blue (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora