CAPÍTULO 17: ADIOS A MIS SUEÑOS

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CAPÍTULO 17: ADIOS A MIS SUEÑOS

El tiempo pasaba y poco a poco Blaine se iba integrando en la vida de los Blues. Jesse y él habían comenzado una relación parecida a la amistad, aunque para el moreno respondía más a las necesidades de su plan que porque realmente le agradara el chico. No es que fuera mala persona, pero tenía la prepotencia y el ego de alguien que lo tiene todo en la vida y nunca ha necesitado nada.

Una mañana, el ojimiel y los Gilbert estaban desayunando, mes y medio después del accidente de la fábrica. Finn entró al comedor donde se encontraba la familia. Debía comportarse de manera formal para que el resto de trabajadores de la finca no sospechase de Blaine, porque cualquiera podía delatarlos.

– Señores, disculpen que los interrumpa. – Dijo Hudson.

– ¿Ocurre algo? – Quiso saber el padre de la familia.

– Es Rachel, señor... – Anderson levantó la vista inmediatamente.

– ¿Está bien? – Preguntó alarmada la señora de la casa.

– Lleva varios días enferma. – El más alto evitaba la mirada de todos, especialmente de su amigo. Sabía que éste le reclamaría por no haber cuidado de su hermana, pero la joven no quería preocupar a nadie con su malestar. Pensaba que se le pasaría solo. Sin embargo, los días pasaban y la cosa seguía igual, por lo que su novio decidió avisar.

– ¿Varios... días? – Blaine susurró deseando estampar al chico contra la pared y pedirle explicaciones de por qué el no sabía nada. Sin embargo, había algo que le corría más prisa. Necesitaba ver a su hermana y asegurarse de que estaba bien. Empezó a pensar que a partir de ese momento, él y sólo él se encargaría de su cuidado.

– Iré a por mi maletín, espero que no sea nada grave y poder atenderla aquí. Blaine, Cooper, Elliot... ¿Me ayudáis? – Dijo el doctor.

Los cuatro hombres se levantaron de la mesa, recogieron el instrumental que el médico tenía en la casa y fueron a la zona donde vivían los trabajadores de la finca. La joven Anderson estaba tumbada en la cama. Su hermano rápidamente se sentó a su lado y comenzó a acariciar el pelo de la joven.

– ¿Cómo te encuentras? – Quiso saber el mayor.

– Estoy bien, Finn exagera. – Protestó ella. El señor Gilbert comenzó a examinarla, haciéndole preguntas a la chica sobre sus síntomas. Después de un rato hablando, extrajo una muestra de sangre.

– Llevaré esto a analizar, necesito confirmar mi diagnóstico.

– ¿Qué cree que tiene? – Preguntó Blaine que no se había separado de la menor en ningún momento y seguía demostrándole su cariño con caricias.

– Creo que está embarazada. – Dijo el doctor.

Los dos Anderson que estaban allí se miraron. El ojimiel no permitió que su cara reflejase sus sentimientos. Sabía que Hudson no había obligado a la joven a nada y sabía que ella no estaba preparada para tener relaciones, por lo que quedaba claro que el padre de ese bebé era quien abusó de ella. La menor comenzó a llorar y se abrazó a su hermano, que la recibió entre sus brazos. Finn decidió salir de allí, estaba tan furioso que no quería asustar a su novia. Se dirigió al jardín y comenzó a patear todos los objetos que había por el suelo. La ira y las ganas de venganza se apoderaron de él.

Dos días después, los análisis confirmaron el diagnóstico. Cuando fueron informados, todos los miembros de la familia Anderson se derrumbaron... Bueno, todos menos Blaine. Podía estar muriéndose por dentro, pero no lo demostraría. Abrazó a su hermana, consolándola. Sabía que eso era el final de todas las esperanzas de la joven. Ya no podría seguir estudiando, tenía que comenzar una nueva vida... Y rezar para que el niño no fuera un Blue y se lo quitaran. Había otro interrogante. ¿Qué haría Finn? Claramente no era el padre del bebé y no tenía ninguna obligación con la chica.

Llegaron a la casa después de ser informados y de recibir todo el apoyo de los Gilbert y de los Rose. Nada más entrar, Hudson dejó su trabajo con la excusa de hablar con su jefe y se acercó a ellos. Cuando recibió la noticia simplemente abrazó a su novia y le prometió que estaría a su lado pasara lo que pasase. Esa noche, el más alto le comunicó al mayor de los Anderson que quería hablar con él y se reunieron en su lugar secreto, ese que utilizaba para ver a su familia y amigos sin temor a ser descubierto.

– Voy a pedirle a Rachel que se case conmigo... Si te parece bien, claro está. – Dijo Finn.

– ¿Me estás pidiendo permiso? No soy nadie para negarle la felicidad a mi hermana. – Respondió Blaine.

– Eres el cabeza de familia. Sólo quería saber que contaba con tu apoyo, no quiero hacer nada que no os parezca bien. – Informó el más alto.

Al día siguiente, el moreno se reunió con la joven Anderson, Ryder y su madre y fueron al lugar donde le había indicado su amigo. Allí los esperaba Hudson junto a su madre, claramente nervioso.

– Rachel, sé que las cosas ahora son difíciles, que no estás pasando tu mejor momento, que todo no está saliendo como tú quieres. Pero quiero que sepas que no estás sola, que yo estoy a tu lado. Ese bebé será mi hijo, porque es el hijo de la persona a la que amo. Mi corazón me dice que será un Brown, tan bonito como su madre y que lo criaremos nosotros en un hogar lleno de amor. – Finn se arrodilló ante ella, sacando un anillo y la joven tapó su boca con sus manos. El resto de sus familiares miraban la escena ilusionados y felices por la pareja. – Quiero hacer las cosas bien, por eso, Rachel Barbra Anderson, quiero saber si me harías el honor de ser mi esposa.

– Sí, claro que sí. – La joven comenzó a llorar emocionada mientras su prometido le ponía el anillo y la besaba.

Blaine llegó a la casa e informó a los Gilbert de la feliz noticia. Elliot fue corriendo a ver a su hermano y a su futura cuñada. Cooper se acercó y puso una mano sobre el hombro del más bajo.

– ¿Es una buena noticia? – Quiso saber el mayor.

– Sí. – Afirmó el Brown.

– Lo digo porque llevan poco tiempo juntos. – Comentó el ojiazul.

– Llevan enamorados más tiempo del que yo pueda recordar y, antes que novios fueron amigos... ¿Qué mejor cosa que casarte con la persona a la que amas, que es tu mejor amigo? – Respondió Anderson.

– En ese caso, debemos preparar una boda. – Intervino la señora Gilbert.

– No es necesario. Nosotros nos encargaremos de los preparativos. – Exclamó el más bajo.

– Las bodas son caras. – Dijo la mujer.

– Las bodas de los Blue son caras. Los Brown llevamos años casándonos a pesar de estar muriéndonos de hambre. – Matizó el ojimiel.

– Es la boda del hermano de mi hijo, yo quiero ayudar a organizarla. – La madre exclamó, guardándose para sí la otra parte de la oración que tenía en su cabeza y le decía que era también la boda de la hermana de su otro hijo. Una cosa comenzó a pasar por su mente... ¿Debía decirle a Cooper para que fuera él quien llevara a su hermana al altar? Blaine por su parte dejó de intentar pelear, en el tiempo que llevaba allí había aprendido que a la señora Gilbert no se le podía llevar la contraria.

Brown Vs Blue (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora