CAPÍTULO 24: TE AMO

523 37 6
                                    

CAPÍTULO 24: TE AMO

– Kurt... ¿Qué somos? – Interrogó el moreno.

– Amigos...

– Los amigos no tienen sexo y nosotros ya lo hemos tenido dos veces.

– No lo sé...

– Kurt, yo...

– No digas nada.

– Necesito decirlo.

– Yo no sé si estoy preparado para oírlo

No lo sabían, pero no hablaban de lo mismo. El castaño estaba pensando que el ojimiel le pediría que fueran sólo amantes o que se alejaran para que pudiera ser feliz con otro. Sin embargo, el otro pensaba que el ojiazul le suplicaba que no le dijera que lo amaba para no tener que rechazarlo.

– Kurt, yo...

– Blaine...

– Te amo. – El castaño se volvió para mirar al otro, pero el moreno seguía mirando al techo. Parecía nervioso. – Sé que no me correspondes, pero es lo que siento. Eres alguien muy especial en mi vida. Me apoyas y soy capaz de ser yo mismo a tu lado. No tengo que fingir fortaleza, no es necesario. Nunca pensé que sentiría algo parecido. No tiene nada que ver a lo que sentí por Sebastian. Eres un amor, dulce, alegre, divertido, generoso... Eres perfecto y yo sé que te mereces algo mejor que yo pero...

El discurso del ojimiel fue interrumpido por los labios del mayor, que se presionaban con fuerza contra los suyos mientras se acomodaba sobre él. El más bajo tardó en reaccionar, pero cuando lo hizo puso sus manos en la parte baja de la espalda del ojiazul y lo acercó aun más. El beso era tierno, pero ansioso. El más alto se separó por la falta de aire y apoyó su frente en la del menor mientras sus dedos jugueteaban con el débil bello del pecho del otro.

– Yo también te amo y ni se te ocurra volver a insinuar que me merezco algo mejor. – Las lágrimas de felicidad caían por las mejillas del castaño. El moreno las besó una a una.

– Entonces... ¿Puedo decir que soy el novio de Kurt Hummel?

– Claro. ¿Y yo puedo presumir de ser el novio de Blaine Anderson?

– Por supuesto.

Estuvieron tumbados, acariciándose, besándose, sonriéndose y mirándose durante mucho tiempo, aunque nunca sabrían cuanto exactamente. Fue Blaine el que rompió su intimidad, estirándose hasta alcanzar su móvil.

– En vez de que vayas a dormir en casa de los Gilbert hoy ¿Podemos quedarnos aquí a solas tú y yo? – Quiso saber el ojimiel.

– Claro. Tenemos tres días para nosotros hasta que vengan mis padres de su “segunda” luna de miel... – Dijo Kurt haciendo comillas con sus dedos cuando decía “segunda” porque realmente sus padres siempre buscaban excusas para sus escapadas románticas. Tras recibir esta respuesta, el menor comenzó a escribir algo en su teléfono. – ¿Qué haces?

– Aviso de que no me esperen esta noche, tal vez tú deberías hacer lo mismo.

El castaño asintió e hizo lo mismo que estaba haciendo el otro.

Quince minutos habían pasado y los dos seguían en la misma postura demostrándose su amor. En ese momento, el móvil del ojiazul sonó. Vio que la llamada era de Elliot.

– Responde, no quiero que se preocupen. – Dijo el moreno. El castaño se sentó en el borde de la cama y respondió a la llamada.

– ¿Qué pasa, Elliot? – Dijo Hummel.

– ¿Está contigo? – Preguntó la voz al otro lado del teléfono.

– Sí, está aquí. – El castaño se volvió y miró a su novio con dulzura y éste le sujetó la mano libre y le dio un beso en ella sacándole una sonrisa al más alto.

– ¿Cómo está?

– Bien, no os preocupéis.

– ¿Y tú como estás?

– ¿A qué viene esa pregunta?

– Sé que te gusta Blaine y pasar tanto tiempo con él a solas... Más después de lo que pasó en el bosque...

– Bueno... Podría decirse que se ha vuelto a repetir eso. – Kurt dijo coqueto mientras se tumbaba en el pecho de Blaine porque sentía que había estado alejado de él demasiado tiempo.

– ¡¿Qué?!

El ojiazul tapó el micrófono del teléfono y le preguntó a Anderson si podía decir lo que había pasado y el más bajo asintió con su cabeza.

– Nos hemos acostado juntos y se me ha declarado.

– ¡¿Qué?!

– Somos novios.

El silencio se hizo al otro lado de la línea, haciendo que el castaño pensara que había colgado.

– Eso es... No me lo esperaba... Pensaba que sus prejuicios retrasarían más todo... – Se notaba que Gilbert no estaba seguro de sus palabras.

– Una cosa, no se lo digáis a la familia de Blaine, quiero que sea él quien los informe.

– Claro... Supongo que no os veremos en tres días...

– Eso puedes darlo por seguro.

Ambos se despidieron y Kurt dejó su teléfono sobre la mesilla que estaba al lado de la cama.

– Gracias por pensar en mi familia. La verdad es que prefiero decírselo yo. – Dijo el moreno.

– Me lo imaginé. – Acordó el castaño.

– Ryder me va a matar... – Susurró el ojimiel.

– ¿Por qué? – Quiso saber el más alto.

– Porque puse muchas pegas a su relación con Marley.

– Pero al final la aceptaste.

El ojiazul juntó sus labios con los de su novio y se perdió en un beso pasional. El menor bajó sus manos por la espalda del otro hasta llegar al trasero del otro, que lo empezó a masajear por dentro del calzoncillo. El más alto movió sus caderas para que sus miembros se rozaran a través de las telas de su ropa interior. Los dos gimieron ante el contacto. Después de todo lo sucedido horas antes no podían creer que aun tuvieran ganas de más. Sin embargo, tenían la sensación de que nunca tendrían suficiente del otro. El beso aumentó de intensidad aunque parecía imposible hasta que Blaine lo frenó para hablar.

– No quiero tener sexo contigo otra vez. – Kurt se sorprendió mientras sentía como el aliento de su novio chocaba con sus labios y las manos de éste seguían acariciando su trasero. – Quiero hacer el amor, quiero que notes la diferencia.

– Blaine, creo que ya hemos hecho el amor dos veces. Aunque nos empeñáramos en negarlo, sentíamos más que amistad.

– Eres especial. Te mereces algo especial.

– Tú eres ese algo especial.

El castaño volvió a besarlo y bajó por el cuello de su amante. Mientras se desplazaba por su pecho iba moviendo el calzoncillo del otro, ansioso por dejarlo completamente desnudo. Cuando consiguió su objetivo, se metió el miembro del moreno en su boca y comenzó ha darle placer. Los gemidos no se hicieron esperar, hasta que finalmente el ojimiel llegó al orgasmo. El más alto se quitó la ropa interior y, sin previo aviso, entró dentro de su pareja, de un empujón rápido. Ambos emitieron gritos de placer. Después de un rato, el mayor comenzó con sus estocadas, mientras besaba y acariciaba al joven que había conquistado su corazón. Sujetó el miembro del más bajo, que volvía a estar excitado, y comenzó a masturbarlo siguiendo el ritmo de los movimientos de sus caderas. Ambos llegaron al orgasmo a la vez, en un momento mágico y muy difícil de repetir. No volvieron a ducharse ni a vestirse, ya no había necesidad. No les importaba que estuvieran sucios y sudados, no les importaba que la habitación oliera a sexo, no les importaba nada porque ese era su momento, esa era su vida y eso era lo que deseaban. Nadie podría estropearlo... ¿O si?

Brown Vs Blue (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora