CAPÍTULO 25: LA BODA

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CAPÍTULO 25: LA BODA

Después de pasar tres días en casa de Kurt... O mejor dicho, en la cama de Kurt, Blaine volvió a casa de los Gilbert. Su sonrisa reflejaba sus sentimientos en ese momento. Lo primero que hizo fue hablar con su madre por teléfono, para comunicarle la noticia de que tenía novio. Como era de esperar, la mujer se alegró mucho por su hijo, ya que sólo quería que fuese feliz. Después de eso, llamó a Ryder para que fuera allí ya que a él se lo tenía que decir en persona. Buscó a Rachel y la llevó a su habitación, donde media hora después entraba el castaño.

– Tengo algo que contaros. Kurt y yo estamos juntos. – Dijo el mayor. La chica abrazó a su hermano mientras emitía un grito que reflejaba su felicidad. Cuando la joven lo soltó, miró al menor.

– Después de todo lo que me dijiste sobre lo mío con Marley... ¿Qué debo pensar? – Preguntó Ryder.

– Lo sé. Pero no puedo controlar lo que siente mi corazón... A mi favor diré que pienso cambiar las cosas. Mi objetivo es que se elimine la prohibición de las relaciones entre personas de diferente clase, los secuestros de niños y las violaciones.

– Hay más cosas que deben cambiar... – Susurró la más baja muy seria.

– Lo sé, pero tengo mis prioridades. Quiero asegurarme de que mi sobrino se cría con su madre. – El mayor acaricia suavemente la tripa de su hermana. – Que el enano y yo somos felices con nuestras parejas...

– Blaine, me alegro de que seas feliz... Además, es amigo de Marley, por lo que no puedo pedir nada más... Pero tu oposición no fue por la prohibición. Me preguntaste si mi novia estaba dispuesta a vivir mi vida... ¿Está Kurt dispuesto a vivir la tuya? ¿Podrá vivir en la pobreza? ¿Podrás privarle de sus privilegios?

El mayor se tensó. Sabía que eso era cierto y no había pensado en ello, pero en esos momentos, su amor por el Blue y su felicidad por saber que era correspondido era mayor que nada.

– Digamos que ahora entiendo el motivo que te llevó a enfrentarte a mí.

– Amas a Kurt más de lo que amaste a Sebastian, ¿verdad? – Rachel hizo la pregunta sin saber que la respuesta para su hermano era clara.

– Mucho más, es tan diferente... – El mayor susurró.

– Supongo que no hablarás solo del sexo. – El castaño insinuó. El moreno rió.

– A parte de eso, con él me he podido mostrar tal cual soy.

La chica lo golpeó con un cojín de la cama. El mayor se lo arrebató y la golpeó repetidas veces con él. Ryder quiso defender a su hermana y cogió otro cojín. Antes de que se dieran cuenta, los tres estaban con sus cuerpos enredados, golpeándose con cualquier objeto mullido que pudieron encontrar, riendo muy alto y divirtiéndose. La señora Anderson se asomó a la habitación. Tras la noticia que le había dado su hijo, quiso verlo. En ese momento la mujer no pudo hacer nada más que sonreír. Con todo lo que había pasado, hacía mucho tiempo que no veía a sus hijos de esa manera. Parecían felices, aunque algo le decía que no era sólo apariencia. Se unió a su familia en las risas y los juegos porque pensó que, a pesar de todo, debían atesorar esos momentos porque por su experiencia sabía que no siempre se producían. Y no sabía lo acertada que estaba, pronto las cosas cambiarían y esa imagen sería imposible de repetir...

***

La boda de Rachel llegó y todos los Anderson y Hudson estaban muy felices por la pareja. Al final Blaine cedió para que Cooper llevara a su hermana al altar con una condición, ser él el padrino del primero de sus hijos. El ojimiel nunca lo confesaría, pero quería estar con Kurt por lo que no le importaba presenciar la ceremonia desde los bancos, junto al amor de su vida y su hermano Ryder que observaba embelesado a una preciosa dama de honor Marley, acompañada por Mercedes y Santana. Las tres llevaban el mismo vestido rosa cuya falda llegaba a las rodillas y con tirante atado al cuello. Finn estaba esperando junto a su padrino, Elliot. La novia apareció dejando a Hudson boquiabierto. El vestido había quedado espectacular, con un escote palabra de honor y el cuerpo ajustado marcando sus curvas, haciéndola lucir muy femenina. La falda caía recta, sin mucho vuelo o volumen. Era sencillo, elegante y realmente favorecedor. Lo acompañaba con zapatos de salón blanco, un recogido informal y un velo que caía por su espalda. La ceremonia fue emotiva y luego se fueron a casa de los Hudson, donde tomaron algo para comer. No eran muchos invitados, sólo los amigos más cercanos y las familias. Brindaron con vino porque no podían permitirse comprar champán. La novia tuvo que hacerlo con zumo de uva, ya que no podía beber nada con alcohol. Todo fue muy sencillo, como correspondía a una boda de Browns.

Blaine sujetó la mano de Kurt y lo arrastró fuera para estar con él a solas. En el momento que perdieron de vista a toda su familia, juntaron sus labios. Necesitaban besarse, necesitaban sentirse. Estuvieron un rato disfrutando el uno del otro, hasta que el moreno juntó sus frentes y se quedó mirándolo fijamente.

– No me gusta mucho esta situación. Odio que lleves lentillas. Tus ojos son preciosos. – Dijo el Brown.

– A mí sí me gusta, así puedo disfrutar de los tuyos... – El castaño acarició la cara de su novio, cerca de sus ojos.

Volvieron a besarse hasta quedarse sin aire, entonces se separaron jadeando.

– No me puedo resistir a ti. – El ojimiel susurró al oído de su pareja, provocando que éste sintiera escalofríos y toda su piel se erizara.

– Nadie ha dicho que debas hacerlo. – Comentó el Blue.

Sus labios volvieron a juntarse una vez más.

– Parejita... Tal vez queráis entrar, va a empezar el baile. – Puck dijo con una sonrisa al ver la escena. Debía reconocer que nunca había visto a su amigo tan feliz. Y todo era por el castaño.

Los dos enamorados entraron. Finn y Rachel disfrutaron de su primer baile como casados. Luego Cooper y la señora Hudson bailaron con ellos. Después Elliot y la señora Anderson también se unieron al baile. El ojimiel agarró a su novio y lo arrastró a la pista. Los hermanos Gilbert se apartaron para poder hablar, aunque no perdían a la pareja de vista.

– Querías que Kurt fuera tu cuñado y parece que así será. – Dijo el menor.

– Pero parece que me equivoqué de hermano. – Añadió el mayor.

– ¿Te gusta que estén juntos?

– ¿A quién no le gustaría? ¿Has visto lo felices que son?

– Te entiendo. Yo también me alegro por Kurt, se merece ser feliz.

– En mi caso me alegro también por Blaine, merece que le pase algo bueno en su vida.

La pregunta era... ¿Cuanto duraría esa felicidad?

Brown Vs Blue (Klaine boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora