Dicen que la vida siempre es justa, que nunca va a ir todo bien o todo mal, que todo siempre se iguala y por eso tenía miedo, llevaba demasiado tiempo siendo feliz y presentía que algo malo pasaría.
Las clases habían acabado por hoy y decidí ir a dar una vuelta, desde hace tres meses papá llega muchísimo más tarde de lo normal y como mamá aún sigue en Japón, podía hacer lo que me diera la gana.
Llegué a casa y después de cambiarme a una ropa más cómoda fui al apartamento de Taeyong para ver cómo estaba.
Aún era un poco raro saber que era mi hermano, pero ambos sentíamos como si nunca nos hubieran separado.
-Tae, ¿qué tal? ¿Te sientes mejor?
-Bueno, la fiebre ya se me ha pasado así pero aún me duele un poco la cabeza.
Me daba pena verlo así, estaba muy pálido, así que le traje más sopa y un té que siempre funcionaba como remedio casero.
Estuvimos hablando un rato y cuando se quedó dormido ya tenía vía libre para irme.
Cogí el bus y después de andar un rato llegué al sitio donde quería estar, saqué mi manta y me tumbé en el suelo.
Estaba en la orilla de un pequeño riachuelo, mamá no me llevaba allí desde hace bastantes años, así que como la echaba de menos, decidí ir allí.
Podía oír el sonido del agua y de los pájaros y era tan relájate que me quedé dormida. Cuando me desperté, ya era bastante tarde, supuse que mi padre aún no había llegado a casa, así que no me di mucha prisa.
Mientras caminaba a casa vi a mi padre, y me acerqué para acompañarle, pero me detuve cuando vi que estaba con alguien más, estaba con la vecina de al lado, la señora Im. Me iba a acercar a saludar cuando vi que mi padre besaba a aquella mujer. No me lo podía creer.
Mis ojos se llenaron de lágrimas pero hice todo lo posible para que no salieran, quería pensar que no era cierto, pero lo había visto. Por eso llegaba tan tarde. Quería irme, pero mi ira era demasiada, me sentía traicionada y dolida. ¿Cómo podía hacer eso?
A veces el sentido común no es suficiente para pararte los pies, y eso fue lo que me pasó. En vez de irme, me acerqué a ellos, mi padre me vio y vi su cara de vergüenza. Cuando llegué a su lado oí como me hablaba.
-Youngmi, puedo explicarlo.
No le dejé hacerlo. No sé cómo lo hice, pero agarré a la chica del brazo y la tiré al suelo. Quería que sintieran mi dolor o al menos algo parecido, quería que sintieran que tan miserable me sentía en ese momento y si tanto le importaba a mi padre esa señora bastaba con hacer eso para que mi padre se sintiera dolido. La ayudó a levantarse y eso me enfadó aún más. Le preocupaba más ella que yo. Y yo soy su hija.
Iba a volver a hacer lo mismo, cuando alguien agarró mi brazo y me atrajo hacia sí.
No necesité darme la vuelta para saber quién era.
-Jisung, vete. Esto no es asunto tuyo. -susurré.
-Cierto, no tiene nada que ver conmigo. Pero tú sí, tranquilízate.
-Suéltame- No lo hizo- ¡HE DICHO QUE ME SUELTES!- grité y tras darme un pequeño apretón en la mano, me soltó y se alejó un poco.
No debería descargar mi ira sobre él, no había hecho nada malo y sin embargo, lo hice.
Le miré pensando si debería irme con él antes de hacer algo mal pero mi mente se nubló cuando recordé lo te estaba pasando, así que miré a mi padre y le encaré.

ESTÁS LEYENDO
PUEDO AYUDARTE- P.JISUNG
Fiksi PenggemarRa Young Mi: Chica normal. Vida normal hasta que en pieza a juntarse con Park Jisung, entonces se vuelve una vida demasiado dramática para ella. Park Ji Sung: Chico normal. Vida, bueno, Se podría decir que normal A pesar de conocerse desde hace año...