023

638 51 9
                                    

Sinceramente, no sé qué habría hecho sin mis amigos. Jisoo y Sunhee me distraían siempre que podían y a parte, me había hecho más cercana al grupo de amigos de Renjun.

La relación entre Jisung y Hyerin cada vez parecía más seria, ya no parecía cosa del contrato, en verdad se gustaban mutuamente.

-Renjun. -susurré.

-¿Qué quieres?

-Darte las gracias.

-¿Por qué?

-Por todo. Por ser mi amigo, por estar conmigo. No sé. Simplemente quería hacerlo.

-Ahh pues... de nada. Además, ahora ya no estás tan afectada por lo de...

-Como sigan hablando se quedan castigados ¿entendido? -Nos regañó el profesor.

-Sí -dijimos al unísono.

Esperamos a que se diera la vuelta y continuamos hablando.

-No, ya no me afecta casi nada. En serio, la feria de hace 2 semanas me hizo desahogarme tanto con Haechan y contigo que ahora me siento mucho mejor. Y obviamente tú me has escuchado mucho otras veces, ves, otra razón para darte las gracias. Siempre me escuchas, hasta cuando son tonterías.

-No olvidemos que en la feria también vivimos el Marksoo, en serio, descubrirlo fue tan impactante. Y encima llevaban saliendo mes y medio.

-¿Les visteis? ¿Y no me lo has dicho hasta hoy? -susurré indignada- Me siento traicionada.

-¿No te lo conté? Pero si se lo dije a todos. Ahh, ya me acuerdo, lo dije el día que te enfermaste.

-Wow.

-Renjun, Youngmi, como os oiga una vez más os prometo que os quedáis castigados una semana entera -dijo el profesor mientras escribía en la pizarra y el resto de la clase se giraba a mirarnos- Y los demás, daos la vuelta y prestad atención.

Este hombre tiene ojos en la nuca y cuatro oídos como mínimo. Es como un súper poder.

En la mesa del comedor estábamos Renjun, Mark, Jeno y yo hablando de tonterías, como siempre.

-Y así fue como acabé vestido de princesa en el cumpleaños de mi hermana pequeña-finalizó lleno de contar su historia- ¿Alguien tiene alguna historia peor o más avergonzante? Recordad que hay 4 piruletas en juego.

Somos así, apostamos por todo. La semana pasada apostamos por quien se pasaba más tiempo en el comedor con un entrecejo pintado en la cara. Obviamente ganó Haechan, ese chico tiene un don especial para no tener vergüenza por nada.

-Yo creo que lo tengo -dijo Mark- Ganaré esas piruletas.

-¿Para qué? ¿Para regalárselas a Jisoo? -preguntó Renjun levantando las cejas y Mark se sonrojó.

-No. -dijo sin convencernos y como le miramos muy intensamente, decidió empezar a contarnos su historia- Esto ocurrió cuando recién me mudé a Toronto, en mi primer día en el internado. Estaba perdido en el sitio ese entonces me acerqué a una señora y le pregunté donde estaban los dormitorios pero era una madre de algún alumno así que no lo sabía.

-¿Eso es todo? -pregunté.

-No lo supera, Mark -dijo Jeno.

-No me habéis dejado acabar. -se quejó- Bueno, como decía, después de alejarme de esa señora fui a buscar los dormitorios y empecé a andar buscando las habitaciones. Por el camino solo veía chicas que me miraban extrañadas, pero mi mente inocente no pensó nada extraño. Llegué a una habitación que tenía el número de mi habitación, así que entré, me tumbé en una cama que había libre y me quedé dormido porque estaba cansado. Cuando me desperté estaba atado a un palo con un montón de chicas mirándome como si fuera un asesino en serie, me dejaron toda la noche atado en ese palo y al día siguiente me enteré que me había equivocado de sitio. El internado al que debía ir era el que estaba en frente y yo me había metido en uno solo para chicas.

Su historia no fue tan buena como la de Jeno pero nos reímos por pena, lo cual hizo que nos riéramos de verdad porque nuestras risas eran demasiado falsas. Las piruletas se las dimos a Mark porque él y Jisoo eran muy lindos juntos.

Seguimos hablando de diversas tonterías y cada vez nos reíamos más alto hasta que dos bandejas se pusieron en la mesa. La primera fue la de Haechan así que no le tomamos importancia y seguimos riéndonos, pero la segunda fue la de Jisung que había venido con Donghyuck, ahí fue cuando dejamos de reírnos de golpe. Le miré y vi su cara, estaba triste, comimos en silencio hasta que acabó de comer y se fue. Entonces empezaron a hablar lo cual me pareció muy mal por su parte pero yo había hecho lo mismo.

Acabé de comer y me levanté.

-¿A dónde vas Young? -me preguntó Sunhee.

-Al baño, ahora vuelvo. -mentí.

Salí rápidamente del comedor y como aún quedaban 20 minutos, decidí buscarle. Tardé muy poco en encontrarle sentado en las escaleras, estaba con la cabeza apoyada en sus manos y los codos clavándosele en las rodillas. Me senté al lado de la pared y empezó a hablar.

-Soy un estúpido ¿verdad? -preguntó y al no obtener ninguna respuesta siguió hablando. -Lo siento mucho, no sé que me pasa últimamente, simplemente es como si no pudiera controlarme cuando estoy con la chica que me gusta y acabo haciendo estupideces.

Auch, eso dolió.

-¿Por qué soy así? Youngmi, -levantó su cabeza y me miró- ya sé por qué soy así. ¿Y tú?

-¿Cómo sabías que era yo?

-Solo tú te habrías preocupado lo suficiente como para buscarme. Ahora, ¿sabes por qué soy así de estúpido?

-No, no lo sé y tampoco eres estúpido.

-Sí que lo soy, ahora ni siquiera me junto con vosotros. Yo... creo que mejor me voy. Estáis bien sin mí, en verdad yo nunca fui nadie muy importante en el grupo. -se levantó e intentó irse, pero le cogí de la manga y paró.

-¿Cómo que no eras importante? Somos un grupo de amigos, no hay nadie ni más importante ni menos importante, no hay líderes ni tampoco nadie prescindible, somos amigos, todos somos iguales. Y sí, has sido un estúpido por dejarnos de lado. -Se sentó a mi lado, quería pegarme más a la pared pero no podía así que decidí seguir hablando.- Somos tus amigos, se supone que estaremos juntos para ayudarnos unos a otros, como crees que nos sentimos cuando dejaste de venir, como crees que nos sentimos cuando supimos que nos dejaste de lado por Hyerin.

-Ella no es tan mala como decís...

-Lo dirás por ti, ella no te odia. Además, tus amigos se acostumbraron a que yo y mis amigas nos juntáramos con vosotros y ahora tú te vas. ¿Cómo crees que se sienten?

-¿Cómo te sientes tú? -me preguntó acercándose aún más.

Este chico siempre me sorprendía, cuando no le conoces y él no te conoce a ti es muy tímido, pero en cuanto toma confianza puede llegar a ser muy... atrevido.

-¿Yo? Estoy bien, hace sol y corre un poco de brisa.

-Sabes a lo que me refiero.

-Contéstame y te contesto.

-Vale. -sonreí victoriosa y esperé su respuesta- Pero antes una cosa, ¿has venido por ellos o por ti?

-He venido por ti. Te vi mientras comíamos.

-O sea que me estabas mirando.

-No malinterpretes lo que te he dicho. Te vi y estabas triste, así que me dio curiosidad saber que pasaba.

-¿Alguna vez te has sentido fuera de lugar en tu casa?

-No, ¿por?

-Porque eso es exactamente lo que sentí. Yo no soy alguien cercano con mis padres así que ellos son como mi familia. Antes de que yo llegara estabais riendo y cuando yo llegué ni hablasteis, apenas se os oía emitir ningún ruido, no es que estuviera triste por la situación, sino el como llegué a esa situación, no sentirse bienvenido por la gente a la que quieres no es bonito, por eso cuando no hablabas me sentí aún peor. -Pareció darse cuenta de algo y dejó de hablar- Olvida eso último.

-¿Por qué? -no me di cuenta de que había dicho algo extraño así que simplemente fingí saberlo para ver si lo repetía.

-Por nada. Debería irme, tengo que preguntarle algo a un profesor.

-Te acompaño -dije demasiado rápido, se sorprendió y sonrió así que traté de remendar mi error- Somos amigos para algo ¿no?

PUEDO AYUDARTE- P.JISUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora