PUEDO AYUDARTE- P.JISUNG

006

Cuando llegué a clase vi a Renjun con los ojos cerrados sobre su mesa y me acerqué a él tratando de hacer el menor ruido posible.

—¡Renjun! —grité en su oído.

Gritó mientras saltaba en su asiento y me dio una patada en la espinilla, como yo a él esa madrugada.

—¿A qué vino eso? —le pregunté mientras me acariciaba la pierna.

—Por 2 motivos, —dijo haciendo el número con los dedos— lo primero es porque me acabas de gritar en el oído y segundo por la patada que me diste en el parque.

—Ah. Me alteré bastante, lo siento muchísimo.

—Está en el pasado, tranquila. Veo que llevas mi chaqueta. —iba a decirle algo pero me cortó hablando más alto que yo— No te quejes, es muy calentita. Y no, no hace falta que me des las gracias.

—Que modesto... —le dije a modo de burla y le di un leve golpe en el hombro.

Me senté a su lado porque la profesora de lengua acababa de llegar y comenzó a hablar.

—Buenos días.

Todos le respondimos con otro buenos días y empezó a explicar el proyecto del trimestre.

—Como sabéis si ya habéis estado aquí años anteriores, cada trimestre hacemos un proyecto, y si sois nuevos pues ya lo sabéis. Este mes haréis un proyecto por parejas, yo haré ahora mismo las parejas y luego explicaré en que consiste lo que tenéis que hacer.

Empezó a decir nombres y me desconecté hasta que oí el mío.

—Ra Youngmi, tú irás con... —miró los nombres de los alumnos y dijo el nombre de mi compañero— Mark Lee.

Miré a Mark y me sonrió.

Él y yo éramos amigos de la infancia aunque, como volvió por unos años a Canadá, perdimos el contacto y no lo volví a ver hasta este año. Espero que volvamos a llevarnos tan bien como antes.

La profesora continuó diciendo nombres hasta que no quedó nadie y se puso a explicar el proyecto.

—Este año los trabajos por mes van a ser algo especiales, la pareja que os ha tocado va a ser la misma lo que quede del año porque durante estos nueve meses de clase vais a escribir una historia, da igual el género siempre y cuando cumpla con los requisitos que ahora pondré en la pizarra. Cada mes me iréis entregando un capítulo y al final del curso tiene que quedar una historia escrita, puede ser cerrada o abierta y tiene que tener una buena gramática, estructura y una gran cantidad de recursos lingüísticos sin hacer que quede recargado. Cada capítulo excepto el primero tienen que tener mínimo diez páginas. ¿Entendido?

Todos respondimos con un sonoro sí y la profesora nos dejó el resto de la clase para planear lo que íbamos a hacer y copiar lo que escribía en la pizarra.

Me acerqué a la mesa de Mark mientras arrastraba mi silla y me senté delante suyo.

—Youngmi —dijo alargando la i— te he echado muchísimo de menos.

—¿En serio? —pregunté anonadada—  Wow, eso no es lo que me demostraste durante todos estos años cuando te llamé y no me cogías el teléfono. ¡Incluso llegué a hablar con tu madre!

—¿Hablaste con mi madre? —me preguntó con dificultad ya que no paraba de reírse.

—Sí, ¿por qué nunca se te ocurrió devolverme la llamada?

—Tengo una excusa. —dijo levantando las manos en señal de inocencia.

—¿Ah sí? Cuál.

—Mis padres me metieron en un internado porque quise estudiar en Toronto y como vivíamos en Vancouver y mis padres tenían un trabajo estable no quisieron mudarse. Además solo tenía el teléfono una vez a la semana para hablar con mis padres y nunca me dijeron que habías llamado.