Corro las yardas que me separan del círculo de jugadores con la respiración acelerada y el calor sofocando mi cuerpo. Me abro paso entre Dave y Shane para ver a Steve hincado sobre una rodilla y con una mano sobre el casco que descansa en el césped sintético.
Su expresión seria y concentrada me indica que está analizando la próxima jugada y su probabilidad de terminar en una anotación o en un total e irreversible fracaso.—Acabamos de anotar un touchdown, así que lo próximo es un extra point o una conversión de dos puntos. ¿Qué haremos, Timberg?—inquiere Larson, quien ocupa la posición de tackle ofensivo, mientras seca el sudor de su frente con el dorso de su mano. —¿Nos arriesgamos con lo segundo o vamos a lo seguro con lo primero?
—Estamos perdiendo, ir a lo seguro ya no es una opción—replica el mariscal con el ceño fruncido mientras se encoge de hombros. —Arriesgaremos como siempre. Saben que me gusta apostar todo o nada, muchachos—soy testigo de la forma en que varias sonrisas se originan tras los cascos de mis compañeros; la línea entre lo que puede perjudicarnos y lo que puede hacernos vencedores de la noche es muy delgada. Sin embargo, ellos no temen jugar con ella. Nunca lo hacen. —Quiero implementar la jugada que veníamos practicando con el viejo entrenador, y quiero que sea limpia, rápida y que deje a nuestros visitantes con la boca abierta.
—Y con otros orificios de sus cuerpos abiertos también—menea las cejas Shane.
—No vamos a hacerla, Steve—alzo la voz y cualquier murmullo dentro del círculo cesa. Los ojos incrédulos y curiosos de mis compañeros se clavan en mí en cuanto vuelvo a hablar tras el tenso e incómodo silencio. —La jugada conlleva que anote y sabes que no lo haré. Busca otra estrategia o úsame como intermediario entre el balón y otro jugador, sinceramente no me importa, pero no haré la conversión—la decisión y la advertencia se filtran a través de mis palabras e incitan a Timberg a ponerse de pie y enfrentarme.
—Durante todo el partido apostamos a jugar por el centro, y ahora que están descuidando los laterales es hora de cambiar la estrategia, Blake—replica con decisión. —Intenté mantenerte lejos de cualquier posibilidad de anotación durante todo el juego, pero ahora necesito que actúes de una vez. Eres nuestro receptor, acéptalo y comienza a hacerte cargo del puesto—mi mandíbula se aprieta en cuanto veo un brillo de demanda y poder en sus ojos.
—Sé que crees que estoy evadiendo mis responsabilidades como receptor, pero te equivocas—bajo la voz pero sé que nuestros compañeros pueden oírnos, que a pesar del escándalo proveniente de las tribunas son capaces de escuchar y decepcionarse con cada palabra que digo. —Soy el arma que puedes usar para evitar o avanzar en la contienda, pero no la que va a acabar con ella—recalco.
La simple idea de entrar en la zona de anotación me hace estremecer. Con ello los recuerdos empujan la puerta al final de mi mente donde, tras ella y sus capas de acero, se almacenan y acumulan mis memorias.
Ahora los ayeres impelan para salir, pero mientras tenga el control de mantenerlos tras la puerta lo haré. No quiero desobedecer a mi quarterback, pero si lo hago es porque mis motivos son tan suficientes como buenos.
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Extra point
Teen FictionSegundo libro de la serie #GoodBoys. En físico gracias a Nova Casa Editorial (este es un borrador). Enigmático, mínimamente insolente, juicioso, perspicaz, incorregiblemente malhumorado e increíblemente apuesto. Una pesadilla en el campo y una estre...