C26: Hasta pronto.

134K 17.2K 17.8K
                                    

—¿No pueden quedarse un rato más? —insisto aferrándome a Ben Hamilton—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿No pueden quedarse un rato más? —insisto aferrándome a Ben Hamilton—. Por favor.

—Aunque quisiéramos hacerlo no podríamos, ¿debo recordarte que se te ocurrió hacer una fiesta un jueves por la noche y que mañana nos tenemos que levantar a las siete para ir a trabajar? —inquiere Harriet ocultando su sonrisa tras la taza de café. Se negó a conducir sin cafeína en su sistema, así que todos los Jaguars vinieron a estacionar en nuestra cuadra y se han instalado en la sala de Akira y Mei Ling para tomar un café y compartir un rato de paz  —si esto es considerando paz—, antes de partir.

—¡A la mierda el trabajo! Sigamos de fiesta —chilla un achispado Gabe Hyland dejándose caer en el regazo de Malcom, quien lo observa con auténtico desagrado gracias al hedor a alcohol que emana—. Ya que el cumpleaños de Shane terminó podemos comenzar con la Gabeparty, ¡traigan el champagne! Es hora de que le enseñe a mi hijo una tradición familiar. —Claire rueda los ojos sentada junto a Beasley, y Ciro ríe al ver a su padre sin equilibrio, medianamente ebrio y aferrándose al cuello de mi hermano tal bebé. 

—Creo que alguien no podrá conducir hoy, y que mañana se levantará con los síntomas de una resaca. —Akira saca su pequeña linterna médica y se acerca a Hyland para abrirle los ojos y ver cómo reaccionan sus pupilas. Obviamente que no se iba a perder la oportunidad de revisar a alguien con su equipo médico—. Podrás experimentar mareos, temblores, un aumento de la sensibilidad a la luz, dolores musculares y estomacales junto con vómitos, fatiga y un incremento de los latidos del corazón —enumera, y entonce saca el denominado martillo de reflejos que esconde en el sostén. Los ojos de Claire se abren de par en par y río cuando Malcom extiende la mano para tapar los ojos de Ciro, que mira fijamente la blusa de Akira.

—Estoy segura de que si ese bebé fuera consciente de que esa blusa tiene un estampado de los años '70 se taparía los ojos solo —señala Ingrid analizando el atuendo de la futura doctora—. No me malinterpreten —se apresura a decir, y Steve pone los ojos en blanco, haciéndome reír. Hay cierta hostilidad entre esos dos, y me pregunto cómo fue que lo he pasado por desapercibido. Ingrid aparenta ser algo superficial, exagerada y vanidosa, y el más pequeño de los Timberg parece ser todo lo opuesto a ella—. La moda de los setenta fue un grito de originalidad, innovación y un gran salto en el vestuario de las mujeres. Las minifaldas y los pantalones acampanados son productos de la década, y además todo llegó influenciado por el estilo hippie de los '60, generando un look atrevido y de espíritu libre. Sin embargo, por más que ame el estilo y todo lo que representan los '70, ese estampando es un crimen ante los ojos de la moda actual —añade horrorizada.  

—Oficialmente eso es lo más aburrido que he escuchado en mi vida —se entromete Kansas mientras mastica. Jamie arroja trozos de las galletas de la señora Hyland al aire y la castaña y Tyra intentan atraparlos con los dientes, o falta de estos en caso de la niña—. Nunca creí que alguien podría robarle el puesto a Beasley en la categoría de monólogos dignos de una siesta.

Extra pointDonde viven las historias. Descúbrelo ahora