En el cielo una estrella, y un deseo.
-Déjate de tus estúpidos cuentos, Grayson-le corto el hilo del cuento que le estaba narrando el joven adulto que estaba enfundado en el traje de Nightwing. Dick boqueo un rato al ser detenido de su historia pero eso no evitó que cerrará su boca, porque se soltó a reír y revolverle los cabellos azabache del otro ante la molestia del menor.
-Oh vamos Little D, ¿Acaso nunca lo haz hecho?-le cuestionó el vigilante de Blüdhaven, al ahora mayor chico de 18 años que aún era el actual Robin, pero ya era cuestión de tiempo para que su padre se jubilase y le entregase el manto como se lo prometió desde que cumplió años ese mismo año.
Después de aquella discusión el chico maravilla decidió por darla por termina con irse del lugar sin mediar palabra, aún por más intentos de Dick de enseñarle modales como de Alfred el chico siempre se mostraba hostil y huraño cuando se trataba de cosas que para él era tontas, muy tontas.
El joven Wayne llegó a su hogar donde se cambio de ropa o mejor dicho solo se quedó en con sus bóxers negros y ajustados y se metió a su cama trato de conciliar el sueño más no podía, dio vueltas y vueltas en la cama hasta que con un gruñidos decidió levantarse, extrañamente las palabras de Grayson seguía revoloteando su cabeza una y otra vez de forma insistente hasta fastidiarlo por lo estúpido que sonaba el pedirle un deseo a una estrella.
Así pasó el tiempo y aquellas palabras su hermano mayor y figura paterna no paraba de insistirle con ese tema todas las navidades, lo peor del caso es que en lugar de sacarle de sus casillas con el tiempo se acostumbró a ello hasta ese mismo día estaba allí parado viendo el firmamento desde aquel edificio del montón que habían en Gotham, ignorando el frío del lugar y solo concentrándose en esa estrella en específico, la tan afamada estrella que cumple deseos.
-Esto es tonto...-murmuro entre dientes negando levemente con la cabeza, pensando que tan bajo había caído para pensar en pedirle un deseo a un pedazo de roca a quizás tres mil kilómetros lejos de su atmósfera, pero allí estaba. Volvió a suspirar molesto antes de mirar el hermoso firmamento- Tu ganas...-dijo de forma casi tan imposible para una persona normal escucharlo antes de cerrar sus ojos y pensar su deseo.
Cuando los hermosos jade volvieron a mostrarse, Damian pudo apreciar como una hermosa nevada comenzaba a caer de forma armoniosa y tranquila, demasiado diferente al resto que hubo ese tiempo hasta algo lo orilló extender su brazo y abrir la palma de su mano donde en pocos segundo cayó un copo de nieve que se derritió a los pocos segundos. Para el pelinegro aquello era extraño pero a la vez relajante, dio una fuerte respiración y supo que lás sorpresas estaban a la orden del día o mejor dicho noche, porque no tardó mucho que alguien lo acompañara en aquel lugar para ver la preciosa vista de Gotham siendo tapada por un hermoso manto blanco uniforme.
-Alfred, me pidió que te trajera esto si venía a verte-dijo una voz muy familiar para el mayor de los dos en el lugar. Una pequeña casi imperceptible sonrisa se surco en sus labios, creyendo que en parte su regalo había sido llevado con tiempo claro faltando un factor de por medio en este, pero ya sabría arreglárselas.
-Cállate Jon, y pásame uno de los termos de chocolate caliente que preparó Pennyworth-no quito en ningún momento su sonrisa, que ni era pretenciosa ni nada, solo era una sonrisa alegre y hasta serena, una sonrisa que muy pocos han visto.
Damian se acercó a Jon que se había sentado en la cornisa a unos pocos metros lejos de él, y Jon le devolvió la sonrisa al murciélago porque él sabía que el ex asesinó estaba feliz con su presencia, a pesar de las innumerables peleas, desacuerdos y demás que han tenido desde el primer día que se conocieron por obligación de ambos padres de cada uno.
Ambos chicos se sentaron en aquel lugar, hasta Jon le entregó su capa de Superboy a Damian para que tuviera calor extra aunque sabía que el propio traje de Robin estaba hecho para estos climas no le hacía falta el tenerle cuidado y aprecio a la salud del que era su amigo y amor de la infancia. El hijo del murciélago por su lado, no negó ni dio negativa alguna de aquel gesto hasta le gusto ver la sonrisa boba y el sonrojo de las mejillas de Kent, eran pequeños sacrificios de su orgullo con tal de verlo así de sonriente y él estaba dispuesto el hacerlo las veces que fueran necesarias. Además el mismo Damian, no tenía miedo ni preocupación que alguien intentara llevarse el corazón de chico de acero porque él sabía que estaba perdidamente enamorado de él y él mismo amor era recíproco, solo le quedaría dar el siguiente paso pero eso aún faltaba y solo quería seguir disfrutando esta pequeño picnic bajo la nieve en uno de los tantos techos de un edificio cualquiera de la ciudad en compañía de Superboy, de su mejor amigo, de su amor, de su Jon.
~...........................Lunes 04 de diciembre.............................~
Dedicado a: SekaiiCruz4
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Una Navidad al puro estilo Robin.
Hayran Kurgu«La pequeña como disfunciónal y funcional familia Wayne, estaban preparándose para la festividad más alegre y llena de felicidad en una de las épocas donde la nieve cubría todo el pavimento y techos, las patrullas se volvían más pocas por qué tambié...