Capítulo 34

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... Me encontre la cama vacia, no habia pasado mucho tiempo desde que me habia despertado con Adrian a mi lado. 

Camine a la cocina descalza y solo con una camisa larga, me serví un poco de té y me acomode en un taburete de la isla donde ví la pared y enumere todos los mosaicos de la loseta hasta que una nota en el refrigerador llamo mi atención.

Me acerque a ella y la revise, era una nota de Adrian.

Me llamaron de la oficina, vuelvo tarde. Cuídate nena.

A.

Sonreí. Al menos no se habia olvidado de mi, tenia cosas que hacer creo que primero concertaria una cita con Coleman, aun que no tenia muchas ganas de hablar todas esas emociones del día de ayer, esa montaña rusa me dejo en teoría. Exausta.

Tras darme una ducha comenze a escuchar musica por mi Ipod, la melodiosa voz de Lana del Rey me cubria y yo la aceptaba gustosa, mis recursos poco a poco se acababan necesitaba lo mas pronto posible obtener ingresos y lo unico que estaba pasando es que estaba derrochando todo mi dinero en el negocio, lo ultimo que queria era pedir dinero y la unica persona que me la podria proporcionar es a alguien que ni loca lo haria.

Mi padrastro. Pense en el mientras me preparaba unos huevo con tocino, el siempre fue un hombre con recursos, con contactos cuando mi papá murio mi madre estuvo muy deprimida, no recuerdo muy bien eso, tenia quizá unos 12 años, pero poco tiempo después la veia mas animada, mas vivaz y me pregunte la razón.

No puedo culpar a Antony sus decisiones el en algun momento me ayudo, siempre me decia a mi misma que solo queria lo mejor para mi. No pude estar mas equivocada, habia algunas cosas de Adrian que de cierta manera (de manera terrorifica) se parecia a el,  me provocaba una cierta emoción de Deja vú,  mire por la ventana, llovía pero solo un poco tenía ganas de salir así que me prepare mis huevos y con rapidez me los comí.

A las dos de la tarde tome mi telefono, aun no tenia ninguna llamada de Adrian, decidí dejarlo pasar pero de todas maneras necesitaba un poco de compañia de vez en cuando, teclee el numero y espere.

-¿Diga?.

-¿Eva?.

-¡Helena!.- Chillo Eva, poco tiempo después de que firmara mi renuncia de la empresa le pedí su numero, creo que es mi unica amiga hasta ahora.-¿Que pasa Helena? ¿Problemas?.

-No, no. Para nada, pero queria ver si hoy estabas libre, estoy un poco abandonada... Ya sabes queria saber si quieres ir a comer.

Ella rió emocionada.

-Claro, claro, estoy disponible a las cuatro ¿puedes?.

-Si, no importa ¿Taco bell?.

-Taco Bell a la cuatro ¡Adios Helena!.

Y colge, e inmediatamente mi celular sono, lo tome de nuevo en mi mano y ahí indicaba numero desconocido, fruncí el ceño pero conteste.

-¿Diga?.

-Mira perra barata, quiero que si estas con el idiota ese me lo pases si no escucha bien lo que te voy a decir.- Me grito esa voz al otro lado del audicular, era fuerte, ronca e inmediatamente me entro un miedo terrible, el prosigio.- Tu amiguito o lo que sea de tí zorra, los hemos estado viendo, los tengo vigilados se lo que es Adrian y mas vale que pronto lo sepas tu si es que aun no lo sabes, pero si tu novio ese no me da lo que quiero, ire contra a ti, adviertele. Ire. Contra. Ti.

Fin de la llamada.

Un atronador chillido de llantas resbalando por  el pavimento interrumpio mi tenso silencio, después pasos afuera de mi departamento, la puerta se abrio de golpe y ahí estaba el, con el pelo alborotado y la corbata color azul electrico colgando de forma informal.

Corrío hacia mi y me tomo entre sus brazos susurrando palabras bonitas y calmantes mientras por fin permitia que las lagrimas salieran. Estuve entre sus brazos un buen tiempo, no lo se quizás fueron minutos u horas, no me importo, hasta que me separo de el pero sin dejar de tocarme los brazos y la espalda. Sus profundos ojos azulados me miraron con precupación.

-¿Que te dijeron?.- Pregunto el en apenas un susurro, yo lo mire, me imagine mi imagen mis grandes ojos verdes rojos y mi nariz llena de flujo nazal y mi pelo enmarañado.

-Me amenazaron y dijeron que si no les das lo que quieres iran a por mi.- Un sollozo se me escapo y el me volvio a tomar entre brazos mientras acariciaba mi cabeza tiernamente.

-No debí dejar que esto llegara tan lejos, soy malo para ti Helana, no te convengo.- Dijo el con una voz torturada que conocía la habia escuchado tantas veces en mis sueños...- Me duele tanto verte de esta manera. Me duele demasiado.

Llore mas, su forma de decirlo, el dolor en su voz, esa familiaridad de haber escuchado antes esas palabras y la dura realidad de ellas... El no era bueno para mi pero le quiero, lo deseo... No puedo dejarlo ir.

Deseo Ardiente IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora