Capítulo 1

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Prologo.

Las señales confunden a quien las ve por primera vez, pero esta no era la primera vez, sin embargo la luz que irradiaba hacia que no viera claro las cosas, todo aquello que lo rodeaba a el era tan brillante que no me permitía ver el lado más oscuro de su alma. En el fondo lo sabía, pero no podía imaginarme la intensidad del dolor que ahora estaba pasando, fui demasiado ciega, demasiado estúpida y no tengo a nadie a quien culpar, porque la culpa la tuve siempre yo.

Y ahora estaba aquí, atrapada en las decisiones que tome, todo en vano, de que sirvió que yo diera todo si el en ningún momento dio nada. Estafada, así me sentía, ya no tenía que seguir luchando y pretendiendo que realmente estaba enojada con el, era solo una pérdida de tiempo, así que sumisamente -como siempre fui - me senté y calle, la mirada de mi captor paso de rabia a confusión en un nanosegundo.

-Vamos- Dije yo al ver que el no reaccionaba-. Imagine que así que me querías.

Aquellas palabras fueron las que activaron un botón dentro del, rápidamente aunque torpemente también, sin hacer el esfuerzo de amarrarme a la silla simplemente tomo aquel liquido de tono ámbar en aquella botellita tan extraña que cuando la vi imagine que era una posima, como una de cuento, también tomo el paquete que había traído antes de que yo llegara y la ultima carta que el me escribió.

Quería gritar su nombre solo por una ultima vez, al menos así sabré que lo intente, así que sin muchas esperanzas absorbí todo el aire que me quedaba después de la golpiza que me propinó mi captor y volví a gritar su nombre.

"El amor no es simple, Es un mixto compuesto por varios elementos unidos y animados por el deseo"

-Diotima

Capítulo 1.

Uno... Dos... Tres...

La alarma suena, el repiqueo del agua al caer en el lavamanos del cuarto. Son las siete, anuncia el despertador con radio, hace un día parcialmente soleado. Sin posibilidad de lluvia.

Cuatro... Cinco... Seis.

Antes de que el casero pasara me aseguro que si prendía el calentador que contara hasta diez, justo como el lo hizo.

Son las Siete... Rápido, rápido.

Siete... Ocho... Nueve... Oh mierda, diez.

Cierro la puerta y casi caigo. Corro como una poesa por mi departamento hasta la ducha, la enciendo y milagrosamente sale agua caliente, agradezco a todos los dioses que me haya dado la oportunidad de no ir como una vagabunda a mi primera cita de trabajo... Después de casi 1 año.

Al salir me pongo mi americana gris y una falda café, creo que me veo bien, corro a la cocina y como una manzana, con esto bastara, tomo las llaves de mi Ibiza color verde limón, subo y me miro en el retrovisor para ver si no tengo restos de manzana en los dientes, lo enciendo y pongo la radio a todo volumen, la música es bien recibida en días de estrés, no hay trafico y el cielo esta despejado, prácticamente todos los días aquí esta nublado, no es justo como el campo donde yo vivía, donde aunque si hacia frío no siempre estaba nublado. Maldita ciudad.

Aquel lugar donde llego es un poco intimidante, me siento ofuscada al ver la inmensidad del edificio al que entro, pienso en todas las malas que tuve que pasar y se me pasa un poco, tragó saliva y me doy una ultima checada, hace bastante frío así que me pongo otra chaqueta que traía para cubrirme del contaminado aire de la ciudad.

Mi nombre es Helena... Helena Jones, soy licenciada en administración de empresas en la universidad de Newcastle y soy excelente en las competencias internacionales tengo un curriculum altamente recomendable para este puesto.

Deseo Ardiente IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora