Era inocente y juguetón, se comportaba como un puberto con las hormonas alborotadas (en si lo era) pero también era inteligente y habilidoso.
Le gustaba mirar a las niñas de primer grado cuando pasaban corriendo para entrar a sus clases.
Le gustaba jugar fútbol con sus amigos.
Le gustaba tomar leche de plátano y comer galletas rellenas de chocolate.
Era buen alumno, sabía cantar como un ángel y bailaba horriblemente perfecto y no, no era envidia.
Pero aún teniendo todas esas habilidades siempre, siempre sería como un niño pequeño.