Jeon Jungkook.
Si tuviera la oportunidad de cumplir uno de mis tantos deseos, sería poder desaparecer. Enserio que lo haría.
Llevábamos más de dos horas caminando por las calles en busca de señales de Jungkook y no habíamos encontrado nada, ni una pista.
-¿Y si llamamos a la policía y le decimos que está perdido?.- hablo Jason con cansancio.
-No.- se negó Taehyung.- él tiene que aparecer sí o sí.
-Bien.- Jimin se paró frente a nosotros y nos miró.- que dos de nosotros vayan a la casa de Jungkook y traten de entrar o encuentren algo y otros dos vayan a los lugares que más frecuenta él.
Parecía una buena idea, todos asentimos a su plan.- Ok, Jason y yo iremos a los lugares que más frecuenta Jungkook y ustedes dos.- nos señaló a Taehyung y a mi.- revisan su casa.- asintió y sin más le dió una señal a Jason para irse lejos de nosotros.
"Ni tiempo de quejarnos hubo".
-Si no quieres puedo ir solo yo.- propuso Taehyung, lo mire y negué.
-Ya me metiste en esto, ahora hay que encontrar a tu amigo.- él sonrió ladinamente.
-Gracias.- voltee a Taehyung y lo miré confundida.
-¿Por qué?
-Por no decirle nada a Jungkook de lo que... De lo que.- tragó saliva.- de lo que tuvimos en el pasado.
Me quedé callada y pensé en ello. Era obvio que Taehyung no quería que Jungkook supiera lo que tuvimos su castaño amigo y yo antes de conocernos. Sería un fuerte golpe.
-Yo simplemente pensé que no era correcto hablar de aquello.- hice un ademán para restarle importancia.- fue hace mucho ¿No? Ya quedó olvidado.
-Si, tienes razón.- ambos guardamos silencio. Esta era una situación incómoda.
-Todo estará bien.- trate de cambiar de tema.- encontraremos a Jungkook, verás que está a salvo y podrás matarlo con todas las ganas del mundo.
Soltó una risa y seguimos platicando de otros temas triviales, siempre hacíamos eso cuando nos aburríamos.
-Te acuerdas cuando te tire el jugo encima.- comenzó a reír fuertemente y yo asentí con una mueca mientras recordaba ese momento.
-Si, lo recuerdo.- lo miré mal un momento.- Me habías dicho que esa era una buena solución para que los mosquitos no me picaran.
-Enserio yo pensé que era cierto.- levantó la mano en modo juramento.- pero creo que te había hechado el jugo equivocado. Ese era de naranja y en el artículo decía uva ahora que lo recuerdo.
-Mamá tuvo que hecharme pomada en todas las picaduras que recibí por tu culpa.
-Pero yo no fui siempre el malo.- se excuso.- tú también eras mala.
-¿Yo?.- me señale con una pose ofendida.
-Los huevos, el pez, la señora Kwon... Puedo seguir.
Si, a mi memoria habían comenzado a aparecer todos esos recuerdos. No pude evitar reír. Habíamos hecho tantas cosas.
-Cierto.- acepte resignada.- ambos éramos malos, pero no me vas a negar que la broma de la señora Kwon no fue buena.- le codie mientras soltaba una risa. Me miró serio por un momento pero no duro mucho cuando se contagio de mi risa y también empezó a reír.
El tiempo pasaba tan rápido que no nos dimos cuenta como es que llegamos a una heladería y como fue que nos sentamos a disfrutar de nuestros deliciosos helados agarrados de la mano, sin intención de soltarnos.
Incluso olvidamos lo que habíamos estado buscando al principio.
