Tiempo de cambiar.
Mamá había dicho que era tiempo de un cambio, así que, como buena hija me dispuse a ayudarla con eso.
Pintariamos la casa de un color más claro, compraríamos muebles nuevos y usaríamos ropa nueva. Todo a su tiempo, tampoco eramos ricos.
Mamá extrañaba el aire occidental, así que iba a hacer un giro 180 a nuestra casa.
Mientras moviamos los muebles sentí como mi celular vibraba, era una llamada de YoonGi.
-Hey.- suspiré al terminar de levantar una caja con una sola mano.
-Hola hermosa, ¿Qué haces?
-Estoy ayudando a mamá con la casa.- hice una pausa para tomar agua.- Ya te había contado.
-Si, quiere volver a su estilo occidental.- dijo las mismas palabras que yo le había dicho. Asentí aunque sabía que él no me veía.
-¿Y tú qué haces?
-Nada, pensando en ti.- dejo un silencio corto.- como siempre.
-Aja.- bufé.- estas fumando.
-No.- contesto de inmediato. Eso lo confirmo más. Rodé los ojos.
-Yoongi.- pronuncie su nombre y negué con la cabeza.- Aunque quiera decirte lo mucho que eso te hace daño, no lo haré. Es tu vida y tú sabes que hacer con ella.
Él se mantuvo en silencio unos segundos y después lo oí suspirar.
-Te amo.- mi corazón comenzó a latir más rápido de lo normal.
-Yo...- no supe que decir.
-Se que tú no me amas. Lo entiendo y respeto tus sentimientos, tampoco te voy a obligar a que me quieras. No te he dado razones para que lo estés.
-Yo...- no supe que decir. De nuevo.
-¡Min YoonGi!.- la voz de Namjoon y Hoseok se escucho a lo lejos.
-Bien, te dejo.
-No, espera...- muy tarde. Corto la llamada.
Mire mi teléfono apagado y luego lo prendí, la imagen de YoonGi y yo juntos mientras sonreímos apareció como fondo de pantalla y eso hizo que un nudo en mi garganta comenzará a aparecer.
Esa es una de mis fotos favoritas con él, fue la primera que nos tomamos cuando empezamos a andar. Mire mi rostro cuando el celular se volvió a bloquear.
¿Como fue posible que comenzará a andar con él cuando sólo llevaba un mes de a ver terminado con Taehyung?
"Simple, para olvidar al castaño".
Y funcionó, por un tiempo. Y lo hubiera olvidado totalmente si su amigo no me hubiera empezado a buscar por toda la escuela como un niño calenturiento. Jungkook. Él tenía la culpa.
Ahora a todas partes a las que iba yo me topaba a Taehyung gracias a las insistencias de Jungkook. Maldito.
-Como lo odio.- hablé en voz alta. De repente recibí un golpe en la cabeza por parte de mi mamá. Auch, no me di cuenta cuando llegó.
-En esta casa está prohibido odiar a la gente.- paso de mi y se adentro a la cocina. Me recargue en la pared al llegar a un lado de ella.
-¿Y si tengo buenas razones para hacerlo?.- me crucé de brazos. Ella dejó de lavar platos y me observó.
-¿Como cuales?
Y durante una hora le conté toda la historia mientras ella cocinaba y yo comía helado de fresa.
-Mmm...- me quito mi cuchara y mi plato de helado y se puso a comer. Sin quitar su cara pensativa.
-Esta difícil tú situación.- asintió.
-¿Qué crees que debería hacer?
-Huir.- volvió a asentir.- Huir muy lejos para que no te encuentren. No te preocupes, yo le digo a todos que te mato un camión.
-Mamá.- la miré mal.- Esto es enserio.
-Ash.- arrugó la cara y volvió a meter otra cucharada de helado a su boca.- Tomate un descanso, piensa en todo lo que me has contado y decide lo que tú creas que es correcto.
-Pero yo no sé qué es correcto.- lloriquie. Mi mamá sonrió.
-Si lo sabrás, piensa en todo lo que ha pasado y en como eso te hace sentir.- aventó el plato de helado vacío hacia mí.- Apesta ser tú.
-¡Mamá!
