III.- La tormenta.

41 5 5
                                    

Me acabé completamente la caja de pizza. Por el contenido de la nota me enteré que era nada más y nada menos que el diario de Kat. 

Sentí muchísima nostalgia al leer esa hoja, ¿tanta falta le hice?  Además de vergüenza, ¿cómo podía estar leyendo el diario de mi hermana menor? Bueno, al menos una página. 

Encendí el televisor y el noticiero decía que la tormenta iba a durar demasiado y que lo mejor sería que buscaran un hotel o no salieran de casa para nada. 

Bueno, papá y mamá no iban a llegar hasta la mañana, tenía bastante tiempo para volver a explorar la casa e irme a dormir. Si Katerine no estaba en la sala viendo televisión, podría estar en su cuarto ya dormida, tal vez. 

Cayó un relámpago, seguido de un espantoso trueno. Toda la sala se iluminó como si hubieran tomado una fotografía con una cámara antigua. Se fue la luz. A tientas fui buscando un mueble en el que guardábamos una linterna. Buscaba a tientas y sentí algo helado tocar mi mano izquierda, con un impulso pequeño moví la mano derecha y encontré la linterna.

Iluminé rápidamente la sala y no había nadie. Decidí subir a ver si mi hermana estaba en su cuarto. Realmente la lluvia le daba a la casa un tono tétrico. Llegando al segundo piso escuché que subían las escaleras, iluminé el vestíbulo y nuestras grandes escaleras y nada.

Toqué la puerta y me pareció muy extraño ver que no estaba con seguro, el cuarto estaba como siempre, bastante desordenado. Mi hermanita no ha dejado muchos de sus hábitos en un año. 

Pero sus gustos, sus gustos sí que habían cambiado, ella tenía muchísimos pósters de cantantes de Pop y cosas así, pero ahora todo era más de Jazz, ahora estaban Nina Simone, Diana Krall y Peggy Lee en su pared. Por otra parte, no sabía que le gustaba el Riotgrrrl: En su techo habían posters de Heavens to Betsy, Lunachicks, The Scratch, Bikini Kill...

Y ahí estaba su diario, en su cama, al lado de su peluche favorito: Mr Whiskers. El diario no  estaba escondido en su pequeña caja fuerte, si no en su cama. En la parte delantera del cuaderno estaba escrito con su letra "Querido Kenneth".  Casi abierto, como si me dijera "Lee todos mis secretos hermano". Y... la curiosidad me ganó.

Como era de esperarse, la primer hoja estaba arrancada, volví a ver la nota que encontré en la sala. Tenía algo al reverso:

Que nadie más lea el diario, Kenneth.

Tuve mis sospechas, así que tomé el diario, iluminé mi camino hacia el cuarto que antes era mío, ahora es la habitación de huéspedes.  

La habitación estaba completamente vacía, casi muerta, no había ningún adorno. Sólo la cama y una mesita de noche. Con lo que sucedía en la casa en esos momentos, tuve miedo y mejor cerré la puerta con seguro, si era un fantasma de nada me iba a servir hacer eso pero quería sentirme seguro.

Me recosté en la cama, me puse mi ropa de dormir y abrí el diario.


Querido KennethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora