Me dormí profundamente después de leer la segunda entrada del diario.
Desperté con el cuerpo completamente entumido por el frío. Yo muy estúpidamente olvidé cobijarme antes de dormir. Temí enfermarme, pero no lo creí posible ya que estuve en Noruega, Islandia y Rusia y nunca me enfermé por el clima, tal vez sí por comer y beber cosas en mal estado, pero nunca por frío.
Me fui directamente al baño.
-¡Kenneth! ¡Baja en este mismo instante!- Gritó la voz de Stuart, mi padre.
Joder, uno no podía ni cepillarse los dientes en su primer día en casa sin que le gritaran.
-¡Ya voy a bajar, viejo! Sólo denme unos minutos.- Dije hacia el pasillo, quizá no me escucharon.
Bajé las escaleras, todo se veía mucho mejor de día que de noche. Empezaba a entender por qué siempre me decían mis amigos que la casa del abuelo era la "Mansión Embrujada".
-¡Estamos en la cocina Kenny!- Dijo la voz de mi madre.- Antes de comer tenemos que hablar de algo contigo.-
Uno tampoco podía llegar a casa sin tener que enfrentar las conversaciones "serias" con papá y mamá en el desayuno. Elegían siempre la primer comida del día para tratar asuntos de salidas familiares y castigos. Acababas tan molesto que ya no querías comer, pero los desayunos de mamá siempre han sido jodidamente deliciosos. Así que siempre acababas feliz y enojado.
-¿No me van a decir siquiera un hola?- Dije algo molesto.
-Hola Kenneth.- Mis padres lo dijeron casi sincronizados.- ¿Sabes algo de Katerine?- preguntó mi madre.
-No estaba en la sala ni en su cuarto cuando yo llegué.- Respondí.
-¡¿Y no nos llamaste?!- Gritó mi padre.
-Hey. tranquilo Stu, yo no sabía que Kat me iba a esperar, o que ninguno estaba en la casa. Incluso llegué a pensar que todos ustedes se fueron al aeropuerto por mí.- Me senté a la mesa y mi madre me sirvió los ya tradicionales huevos con tocino frito.
-¿No pudiste llamarnos?- Mi madre preguntaba mientras servía el desayuno para papá y para ella.
-Con la lluvia de anoche el teléfono no servía y mi teléfono no tenía señal en la casa.- bebí un poco del zumo de frutas.
-Pero Kat siempre ha sido tu responsabilidad.- Stu estaba demasiado empeñado en echarme la culpa.
-Mira, mi hermana ya no es una bebita, ella bien podía irse de la casa para poder divertirse en una fiesta o ir a algún concierto. Va a estar bien.- Respondí y me dediqué a arrasar con el desayuno de mamá.- Por cierto, están muy buenos estos huevos Beatrice.-
-Me gustaría que me llamaras mamá.- Dijo Beatrice.
-Aún no hemos acabado con lo de Katerine, hemos llamado a la policía para que nos ayude a buscarla.- Mi padre me vio fijamente.
-Así cuando la encuentren ella no va a hacer más que no hablarles en un muy buen rato.- Estaba ya a punto de comerme la última tira de tocino.
-Ella ha sido bastante problemática desde que te fuiste, obviamente a su manera, tú eras mucho peor.- No era para nada mentira o exageración lo que decía mi madre.- Pero no la influenciaste tú. O al menos eso es lo que espero.-
-Bueno... estuvo demasiado rico el desayuno, voy a caminar un poco por la calle. Espero que la policía pueda ayudarles en encontrar a Kat.- Me levanté de la mesa y me retiré.
-¿Con este frío? Kenny, al menos abrígate bien, el clima está en -10° C...- Mi madre recomendó.
Después de llevar una muy buena chamarra y botas, salí y comencé a caminar sin un rumbo fijo.
"Maldita sea Katerine. ¿Dónde mierda te has metido?" pensaba mientras observaba las demás casas, el paisaje nevado es completamente hermoso. A lo lejos vi la biblioteca y decidí entrar.
Encontré una mesa bastante apartada, era la más indicada para poder leer el diario de mi hermana.
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Querido Kenneth
Teen FictionKenneth ha vuelto a casa en una noche completamente lluviosa, se encontrará con la noticia de que su hermana Katerine no está en casa. Le ha dejado su diario para que él sepa sus vivencias y sólo él pueda tener una idea de lo que le sucedió a Kat.