Los exámenes y el invierno se acercan cada vez más, mis amigos y yo nos dimos cuenta de algo: Habíamos dedicado mucho más tiempo a procrastinar dentro del colegio que en estudiar en la biblioteca o algo parecido.
-Díganlo por ustedes.- Dijo Garfield con un tono algo engreído.- Necesito mejorar más mis notas para ser paleontólogo.
-También he estado estudiando por mi cuenta.- Admitió Akane.- Digamos que es un pequeño vicio que tengo...-
-¿Están diciéndome que soy la única estúpida de aquí que en verdad no ha abierto un maldito libro en estos días?- Gritó Sam, Todd parecía no querer aceptar que tampoco había estado demasiado concentrado.- He estado mucho tiempo en casa de Kat, y hemos hecho de todo, menos estudiar así que me sé su respuesta.- Sentí mucha vergüenza.
-Podemos decir que tus materias son sencillas, Kat.- Mencionó Garfield levantándose.- Bueno, si fueran tan sencillas no hubieras conocido a Todd recursando.- Los demás rieron.- Pero puedo ayudarles si van a mi casa a estudiar.- Finalizó.
-Ahora que lo pienso, nunca he ido a tu casa Garfield. Siempre te has negado, ¿por qué tan repentino el cambio?- Preguntó Todd.
-Yo creo que ya es tiempo de hacerlo, ¿no crees? He estado pensando que al iniciar la primavera se acabará nuestra estancia en este lugar y quiero poder irme sabiendo que me conocieron y los conocí perfectamente alguna vez. Sólo espero que no digan nada.-
.¿Qué diríamos?- Preguntó Sam, por cierto, se veía más feliz y radiante.- Nos estarás ayudando a todos dándonos un espacio para estudiar. Y créeme, lo necesito con urgencia.-
-Podemos ir hoy después de clases.- Respondió Gary.- Espero que no tengan problema.- Nuestro amigo se veía completamente nervioso.
-Me apunto.- Dije sonriendo.- Te agradezco que quieras ayudarme con mis exámenes, últimamente hay algunos temas que no he terminado de comprender.-
Las clases volvieron, mientras estaba observando el pizarrón me estaba dando cuenta que de todos mis amigos Garfield era el más reservado. No sabíamos mucho de él, al menos yo no sabía casi nada aparte de lo que me han contado.
La campana sonó y me dirigí a la salida. Sólo estaba Garfield, me saludó amablemente.
-Parece que eres la primera en llegar.- Por primera vez en todo este tiempo estábamos solos él y yo.- Esperaremos un momento por los demás, suelen ser algo impuntuales.- Remarcó lo último.
-No esperaba que fueras alguien muy cronometrado, Garfield Campbell.- Lo golpeé ligeramente con el codo.- Creo que esto es algo de admirar.-
-¿Por qué? La puntualidad es cuestión de educación y de atención a las personas... No digo que nuestros amigos sean maleducados y desatentos, ellos son geniales.- Garfield tenía un porte casi aristocrático, es alto y robusto. Me sonrió.- Creo que nunca hemos estado solos, ¿verdad?-
-Así es.- Dije nerviosa, realmente se me dificultaba hallar un tema de conversación con él a pesar de saber que era un amigo.- ¿Por qué nunca dejaste que los demás fueran a visitarte?- Fue lo primero que me llegó a la cabeza. Garfield titubeó un momento.
-Siento más confianza en decírtelo a ti, y eso que apenas te conozco.- Sonrió avergonzado.- Verás...
-¡Hola!- Gritó Sam. Se acercó, me abrazó y besó, también abrazó a Garfield.- Hoy te pusiste una colonia nueva, ¿verdad? Hueles genial.-
-Gracias Sam, ¿estás lista para la revelación más importante de tu vida hasta el momento?- Preguntó nuestro amigo emocionado.
Antes de que pudiera hablar, llegaron Akane y Todd tomados de la mano, aún había personas que los miraban con disgusto, pero realmente a nosotros no nos molesta que nos vean así. Gary y Todd chocaron los puños.
-Sigo pensando que es increíble que apenas me invites a tu casa después de tantos años de conocernos. Nos has salvado el pellejo innumerables ocasiones, sobre todo en la fiesta de Maxine y no conocemos dónde vive nuestro héroe.-
-Si quieres saberlo, sólo sígueme.- Comenzó a caminar tranquilamente, miraba su reloj de vez en cuando.
Me di cuenta que su casa estaba cerca de la mía, sólo que íbamos a las calles de más arriba, donde se encontraban mansiones más grandes que la casa del abuelo Connor. Se comenzaba a notar una diferencia entre las enormes casas con autos lujosos.
-No me jodas, Garfield.- Dijo Sam cuando nos detuvimos en una de las más grandes, era blanca por completo. Un hombre rápidamente abrió la puerta, se veía sorprendido.
-Finalmente decidió invitar a sus amigos a casa.- Dijo el hombre alegremente.
-Y creo que me estoy arrepintiendo, Marcus. Sólo mira como me están viendo ahora, como una especie de niño rico.-
-No, no eres una especie, eres un niño rico.- Contestó Sam boquiabierta.- ¿No nos invitabas por esto?-
-No quería que nuestra amistad fuera por interés.- Contestó rápidamente con vergüenza.- La verdad siempre tuve miedo a tener amigos falsos.-
Le tomé la mano y vi directamente sus ojos azules.
-Gracias por confiar en nosotros... ¿Quien fuera a esperar que mi casa esté unas calles abajo?- Esperaba a ver su reacción.
-Me pareció curioso tener que esperarte unas calles abajo de mi casa la primera vez que fuiste a vernos tocar. Ahora sé que es porque vives en la mansión encantada.- Dijo riendo.- No puede ser que estuviéramos tan cerca y jamás nos hallamos visto en el camino.-
-¡Caminas muy rápido!- Contesté de inmediato, Garfield por fin se veía más tranquilo.- Te intenté seguir una vez ya que vi que tomabas casi la misma ruta que yo, pero te había perdido, tus caminatas hacen que yo intente correr. Además, te dejé porque no quería que pensaras que era una acosadora.-
-Podías simplemente preguntarme dónde vivo, ¿sabes? A ti te lo hubiera dicho con confianza, pero de haberlo hecho seguramente Sam se habría enterado y de ahí los demás, quizá toda la escuela.
-¡Por favor! Estás exagerando las cosas sobre mí.- Dijo Sam haciendo un ademán de molestia. Todos la observamos unos segundos.- De acuerdo, tienes razón, qué bueno que no me enteré hasta ahora.
El hombre que abrió la puerta estaba esperando atentamente a Garfield, abrió las dos puertas de la mansión, parecía casi como entrar al castillo de la película La Bella y La Bestia.
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Querido Kenneth
Novela JuvenilKenneth ha vuelto a casa en una noche completamente lluviosa, se encontrará con la noticia de que su hermana Katerine no está en casa. Le ha dejado su diario para que él sepa sus vivencias y sólo él pueda tener una idea de lo que le sucedió a Kat.