XIV: Esa noche.

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-Mis padres decidieron mandar al abuelo Connor a la casa de ancianos, pues decidieron que "era lo mejor para él". Él quería seguir compartiendo la casa con todos nosotros, pues le hacía feliz. Esa misma tarde llegó la camioneta por él, recuerdo que se aferró a mi mano y a la de Kat. Las besó y llorando aceptó que se lo llevaran.

Dos días antes me enteré que mi pareja se acostó con mi amigo de la carrera, al día siguiente me terminó. Ignoro donde esté ahora.

Me había llegado un correo de la chica de intercambio que venía de Francia, me decía que le mostró las fotografías que yo tomaba a un familiar suyo y que le gustaría conocerme. Lo pensé durante un tiempo, ya no sentía nada que me detuviera. No podía soportar la actitud de mis padres, no podía con lo de mi relación, sólo quería irme. Me encerré en mi cuarto y releí el mensaje, sin pensarlo le contesté el correo y le dije que me iría a verla.

Tomé mis cosas, y esperé a que estuvieran distraídos. Creo que Kat me vio pasar por la puerta de su cuarto, pero preferí ignorarla y seguir con mi plan. Bajé las escaleras y abrí la puerta, escuché la voz de mis padres y les pinté dedo.

¿De dónde saqué el dinero? Trabajos de medio tiempo y aquella beca por la fotografía. Tenía lo suficiente.

Salí, tomé un taxi y pedí que me llevara al aeropuerto. Fui a comprar los boletos y a esperar mi vuelo, realmente no dejé nada que pudiera decir a dónde me había ido. Y por cómo me recibieron mis padres pareció no haberles sorprendido lo que hice.

Casi 20 minutos antes de mi vuelo apareciste tú. Pidiéndome perdón por haberme dicho lo de mi exnovia, no entendía por qué te sentías culpable por ello. Simplemente no te culpaba a ti, tú me lo dijiste porque lo creías correcto y eso no tiene nada de malo. Me intentaste hacer entrar en razón y hacer que volviera a casa. Pero algo en mí me decía que no diera marcha atrás en lo que tenía en mente.

Tuve que despedirme de ti, a pesar de verte llorar tan amargamente. Me sorprendí mucho que me besaras cuando iba hacia tu mejilla. Lamenté un tiempo no haberme quedado por ti, pues entendí un poco más tarde por qué no querías que me fuera.

Por eso, lo siento, porque no me di cuenta antes. Aún así, cuando viste que estaba decidido sólo soltaste mi mano y sonreíste. Me dejaste ir.- Volteo a ver a Courtney, y le sonrío. Ella contiene sus lágrimas aún.



Querido KennethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora