XVII: Croissant

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Desperté antes que Courtney, 6:00 am. Vi a mi amiga hecha un ovillo por el frío, pobre tonta, una manta para dos personas no es suficiente así que la cargué entre brazos y la llevé a su cama. La arropé y regresé a la sala. Ahora que lo veía estaba muy desordenado el lugar para ser pequeño, había libros por doquier y revistas, también bastante basura  y latas de refresco, no pude contra la tentación de limpiar  su hogar, era lo menos que podía hacer después de que me dejara pasar la noche con ella. 


Courtney despertó con el cabello completamente alborotado, se veía muy linda a pesar de su aspecto recién levantado, estaba aún confundida y en cuanto me vio a través del pequeño pasillo que daba al baño, corrió hacia adentro.  Yo ya tenía un café calentándose en la cafetera y el lugar completamente aseado.

Mi amiga salió después de unos minutos,  recuerdo que no nos cambiamos para dormir, solamente nos dormimos con lo que llevábamos puesto, así que en cuanto la vi ya estaba lista para el día de hoy. Courtney estaba sorprendida con lo ordenado que estaba todo, tomó la cafetera y se sentó frente a mí.

-Gracias por esto... Realmente no era necesario que te molestaras limpiando mi desastre...- Dijo mientras tomaba un trago de café.- Gracias a ti comencé a tomar el café sin azúcar, ¿sabes lo difícil que fue para mí eso? Aunque poco a poco fui entendiendo por qué lo preferías así.-

-El café nunca debe llevar azúcar, si se vuelve dulce pierde el encanto. Aunque no puedo decir lo mismo de los granos de café cubiertos de chocolate, son una delicia.- Me gusta el ambiente que se había creado a partir del desayuno. Nos sentía tan en paz y felices, realmente como si nunca hubiera pasado nada.

-¿Quieres un croissant? Puedo tomar uno del mostrador, nadie se daría cuenta. Además, los hago yo.- Me guiña el ojo después de levantarse. No me dio tiempo a decidir.

Sube después con dos croissants, pone uno justo al lado de mi taza de café y se sienta, se notaba el aroma de la mantequilla y en cuanto lo mordí brotó de él chocolate amargo, completamente delicioso.

-¡Esto está jodidamente delicioso! ¿Cómo es que no sabía que hacías esto?- Pregunto haciendo el esfuerzo de no comer de golpe todo el pan.

-Mi madre me dio la receta cuando abandoné la universidad, dijo que si me iba a ganar la vida con esto debía saber hacer sus croissants. Y así fue, en cuanto por fin dominé la receta ella me dio las llaves de la cafetería. ¡Quería regalármela! ¿Puedes creer eso? Algo en mí me dijo que debía aceptar ese regalo, pero sentía que más que obtenerla como un regalo debería comprarla. Y así fue, este lugar que antes era usado como una especie de segundo ático y obviamente el baño de los empleados lo limpié y convertí en mi casa. Aún trabajo para pagarles a mis padres, cada vez falta menos y eso me hace feliz porque sé que al menos no me dieron todo en bandeja de plata.- Courtney esbozó una sonrisa muy radiante.

-Eso es genial, creí que la cafetería pasaba por tiempos difíciles, pero me alegra ver que las cosas van mucho mejor.- Contesto.

-Así era, realmente estaban pensando en cerrarla. Pero cuando hice mi croissant relleno de chocolate la gente comenzó a hablar demasiado de este lugar y eso reavivó todo. Mi padre dijo que eso era un indicio de que me estaba dedicando a lo que de verdad amo. Y es así, me siento muy feliz de haber salido de mi tristeza.- Courtney se servía otra taza de café, posteriormente rellenó la mía.

-¿Cuánto tiempo tiene de que hiciste todo eso?- Pregunté.

-Tiene como unos... seis meses si mal no recuerdo.- Comentó con alegría.

-Entonces no tiene nada de que hiciste todo esto. Es increíble. Realmente asombroso.- Me emocioné de más aparentemente, la alegría de mi amiga se me contagió a tal punto que me levanté de mi asiento y fue directo a abrazarla.- ¡Eso es genial Courtney, sigues tan asombrosa como siempre!- Vi a los ojos a mi amiga, estaba igual de feliz que yo.

De repente, me besó.

Querido KennethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora