Cap. 1

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¿ Para qué presentaciones formales?

Mejor decir que soy la nerd, la "comelibros", la amante de los libros, la aburrida, soy Windy.

Estoy en una sociedad en la que no encajo mucho solo por mi gusto por los libros. La sociedad actual solo le interesa Internet, redes sociales, fiestas, bailes, etc. Pero a mi me gustan los libros, pasar tiempo leyendo, mantenerme al día con la publicación de libros ¿Y qué? ¿Porqué ser juzgada por eso? ¿Porque todos tenemos que seguir el mismo régimen de igualdad?

No entiendo... Hay dos personas que me entienden, que me esperan, que me acompañan y defienden: Emily y Sam.

Mis dos mejores y unos amigos, los que no me juzgan, con los que me puedo mostrar tal cual soy sin importar que sea la nerd diferente del mundo, porque después de todo soy el punto negro en el mundo blanco, la Fanta entre las Coca- Colas, en fin la rara.

Pero yo no creo que sea el error, sino que es el mundo el error. Es el mundo que le encanta generalizar, todos con lo típico que de seguro es lo aceptable pero ¿De qué sirve ser aceptado? Yo no me siento especial, solo me considero correcta por atreverme a romper lo típico, lo que la mayoría tienen.

Estoy en mi último año de colegio secundario. Las clases comienzan, el timbre indica la entrada al curso, que de hecho es un desastre.

Mis compañeros aún mantienen vivo al niño que llevan dentro, pero habían cosas en los que ya eran grandecitos como los comentarios que se oían acompañando mis pasos: La nerd, la niña libro, la aburrida, la anti-social...

Comentarios de los cuales ya se había hecho rutina oír y era totalmente inútil intentar detenerlos.

Me encontré con Emily y Sam.

- ¡Ey, Windy! - dijieron al unísono.

- Hola - dije. Sonó frío y cortante, después de todo yo tenía un poco de frialdad que el mundo me obligó a incorporarla en mi, pero nada que no pueda solucionar con un libro.

Las vacaciones de verano han sido un tanto aburridas. El viaje familiar fue bastante divertido pero el resto de verano me ha traído demasiado aburrimiento. El regreso a clase no me alegra tampoco pero antes de estar aburrida por lo menos me mantiene entretenida.

Poco les hable de mi, por eso voy a ser más específica.

Mi padre es un empresario, un hombre de negocios. Era típico mudarnos pero desde que comencé la secundaria hemos tratado de mantenernos en un mismo sitio.

Solíamos viajar a menudo, pero ahora lo hacemos solo durante las vacaciones ya que la secundaria es más estricta.

Tengo un problema y es uno que el 95% de nuestra edad lo tienen y es el no saber que carrera seguir. No sé en que me quiero especializar, porque es una decisión difícil y permanente. Es lo que quiero hacer toda mi vida, es a lo que quiero dedicarme pero ¿Qué es eso?

He asistido a las ofertas educativas pero no hay nada que me convenza.

Ya tendré la oportunidad de escoger, ya encontraré la respuesta. El tiempo todo lo sabe, el futuro es una caja de sorpresas y en algún momento esa caja se abre y descubro lo que me tenía preparado para mi.

Mi vida amorosa... No tengo mucha. Se preguntaran que con mis 17 años no tengo un chico en mi mente por el que me vuelva loca, por el que me den ganas sonreír y está bien, lo voy a admitir hay un chico que me vuelve loca. Su nombre es Alexander Cónsoli.

Él va al otro quinto, sus ojos me atrapan, su sonrisa me hipnotiza pero nadie lo sabe, excepto Sam y Emily...

Lo más inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora