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Del lado de Sam

La primer cacería que tenía junto a los hermanos Winchester no estaba saliendo del todo bien

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La primer cacería que tenía junto a los hermanos Winchester no estaba saliendo del todo bien. Digo, eso de que un payaso sea el centro de todo y que no sea un fantasma sino alguien con un cuerpo es escalofriante y agregando a eso que las balas de sal no hicieron nada es aún peor.

Lo único bueno es que a pesar de que los propietarios de la última casa a la que atacó el payaso vieron la matricula de nuestro medio de transporte, no eran de mi precioso Mustang sino de una camioneta que Sam decidió que usáramos por si las dudas.

Ahora caminábamos por un camino en medio de la nada en tanto regresábamos al circo donde nos hicimos pasar por tres chicos interesados en tener un trabajo "divertido" y poco común.

— Oye, ¿crees que papá y Ellen tuvieron algo que ver?— pregunta Sam y aquello me hace poner atención a la plática de los hermanos. He estado caminando absorta en mis pensamientos por lo que no había escuchado todo lo que hablaban; después de todo no era bienvenida y no quería meterme en problemas, en especial con Dean.

— No creo— respondió Dean con algo de duda.

— ¿Entonces por qué nunca nos habló de ella?

— Pues tampoco nos dijo nunca nada de ella— Dean me señaló con la cabeza y yo solté un bufido aunque no iniciaría una discusión—. Pero creo que tal vez tuvieron una pelea.

— Sí— admitió Sam—. ¿Notaste que papá peleaba con casi todo el mundo?

Pero Sam no recibió respuesta. Dean simplemente dirigió su mirada hacia el paraje y dejó pasar aquella pregunta. Y Sam no se detuvo ahí.

— No te pongas tan sentimental por él— le dijo Sam con tono comprensible.

— ¿De qué hablas?

— ¡Hablo de esos silencios tuyos! ¡Son basura!— por el modo en que comenzó a elevar Sam la voz y hacer movimientos con sus manos es que supe que esto no iba a terminar bien—. ¡Supéralo!

— ¡Ay Dios!

— ¡No estamos hablando de una persona cualquiera sino de papá y yo sé que tú lo amabas!

Sam tenía toda la razón. Era notable la falta de expresión en los sentimientos por parte de Dean y el no llorar por la muerte de su padre iba a ser fatal de un momento a otro.

— ¡Déjame! Sabes que no soy expresivo y cariñoso como quieres que sea— se defendió Dean.

— No, no, no. No hablo de eso Dean— le interrumpió Sam—. No me interesa cómo lo manejes pero tienes que manejarlo— vi la sonrisa de burla en los labios de Dean solo por un momento. No le gustaba ni un poco la situación, en especial cuando había espectador—. Oye, yo soy tu hermano y quiero ver que estás bien.

— ¡Yo estoy bien! ¡Estoy bien!— replicó Dean gritando—. ¡A la siguiente persona que me pregunte si estoy bien la voy a agarrar a golpes! ¡Ese es asunto tuyo, no me lo pases a mí!

— ¿De qué estás hablando?— pregunto Sam con curiosidad en tanto me daba una discreta mirada, como si él no estuviera listo para dejarme escuchar lo que Dean le diría.

— Creo que es muy interesante esa repentina obediencia que tienes por papá. Todo es como "¡Oh! ¿Qué tenemos que papá querría que hiciera?" Sam, te pasaste toda tu vida discutiendo con papá. Es más, buscaste pelea con él la última vez que lo viste y ahora que está muerto quieres compensarlo. Pues lo siento Sam, no puedes, es demasiado tarde.

— Es suficiente, Dean— intervine sintiendo un nudo cerrarse con fuerza en mi garganta. No era momento de este tipo de reclamos, no cuando la situación no lo ameritaba, no cuando los tres debíamos aún estar en duelo por la muerte de John. Sam tan sólo quería que su hermano no se consumiera en su dolor porque sabía lo importante que fue John para Dean pero no era necesaria la manera en cómo Dean le hablaba a Sam.

¿Que si es verdad lo que le dijo? Puede que tenga razón pero había sonado cruel y más porque ahí estaba la herida por no llorarle a su padre.

— ¡No te metas en esto!— Dean apretaba con fuerza la mandíbula en tanto me reclamaba entre dientes.

— ¿Por qué me dices eso?— le preguntó Sam con la mirada más triste que había visto por lo que algo se removió dentro de mí.

— ¡Porque quiero que seas honesto contigo sobre eso!— le respondió Dean amenazante, llevando su mirada de su hermano a mí. No había bajado mi guardia ni tampoco me había alejado del lado de Sam—. Yo estoy digiriendo su muerte, ¿y tú?

Sam no pudo permanecer más tiempo enfrentando a su hermano. Siguió caminado con largas zancadas hasta dejar una buena distancia entre nosotros. No pude evitar notar sus ojos enrojecidos y las lágrimas a punto de estallar.

— Eres un idiota— le logro decir a Dean en medio del enojo y el nudo queriendo cerrar mi garganta. El rubio Winchester solo formó lo que parecía ser una sonrisa de burla pero podía notar en su mirada que estaba rompiéndose—. No deberías hablarle así a tu hermano.

— ¿Así cómo?— preguntó con curiosidad al tiempo que apretaba la mandíbula—

— ¡Como si no te importara que tu hermano esté preocupado por ti!— elevé un poco la voz sin poder evitarlo haciendo que Dean alce una ceja—. Dean, deja de pretender que no te duele la muerte de John.

— ¡Tú no sabes nada!

— ¡Claro que lo sé!— lo paré antes de que siguiera gritando—. No conocí a mis padres y aún así lloré por su perdida, por su ausencia, y después conocí a John y lo amé como a un padre pero lo perdí demasiado pronto. ¿Aún te atreves a decir que no sé nada?

— Yo, lo...

— Ahórrate tus disculpas, Dean, y mejor aprende a ser menos egoísta y a pensar en los demás, en especial en lo mucho que Sam te ama y lo que la muerte de John le hace sentir— una lágrima acida se deslizó por mi mejilla y la limpié con un manotazo, enojada de que esta delatara el remolino de emociones que viajaba en mi interior—. Y te advierto, idiota, que si vuelves a lastimar a Sam de esa manera, yo me encargaré de que pagues cada una de sus lágrimas. ¿Has entendido?

— ¿Disculpa?

— Creo que hablé lo suficientemente claro— le advertí, señalándolo con mi dedo, para después alcanzar a Sam con una pequeña carrera.

Lo escuché sollozar cuando estuve a su lado así que sólo me acerqué y, sin decir nada, lo abracé con toda la fuerza del cariño que él solo se ganó. Era un chico extraordinario que no merecía ni una pizca de sufrimiento.

Pude ver cómo cayó la máscara de dureza de Dean cuando nos vio de esa manera y me pregunté si había sido lo correcto hablarle de ese modo.

Pude ver cómo cayó la máscara de dureza de Dean cuando nos vio de esa manera y me pregunté si había sido lo correcto hablarle de ese modo

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