[Pausada]
Monstruos.
Seres que vemos como protagonistas en las películas de terror.
Entes creados por las mentes brillantes de escritores.
¿Qué tan cierto es eso?
Los Winchester son los hermanos que viven una aventura todos los días, como si fueran...
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Levantarse por las mañanas era de las mayores luchas con las que me enfrentaba, en especial cuando me siento tan cansada, como si no hubiera dormido nada en toda la maldita noche.
Luego de la posesión de Sam, propuse que fuéramos a descansar a mi antigua casa antes de que encontrara comprador. Los tres ya necesitamos tener un tiempo en un espacio al que podemos llamar hogar y que sea completamente distinto a las habitaciones de motel a los que nos hemos que tenido que acostumbrar por las interminables cacerías.
Gimo al estirarme ya que una incontable cantidad de huesos han tronado a modo de protesta como si acabara de recibir una paliza en alguna pelea con un monstruo. El problema es que eso es casi imposible pues hemos estado fuera del radar un par de días, suficientes para ya haberme recuperado del simple golpe en la espalda.
Estiro mi brazo de modo que me doy cuenta del lado vacío de la cama y lo frío que está. Debe ser tarde ya que Dean no suele madrugar, además de que yo soy la que siempre se levanta primero, envuelta en sus fuertes brazos y aprovecho siempre para olfatear el olor de su piel, en especial en su cuello que es donde esconde mi rostro por las noches.
Sabiendo que no volveré a dormirme, me levanto de la cama, me pongo las pantuflas que encontré cuando llegamos y me dirijo a la cocina en busca de una raza humeante de café y quizá una rebanada de pan con mermelada de frambuesa para acompañarlo. Mis tripas rugen a favor.
Entro a la cocina arrastrando los pies hasta llegar a la encimera y sentarme de modo que quedo de espaldas a un Dean que parece feliz de poder estar cocinando tocino por la mañana. Yo también estaría feliz de no ser porque la cabeza va a estallarme y el resto del cuerpo me pide a gritos que regrese a la cama y no despertar hasta que se considere hibernación.
— Hola— dice Dean cuando se percata de mi presencia. Tiene una fabulosa sonrisa que no puedo corresponder pero que aliviana un poco mi mañana—. ¿Lista para desayunar?
— Solo quiero un café, gracias— susurro con cansancio, haciendo que frunza el ceño.
— ¿Solo café? ¿Desde cuándo rechazas un buen desayuno?— Dean se acerca con el plato vacío aún en las manos para así tocar mi frente. Noto que trae alrededor de su cintura un mandil amarrado. Quiero sonreír pero desisto—. ¡Estás ardiendo en fiebre!— exclama como si fuera lo peor del mundo. Deja el plato sobre la encimera, la rodea, y me carga en sus brazos.
— Dean, no es necesario. Estoy bien.
— Si le llamas bien a no tener hambre y estar como horno, entonces sí, sí lo estás— dice con sarcasmo, caminando con facilidad por la casa hasta que llegamos a las escaleras. Sam viene bajando por estas.
— ¿Todo bien?— pregunta Sam enarcando una ceja. Dean niega.
— Amber está enferma— Dean empieza a subir las escaleras así que me aferro a su cuello, rodeándolo con mis brazos. No quiero caer y que esto se ponga peor.