[Pausada]
Monstruos.
Seres que vemos como protagonistas en las películas de terror.
Entes creados por las mentes brillantes de escritores.
¿Qué tan cierto es eso?
Los Winchester son los hermanos que viven una aventura todos los días, como si fueran...
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La cacería está en pausa. Sí, aunque nadie lo pueda siquiera creer o incluso imaginar, hemos decidido tomarnos unos días para tener una clase de vacaciones en las que no buscaremos nada en los periódicos locales ni estaremos cerca de una casa abandonada que tiene más de una docena de leyendas.
Sam ha tomado la decisión de regresar a su antiguo departamento e incluso visitar a sus compañeros de la universidad. Dean y yo optamos por ir a dos lugares (uno lo decidirá él y el otro me tocará a mí) así que este viaje lo haremos juntos. Cuando los cuatro días de viaje terminen, los tres nos reuniremos en un mismo punto para retomar nuestro negocio familiar.
Nunca he estado sola con Dean como lo estaré estos días. Quiero decir, es completamente distinto el convivir con él al mismo tiempo que su hermano, además de que todo lo que compartimos es mayormente relacionado a la cacería así que este momento a solas hará que nos conozcamos mejor, que me abra los ojos a alguna clase de realidad que no quiero ver o tal vez servirá para reforzar lo que ya siento por Dean.
— Entonces, ¿ya decidiste a dónde quieres ir?— me pregunta Dean haciendo que la oscura y silenciosa atmosfera del Impala se llene de su profunda voz. Por un momento me había perdido en la laguna de mis pensamientos y en el ronroneo del auto a mitad de la carretera y bajo la luz de luna; ahora el sonido de su voz es lo único que importa.
— Tengo dos ideas pero definitivamente debo pensarlo bien.
— ¿Para qué pensarlo demasiado?
— Bueno porque uno de los lugares es donde básicamente viví toda mi infancia y el otro es a donde he querido ir desde que tengo memoria— le digo sin evitar formar una sonrisa, una que Dean ha visto y que le da mucha curiosidad.
— Dímelos, lo lugares a los que quieres ir— suplica como si realmente le interesara saber lo que quiero. Aunque, quién sabe, puede que sí le importe.
— New York, a Brooklyn para ser exactos. Ahí viví con mi abuela antes de mudarnos a Florida— volteo hacia Dean para darme cuenta de que sus labios están en una mueca que hace normalmente cuando piensa las cosas demasiado. Quizá crea que no es un buen lugar—. El otro es Disneyland.
— ¿Qué?— Dean pregunta en tono burlesco en tanto hace la sonrisa más ancha que he visto en él, solo comparada con las que hace cuando Sam dice algo tan tonto que no pierde la oportunidad de hacérselo saber con solo sonreír.
— No me importa lo que pienses, Dean— le digo encogiéndome de hombros—. Esas son mis dos opciones. Toma la que quieras y punto.
— No te enojes— me dice. A pesar de que ya no lo veo, sé que aún sonríe—. Solo tengo curiosidad de por qué Disneyland.
— Ya no importa.
Cierro mis ojos y recargo mi cabeza en la ventanilla, lamentando el hecho de haber cometido el error de expresar unos de mis secretos a él y recibiendo una respuesta que definitivamente no me gusta.
