||Cap.24||

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Bajamos del taxi donde teníamos que regresar al instituto. Pedimos bajarnos una cuadra atrás, no queríamos ser descubiertos.

-Carajo- se quejó. Miré la puerta del lugar. Dos maestros haciendo guardia platicando entre sí.

-Mierda. ¿Ahora qué?. No podemos dormir aquí afuera- me molesté.

-Baja la voz- nos escondimos incados en un arbusto enfrente de la Universidad.

-¿Qué hacemos?- me dejé caer al suelo sentada. ¡Lo que nos faltaba!.

-Mira, hay que pensar con calma- él si se notaba calmado- Vayamos a un hotel y en la mañana regresamos aquí. Nos levantaremos más temprano de lo usual para entrar a clases y no ser descubiertos. ¿Qué dices?- opino una cosa...

-Opino que nos vayamos ya- retornamos a la esquina donde nos dejó el taxi, buscaremos otro.
Lo mejor de estar en la ciudad de Nueva York es que hay muchos taxis. En serio, muchos. Prácticamente donde estés hay.

{...}

"Lo siento, no hay habitaciones disponibles en estas fechas". Los cinco malditos hoteles a los que hemos ido no tienen habitaciones. Estúpido diciembre. Tenías que llegar ahora.
Pensamos en un Motel, que otra opción hay. Ni modo de pedir limosna o dormir en un parque. Por fortuna tenemos el dinero necesario para ir a un Motel y pasar la noche. Sino estaríamos perdidos en medio de la enorme ciudad.

-La habitación no está tan mal- dije. A decir verdad, está muy bien. El problema es que solo hay una cama.
Guardaremos distancia.

-A dormir- se tiró a la cama ocupando todo el espacio disponible.
Tenuemente me acosté arriba de él, aplastándolo. Estamos tan cansados.

Cerré mis ojos y sentí como se movió haciéndome espacio a su lado. Me acomodé mejor para al fin descansar, aún sin abrir mis ojos.

En medio de la oscuridad de la habitación y de mis párpados cerrados, escuché...¿gemidos?.

-Dios...Chandler, basta. No es gracioso- murmuré.

-Creí que eras tú...- se escuchó en el silencio.

-Si no eres tú, entonces ¿quién es?- giré media vuelta para toparme con su mirada.
Riggs golpeó el muro de la cabecera de la cama teniendo la respuesta.

-¡Hey!. ¡Dejen dormir!- me reí y él me tapó la boca. Como acto seguido los gemidos callaron- Parece que se calmaron.

-Es desagradable- me devolví a mi posición anterior con la idea de caer de vuelta en el sueño- Dame cobija.

-Perdona- le hice reír bajo.

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¡Pip, pip, pip!. ¿Quién pusó esa alarma?. Ah, sí, Riggs. Las cinco y treinta de la mañana. Maldita sea.

-Apaga eso, estoy despierta- dándole la espalda estiré mi brazo y lo meneé un poco.

El sonido cesó. Tallé mis ojos y removí lagañas. Mi amigo bostezó, pegándomelo.

-Vámonos ya- me dijo.

•Fucking Boarding School• {Chandler Riggs y tú}.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora