•Fucking Boarding School• {Chandler Riggs y tú}.

||Cap.11||

Los últimos detalles, y listo. Mi tarea está lista para presentar mañana.

Sentí una extraña vibración en mi pantalón...¿Qué...?, oh, cierto, mi teléfono.
Se mostró en los contactos de la llamada a mamá. Enarqué una ceja.

-¿Mamá?- contesté al teléfono.

-¡Sky!. ¿Porque no me has hablando hija?, la última vez que lo hiciste fue hace dos semanas- lo dijo tan rápido que apenas y logré entenderle.

-Agh- gruñí para mí- Lo siento, debo haberlo olvidado, últimamente tengo tantas cosas en la cabeza que ya no me caben más pensamientos- me excusé.

-Bien...solo intenta hablar más seguido, ¿sí?. O yo te llamaré. Me preocupas hija, desapareces así como así.

-Perdón, llamaré más seguido. ¿Cómo está papá?- la puerta de la habitación fue abierta y Chandler entró. Tiró su mochila a la cama, y después su cuerpo. Suspiró pesado.

-Él está bien cariño, ahora mismo está en él trabajo. Le encantaría hablar contigo- habló algo apagada.

-A mi también con él mamá- Riggs volteo su mirada a mi al mencionarla, como un impuso- Tal vez cuando este desocupado hablamos.

-Le diré. Hija, tengo que colgar, iré con las vecinas a jugar cartas. Solo quería saber cómo estabas- sostuve la risa.

-¿Cartas?, ¿desde cuando juegas cartas?- sonreí.

-Desde que me mostraron el juego, ya no estás aquí, así que tenía que buscar algo con que entretenerme.

-¿Auch?- reímos- Diviértete mamá, hablamos luego.

-Te quiero hija, adiós- sé que estaba sonriendo, aún sin poder verlo.

-Yo igual- corté la llamada.
Apoyé mis manos en mi frente, dejándola descansar ahí. Cerré los ojos.
Los abrí al no ver reacción del chico, no me saludó al entrar, ni ahora.

-¿Sigues molesto?- tomé mi ropa para el gimnasio de pie. Necesito ir.

-No estoy molesto- frío, ¿Quién te entiende?.

-Oh, ¡vamos!- bufé- Chandler...

-¿Hm?- cerró sus ojos. Viré los míos. Esto es absurdo.

Me encerré en el baño para cambiarme de una vez, pantalón, blusa, y tenis. Recogí mi cabello en una coleta alta.

Salí y no le miré, únicamente me dirigí a mi destino. El gimnasio.

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Mientras estaba en el gimnasio Will me envió un mensaje pidiéndome que saliéramos, no pude decir que no.

Apenas llegue me metí a la ducha, me arregle decente con unos jeans y mis converse; Ah, claro, no falta mi blusa holgada blanca.
Creo que la mayoría de mis blusas son holgadas, no lo había notado.

No olvidé el maquillaje en mis brazos, tenía que cubrir de alguna manera mis raspones que me hice aquella vez.

Recuerdo el sueño como si fuese ayer, soñé con él, lo recordé. Justo lo que no quería aquí en Nueva York.
En fin, ya lista salí. Faltan...30 minutos para que venga a recogerme. Siempre se ofrece a hacerlo.

Cuando regresé Chandler hacía tarea, ahora está metido en su celular, creo que mensajea con Berek o con cualquiera que lo haga.

Yo me hundí en la cama y en la lectura. Podría leer este libro miles de veces y no cansarme.

Pasó rapidísimo el tiempo, solo oí el toqué de su mano en la puerta.

-Hola- nos saludamos con un beso en la mejilla y una sonrisa- Hola Chandler- lo saludó sobre mi hombro.

-Hola- que pagado sonó eso. Lo fulminó con la mirada.

-Vamos- le susurré, agarré su mano y cerré la puerta a mis espaldas.

-¿Se encuentra bien?- ¿Quién?. ¿Riggs?.

-¿Chandler?- me confundí por la pregunta.

-Hablo de que, ¿si todo está bien entre ustedes?- caminamos a la heladería del instituto. ¡Aquí hay de todo!, supongo que es para que no tengamos la necesidad de salir.

-Si, todo está bien- mentí- ¿Porque...- sonó mi celular. Lo saqué del bolsillo y antes de contestar le dije:- Ya vengo- Will asintió. Me alejé un poco de él.

-¿Ho...?.

-¿Sky?- su voz esta cortante.

-¿Alex?- que torpe, no revise quién era antes de contestar.

-¿Estás ocupada?.

-Ehh...bueno, yo y Will...- colgó- ¿Alex?- fuera de línea.

Lo volví a intentar. Ahora buzón. Maldita sea Alex.

-¿Todo está bien?- se preocupó Will, o al menos eso mostraba.
Me le quedé mirando por unos segundos buscando las palabras.

-Todo bien- no sabía que responder bajo presión, era su mirada contra la mía.

-¿Segura?- aún no quitaba mi cara de pocas palabras y asombro.

-Emm- tartamudeé- Si, si- empecé a caminar de nuevo a su lado, evitando el tema.

{...}

El silencio invadía el lugar, el pasto en el pequeño campus de aquí. Mirando el cielo, recostados.

-La otra vez en mi ventana hice lo que tú hacías de pequeño- sonreí recordando el momento. Frunció el ceño.

-¿A qué te refieres?- me miró. Yo no. Seguía mirando el cielo despejado.

-A las estrellas, la luna. Las miré por mi ventana al no poder dormir.

-¿Funcionó?- de reojo vi como sonrió. Asentí.

-Buen consejo.

-No fue un consejo- asomó sus dientes en su sonrisa.

-Pero lo tomé como uno- reímos.
Devolvió su vista al cielo.

Me tensé cuando su mano tocó la mía, sentí ese escalofrío recorrer mi cuerpo.

Nadie dijo nada. Y después de reojo vi su sonrisa.
Esa maldita sonrisa.