Hacía frío. Las hojas secas que se habían desprendido de los árboles, formaban un colchón en el suelo de tonos marrones y anaranjados. Ante aquella imagen, Yoongi sonrió, encantado. Llevaba puesta una campera muy abrigada, y escondió la mitad de su rostro en ella. Sacó su teléfono del bolsillo, y tomó una foto del parque. Los árboles estaban desnudos, y sus follajes esparcidos por todos lados, adornando cada rincón del suelo.
Jimin, quien caminaba a su lado, lo miró de reojo y esbozó una sonrisa. Adoraba verlo de esa forma. Le provocaba unas agradables cosquillitas dentro de su corazón, que tenían la intención de quedarse allí por un buen rato.
—Pareces feliz, hyung.
—Lo estoy. Es un día precioso.
Jimin miró al cielo y torció sus labios, haciendo una mueca al verlo teñido de gris. Aún faltaba para el invierno, pero el viento congelaba y no había señal alguna de vida en las plantas.
—¿Qué te gusta tanto del otoño?
—Sólo me gusta —se encogió de hombros—. De todas formas, me gusta pensar en un significado más profundo de las cosas. Me gusta creer que esto significa un cambio.
—¿Por qué?
—¿Porque los árboles cambian sus hojas, para que crezcan otras nuevas?
—No creo que eso haya sido para nada profundo, hyung —arrugó su nariz.
Yoongi jadeó, entre molesto y divertido. Jimin rió, contagiando al mayor, quien se sentía más que contento. Hacía mucho que no escuchaba su risa.
—Yoongi...
—¿Sí?
Jimin miró hacia todos lados, cerciorándose de que no haya nadie a su alrededor, y corrió como una criatura hacia un extremo del parque. Era un sector exclusivo para niños, con arena en el suelo, toboganes, hamacas y otros juegos. Yoongi frunció sus cejas al verlo entrar. Sin embargo, lo siguió.
—¿Qué haces, Jiminnie?
—Algo que quiero hacer desde hace mucho —susurró, como si alguien más pudiera escucharlo.
—¿Y eso es...?
—¿Recuerdas lo mucho que te gustaban los columpios, cuando éramos niños? —alzó varias veces sus cejas.
Yoongi soltó una silenciosa risa al haberlo visto subirse y mirarlo, expectante; como preguntándose si, acaso, lo iba a acompañar.
Muchos aspectos de Jimin eran adorables a los ojos del mayor. Todo aquello que el otro creía que era estúpido o inmaduro, él lo veía como algo dulce, tierno, algo de lo cual jamás se cansaría. Por ejemplo, cuando lo veía correr hacia las hamacas al no haber niños cerca, cuando caminaba haciendo equilibrio por el cordón de la vereda, cuando, distraídamente, caminaba evitando pisar las líneas de las baldosas como si fuera un juego; o cuando cantaba canciones de sus películas animadas favoritas.
Yoongi corrió hacia él y se sentó en el columpio libre a su lado. Ambos comenzaron a balancearse de adelante hacia atrás, sintiendo aquellas divertidas cosquillas en el estómago, provocadas por el movimiento.
—Lo bueno y lo malo.
—¿Qué?
—Lo que creo que representa el otoño. Puede que vengan tiempos malos, pero siempre habrán mejores, en donde te sentirás mejor... más vivo.
—¿Como la primavera?
—Exacto.
—Sin embargo... —se detuvo, Yoongi lo imitó— tengo que admitir que, en esta época en donde las hojas mueren y todo se seca, me estoy sintiendo más vivo que nunca... pero no como antes.
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Alone [Yoonmin] ©
Fiksi PenggemarLos sentimientos de soledad y tristeza estaban destruyendo a Jimin poco a poco. Yoongi se encargaría de cambiarlo.