16 - "Confesión secreta"

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Este capítulo va dedicado a una persona muy especial, alguien que puede matarme y revivirme en un segundo, quien alegra mis días con una simple sonrisa, y quien me enloquece con su voz. Jungkook, feliz cumpleaños ♡
AHRE igual sí, saluden a mi pequeño polluelo ♡

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La campanilla que estaba colocada encima de la puerta de la librería sonó cuando Jimin se adentró al lugar. Caminó a pasos lentos y notó que habían varias personas antes que él. Se paró junto al mostrador, e hizo un suave ritmo con sus dedos sobre la superficie, mientras observaba los productos que se exhibían a su alrededor. De pronto, una muchacha no más grande que él apareció del otro lado, sonriéndole.



—Buenos días, ¿Puedo ayudarte?



Jimin hizo contacto visual con ella durante un escaso segundo. Luego, miró hacia abajo, avergonzado.



—Uhm... ¿T--tienes marcadores?

—Por supuesto.



Jimin se pegó una cachetada mentalmente ¡No podía estar tartamudeando por pedir unos estúpidos marcadores! Suspiró, tratando de deshacerse de sus nervios, pero no lo logró.

La chica volvió poco después con varios marcadores de diferentes colores. Los puso frente a él, y Jimin los observó. Tomó uno azul en una de sus manos, y uno negro en la otra. Recordó que el negro era uno de los colores favoritos de Yoongi, y que, si bien algo de color sería bonito, quería que le gustara al mayor.

Jimin sacó su billetera y, con manos temblorosas, tomó el dinero necesario para pagar lo que iría a llevarse.



—Llevaré este.



Jimin dejó sobre el mostrador el de color azul, para que la muchacha tomara el otro de su mano. Sin embargo, ella creyó que él elegiría el que había dejado frente a ella. Así, la chica agarró el marcador azul, tomó el dinero y le sonrió.



—¡Gracias por tu compra!

—D--de nada. Qu--que tengas buenos días.



Jimin salió de allí, caminó un par de calles hasta su edificio y se sentó a un costado del mismo. Pateó uno de los botes de basura que estaban junto a él, y tironeó de sus cabellos. Cada vez que se ponía tan tímido con gente desconocida, se sentía estúpido. También cuando no se animaba a decir ciertas cosas —como que el color del marcador que quería llevar no era el azul—, sólo para no molestar o no contradecir a los demás.

Luego de haber estado cinco minutos lamentándose afuera, entró, subió las escaleras y metió las llaves en la tercera puerta del pasillo. Sin embargo, no podía abrirla. Gruñó e intentó de nuevo. La puerta se abrió, poco después, aunque porque alguien del lado de adentro lo había hecho. Una anciana salió de allí y lo miró, asustada. Después, al haber notado quién era, sonrió.



—B--buenos días, señora Oh... ¿Qué hace aquí?

—¿En mi casa? —se extrañó la señora.

—¿Eh? —miró a su alrededor, dándose cuenta de que estaba en la puerta equivocada— L--lo siento —se sonrojó.

—¿Todo en orden, Jimin? ¿Necesitas algo?

—N--no, gracias. Estoy bien.

—De acuerdo. Ven conmigo si precisas ayuda.

—Gracias.



Después de haberse despedido de la mujer, el pobre joven corrió escaleras arriba, pues se había equivocado de piso. Una vez allí, Jimin entró a su apartamento. Esta vez, al suyo. Al haber cerrado la puerta, apoyó su peso sobre ella, suspiró y cubrió su cara con ambas manos. Las emociones de los últimos días, y los vergonzosos sucesos de aquella mañana le habían causado una terrible jaqueca, la cual recien empezaba, provocándole horribles punzadas que no se detendrían por unas cuantas horas. Cuando el dolor se calmó un poco, escuchó una voz a lo lejos. Frunció sus cejas.



Alone [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora