Capitulo 22. Una Oportunidad

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Atención, capítulo dedicado a una chica, su nombre es azamalia18 quien cumplía años. Felicidades hermosa !!

Volví a casa con un sabor amargo en la garganta. No podía creer lo egoísta que ella era conmigo.

—Está bien mamá, puedo hacer más cosas de las que parecen. No necesitas quedarte aquí.

—Zeed, acabas de salir del hospital. No voy a dejarte sólo.

—Mamá... —Le sonreí lo más que pude, guardando para mis adentros la tristeza que sentía. —No dejaré que te quedes en vano. Ve a casa y toma una ducha, come algo y duerme. De veras lo necesitas.

Le sonreí y ella lo medito durante varios minutos hasta que al fin cedió. Me sentí relajado cuando lo hice. Nos dimos un fuerte abrazo y observé su imagen desaparecer por la espesa oscuridad de la noche. Ya era tarde.

(...)

Surgieron muchas cosas desde la última vez que oí su voz.

Han pasado dos semanas desde que deje la silueta de Lucy en esa habitación de hospital. Dos semanas desde que ya no hablamos, dos semanas desde la última vez que la oí respirar.

Y estas, son las peores dos semanas de toda mi vida. Me siento sólo y destruido, la necesito. ¿Por qué no me deja entrar en su corazón?

Fui a visitarla todos los días desde que me dieron de alta durante una semana. Ella nunca me dejó pasar a verla, inclusive cuando la trasladaron de terapia intensiva a una sala normal. Aún así nunca me dejó verla, sin más comentarios, sin ninguna excusa. Era un simple no, que la enfermera me expresaba cuando yo llegaba y le preguntaba si podía pasar.

No iba en los horarios fijos de visita, ya que sabía que preferiría estar con su familia que con un ajeno. En cambio, sólo les decís que yo era un buen amigo y trabajaba mucho, por lo cual los horarios de atención eran horarios de trabajo para mí.

Aún así, seguía recibiendo negaciones.

Llevaba flores, chocolates y golosinas, pero jamás las acepto. Era como si él la no quisiera saber más nada de mi, como si quisiera ignorarme por el resto de la vida.

Hasta que un día al llegar, la enfermera me observo con los ojos bañados en pena, y me confesó que le habían dado de alta. No se donde es que esta o con quien. Fui a ver a sus padres, con la excusa de «pasarle la tarea atrasada» pero ellos me dijeron que no vivía en esa casa desde hacía ya varios días. También me dirigí a la casa de sus primos, los cuales con ceños fruncidos también dijeron lo mismo.

No iba a la escuela, no estaba en casa de sus primos ni la de sus padres, me había bloqueado de todas las aplicaciones y redes.

Para resumir, ella hacia desaparecido prácticamente, sin dejar ningún rastro.

Comencé a estar un poco más deprimido. Mis notas no estuvieron subiendo este último tiempo. En realidad, sólo obtuve seis y cinco estos trimestres.

Mi mente está plenamente ocupada en ella, y sólo en ella.

—Hijo, no puedes seguir así por una chica... debes disfrutar de tu adolescencia, debes conocer más gente...

—No encontraré a nadie más como ella mamá...

—Querido... —Me observo con esos ojos de madre, en los que te advierten de que algo saldrá mal si lo haces. —Esa es la idea...

Baje mi vista al suelo, me sentía derrotado. Pero a la vez trate de convencerme a mi mismo de que este sería una gran oportunidad para dejarla atrás.

Sentía que algo en mi se había liberado, como si yo estuviese necesitando que alguien me dijera eso para abrir los ojos un poco y observar un poco más allá de la silueta de Lucy.

Después de todo, fue ella la que se alejó de mi. No puedes ayudar a alguien que no quiere ser ayudado.

Estaba convencido de que era lo que haría hot, viernes en la noche.

Saldría de fiesta y beberia un poco, ya que yo mismo tenía que devolverme  a mi casa, y no deseaba otra visita al hospital.

Confucio durante media hora por una carretera que me dejaba justo al frente del bar donde Albert me había recomendado ir en mis momentos de melancolía, ya que el hacia lo mismo cuando hacia falta.

Me senté en una de esas sillas que nunca se acomodan al suelo, frente a la barra, donde le pedí a la chica un trago fuerte.

—No se los nombres de los tragos... No suelo beber mucho... —Le confesé a la risueña rubia encargada de preparar las bebidas.

—Descuida, admiro tu franqueza. Hay gente que se sienta donde tu estas fingiendo que saben beber y los ves ebrios luego del segundo shot de tequila.

—A de ser muy divertido aquí... —Respndi luego de beber un trago de esa misteriosa bebida. Sabía exactamente como el alcohol, y un poco de perfume. Horrible.

—Depende... tienes varias fases. Están los ebrios divertidos, de esos que te cuentan chistes y se ríen de todo... —Se acercó un poco y colocó sus codos en la mesa. —También están los ebrios aburridos, de los que no hablan con nadie... los ebrios peleadores que buscan cualquier excusa para golpear a alguien, y los ebrios melancólicos. Que sólo vienen aquí a contarme de sus problemas amorosos, llorar y beber en su profundo mar de tristeza.

Trague duro al notar que yo sería como el viejo Albert.

—Mejor no bebere más de la cuenta. —Deje el vaso frente a mi y la chica sonrió de modo agradable.

—Mi nombre es Destiny... —Me tendió su mano.

—El mío Zeed, un placer.

Oí que llamaban a la barra en busca de alguien que les sirviera un trago. La chica rodo los ojos y me sonrió antes de marcharse a atender a sus clientes.

Me Di la vuelta, cuando volví a oír su voz sobre el ruido de la intensa música.

—Iremos con unos amigos a un baile cerca de aquí... ¿Te gustaría venir con nosotros? —Pregunto.

—Eso... sería genial. —Me Di cuenta de que debía salir de mi zona de confort y explorar un poco el hecho de relacionarme. Tenía que darle una oportunidad.

Estoy teniendo grandes ideas !!!

Será de lo más loco esta historia, ya verán, nunca leyeron algo así.

Heladito 😘

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