Capitulo 35. Pollo Con Papas

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—Lucy... Hey... amor... despierta... —Oí la dulce voz de Zeed en mis oídos, y una suave caricia rozaba mis mejillas. —Veo que las cinco bolsas de papas y el medio kilo de helado te dieron sueño. —Me retorci un poco. —Bien, si no despiertas, no podremos ir a cenar a la casa de tus padres. Estamos llegando tarde. —Abrí los ojos como dos grandes huevos.

—¿Cena? —Frunci el ceño, recordando lo sucedido. —¿Qué ya no habíamos cenado con ellos? —Zeed me observo con un gesto gracioso, pero lo revocó al darse cuenta de que era en serio lo que había preguntado.

—Amor... ¿Te sientes bien? —Levantó su mano y tomó la temperatura de mi frente. No estaba delirando. La quite enseguida.

—Zeed hablo en serio. ¿Ya le dijimos lo del embarazo?... —El negó levemente y detuvo el andar del auto en una calle redeada de árboles. —¿Qué sucedió? —Estaba confundida. —¿Qué hora es?

—Son las ocho y media... —Observó su reloj, siempre llevaba un reloj. —Bueno... nueve menos cuarto de la noche.

—¿Me quedé dormida?

—Pues, luego de comerte esas cinco bolsas de papas, y medio kilo de helado de chocolate, te dio sueño y dijiste que dormirias.  Yo tenía que pagar unas cuentas y al volver, tu ya estabas dormida. No te desperté. Te veías hermosa... —Soltó una risa. —Comencé a conducir a la casa de tus padres y bueno... Estamos cerca.

—Oh... —Me limite a contestar.

Eso quería decir que todo lo demás había sido un sueño, que la confesión delante de toda mi familia y la madre de Zeed, no había sido más que un subproducto de mi imaginación.

Estaba dormida, soñando.

—¿Está todo bien? —Pregunto con la mirada confundida, aún más que la mía.

—Si... todo bien... —Le sonreí.

—Bien... ¿Quieres ir con tus padres? ¿O prefieres decirle que mejor será otro día? —Negué rotundamente.

—Debes ir. —Tenía un buen presentimiento.

Sabía que todo saldría bien si les confesaba lo de mi embarazo. ¿Quién sabe? Quizá el sueño halla sido una especie de premonición, tales como las de la película de destino final, salvo por el detalle de que esas promociones eran catastróficas y terribles.

Algo me decía que era imposible que la madre de Zeed estuviera sentada en mi mesa, siendo que ni siquiera conoce a mis padres y yo la observé sólo una vez en la pizzería donde trabaja.

¡Ja! Sueños.

Estábamos muy cerca de mi casa, la confianza aún estaba a flor de piel, me sentía genial y segura de lo que haría. Esperaria a que todos estén sentados y luego lanzaría lo sucedido como una bomba, causando aplausos y felicitaciones.

—Llegamos... —Murmyro Zeed a modo de aviso. Lejos de mía pensamientos, observé la casa de mis padres, inmensa e iluminada como siempre. En la puerta, el auto de mis primos y dos moros, junto al auto de papá.

Varios juguetes en el suelo declaraban niños en la casa, y al acercarte, los gritos y risas de tales chicos. Golpee dos veces la puerta y ambos aguardamos.

Unos segundos más tarde mi primo Robert abrió la puerta con una gran sonrisa. El y Zeed estrecharon manos y luego de eso, una gran sonrisa se enmarcó en mi rostro.

—¡Tíos! —Grité emocionada al observar a mi tía Aly y al tío Lucas charlando con sus parejas y con mis padres.

Lu fue el primero en acercarse, abrazandome con sus fuertes brazos abiertos, y al llegar a Zeed, una mueca de desconfianza  fue demostrada.

—Lu, el es Zeed, mi novio. —Murmure. —Zeed, el es mi padrino Lu. —Observé a Lucas apretar un poco más de lo debido los dedos flacos de Zeed.

Prosegui a presentar a mi tía, y a sus respectivas parejas. Kevin y Josh no dejaban de decirle que olía a Pizza y la pequeña Yas lanzaba sus juguetes por el aire.

Todos ocupamos un lugar en la gigantesca mesa y Zeed se sentó a mi lado por propia petición. La cena era pollo con papas, tal como en mi sueño. Era efectivo que todo saldría como en mi premonición.

Todos estaban ocupados comiendo, inclusive Zeed, que cruzó un par de palabras con Lucas y mi padre, quien estaban a su lado. Yo hablaba animadamente con mamá y mi tía, quienes se mostraban realmente entusiasmada con el embarazo de mamá.

Decidí que ya era momento de hablar, al fin y al cabo.

Golpee una de las copas con un tenedor y sonrei. Observé a Zeed con un gesto alentador, y este me hizo ojos de advertencia. No le hice caso.

—Tengo algo que decirles a todos los presentes... —Murmure. Zeed me tomo de la mano y tiro levemente hacia abajo.

—No creo que deban saberlo ahora amor... —Con una sonrisa cortes, Zeed quería hacerme cambiar de opinión.

—No seas tonto amor... —Lo tire hacía arriba haciendo que se pare justo a mi lado, donde yo lo quería. Saque mi mejor sonrisa. Mi padre tenía la vista fija en mis manos entrelazadas.

—¿Qué ocurre? — Pregunto mi madre con entusiasmo.

—Bueno, sólo quería decirles que... estoy embarazada... —Sonreí. Oí el ruido de Tomy atragantandose, y varios cubiertos que caían a la mesa. Mi seguridad comenzó a desvanecerse, pero trate de remontarlo agregando algo más. —Son dos... —Seguí sonriendo.

El silencio fue fúnebre, las caras eran de pura sorpresa y hasta mis hermanos pequeños, no podían creerlo.

—¡¿Cómo?! —Grito mi padre dando un fuerte golpe a la mesa.

Me sobresalte, y Zeed me abrazo con fuerza.

—Cariño... —Mi madre colocó su mano en la frente en un gesto de sorpresa.

—¿Embarazada? ¿De este infeliz?  —Pregunto Lucas aproximándose a Zeed.

No era lo que esperaba, de veras en mi sueño todo era muy diferente.

—¿A caso eres estúpida? —Pregunto Robert elevando sus manos.

—¡Tienes si lo diecinueve años! ¿Cómo que estas embarazada? Conocía la voz de mi padre, y sabía que el tono que usaba ahora, era el tono que usualmente utilizaba con sus clientes cuando no cumplían en pagar lo que debían.

—Yo... estoy feliz... —Murmure con algunas lágrimas en los ojos.

Zeed beso mi frente y me saco de la mesa con un tirón en el brazo.

—¿Qué haces sabandija? ¿Piensas huir? —Mi padre se acercó a el, Zeed me colocó detrás y enfrentó a mi padre como nunca observé a nadie hacerlo.

—Escucheme bien. —Lo señaló con su dedo. Estaban muy, muy cerca. —Ella es mi mujer y está esperando dos hijos que son míos también, no voy a quedarme aquí viendo como todos la insultan. Ella se irá a vivir conmigo si así lo quiere y mantendré a mi familia con mi trabajo. No necesitamos nada de usted, salvo un poco de apoyo. No por mi, sino por su hija. Pienselo. No voy a huir y dejarla sola. Ese no es mi papel en esta historia, y si usted no puede ver eso, entonces se perderá de muchas cosas. Porque yo y su hija estaremos juntos. Le guste, o no.

La habitación quedó hundida en un silencio horrible, Zeed suspiro y tomó mi mano con suavidad.

—Lamento mucho que no puedan ver algo más que su propia felicidad. —Concluyó.

Nos dirigimos a la puerta, ambos salimos y subimos al auto de Zedd. En el silencio, este fingió un llanto inesperado.

—¿Sabes que el lo peor de esto? —Negué con la cabeza. —Que tu madre cocina de maravillas, y si no la vuelves a ver, no volveré a probar su pollo con papas.

Lo admito. Eso sí fue gracioso.



A que esa no se la esperaban ¿No? ¡Ja!

Heladito 😘

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