Capitulo 24. Helado

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—¿Desea algo más aparte de la pizza extra grande con queso extra, las empanadas, los tacos, las hamburguesas, la gaseosa, el flan con crema, el helado, el burrito de todo y las papas fritas? —Enumere cada una de las cosas que la niña me había pedido.

—No, nada más... —Asenti y le pedí los datos de la dirección. Al terminar, pude oír un grito de una mujer desde atrás, no se escuchó muy claro, pero percibí una frase como «Yasmine ¿Qué haces con el teléfono?»

No le di mayor importancia y decidí seguir con el trabajo. Le pase el pedido al chico encargado de hacer los envíos y comencé a preparar la orden.

Mi cabeza aún dolía un poco por el alcohol que había consumido la noche anterior. Me fue muy difícil concentrarme en la escuela con la intensa jaqueca que tenía.

—¿Aún te duele? —Pregunto mi madre con interés cuando llegó A mi lado a retirar un plato.

—No volveré a beber así mamá... lo prometo. —Bufe rodando los ojos. Era obvio que podía suceder algo como esto ya que no estoy acostumbrado a beber de ese modo.

—Bueno es parte de la salida. ¿Al menos valió la pena? —Sonrió entusiasmada, costó, pero capte la referencia.

—Creo que si... —Murmure entre dientes.

—No me vengas con esas respuestas para andar adivinado Zeed. Respondeme sinceramente si valió la pena o no. —Cruzó sus brazos sobre su pecho y me observo.

—Conocí una chica... es linda... —Metí un trozo de queso en mi boca.

—¿Ya la invitaste a salir? —Su pregunta ocasionó estragos dentro de mi y por poco escupo sobre la pizza el queso de mi boca. —¡Zeed! ¡Cochino!

—¡Mamá! ¿¡Qué... !? ¿Qué te ocurre? —Baje la voz ya que la cocina estaba relativamente cerca de las mesas, y no quería que nadie más ollera mis problemas. —No voy a invitarla a salir aún... la conocí ayer... y estábamos ebrios.

—Yo también estaba ebria cuando conocí a tu padre. —Confesó como la cosa más normal del mundo. La observé de forma acusadora y negué con la cabeza.

—No quiero saber como sigue eso. —Concluí.

—El punto es, que debes invitarla. ¿Qué esperas? ¿Qué ella también se valla? —Pregunto con una sonrisa.

—Mamá, me dueles. —Dirigí mi mano a mi pecho con fingido dolor.

—Deberías hacerlo... probablemente lo este esperando. Y si no, sólo recibirás un no como respuesta, nada mucho más grave que eso.

Analizando su respuesta, me Di cuenta de que tenía razón. Es decir, probablemente obtenga un no, pero ¿Qué tal si es un si?

Decidí enviarle un mensaje al celular que me había dado la noche anterior, después de volver luego de nuestra charla en ese lugar extraño.

A los pocos minutos, vibró y se iluminó la pantalla con una breve respuesta. «Me encantaría, salgo en una hora.»

Sonreí como un tonto, pude notarlo. Mi madre desde el otro rincón me observo con un gesto de «Te lo dije.»

Magia de madres. Nunca podré entender cómo lo hacen.

Concluímos en que la iría a buscar al bar y luego íbamos a caminar por un parque de algunas cuadras atrás. Yo llevaría helado de chocolate.

Al despedirme de todos, cerré las cortinas y me subí a mi auto emprendiendo camino al bar. La observé sentada en un pequeño banco de la esquina con la vista fija en el móvil. Al parecer escuchó el sonido del auto ya que me observo directamente y sonrió cruzando la calle. Abrí la puerta y ella entró.

—Hueles a alcohol. —Sonreí.

—Y tu a pizza. —Siguió.

Seguimos el camino hacia el parque. Eran pasadas las doce de la noche y nosotros estábamos acostados en la hierba fresca junto a nuestro gran pote de helado en medio.

—Me encanta venir al parque a estas horas... es tan tranquilo... —suspiro. —Alejado de todos los ruidos, la gente... sólo tu y las estrellas iluminando todo.

Sonreí, era verdad. Una vista realmente maravillosa se mostraba para nosotros cada noche, pero estamos tan ocupados en los problemas, que ni siquiera la notamos.

—Des, ¿Qué piensas del amor? —Pregunté observando el cielo. —¿Has estado enamorada?

—¿Quién nunca ah estado enamorado? —Respondió.

—Tienes razón... —¿También piensas que el amor es un asco? —Observé de re ojo como Des me observaba con el ceño fruncido.

—El amor no es un asco Zeed, lo que apesta son las personas que dicen amar cuanto en realidad no lo hacen.

—Estoy pedido... —Tape mis ojos con uno de mis antebrazos.

—Es normal que sea fallido... —Suspiro. —Hace tres meses me separe de mi pareja... pero sinceramente no estoy molesta con el...

—¿Por qué terminaron?

—Me engañó con mi mejor amiga... —Ahora era yo quien la observaba con el ceño fruncido mientras ella reía por lo bajo.

—¿Cómo es que no estás molesta?

—No puedo odiarlo Zeed... —Me observo. —El me ha dado los tres mejores años de mi vida... simplemente era hermoso estar con el. Me sentía viva... yo estaba muy enamorada.

Observé una vez más el cielo analizando su respuesta.

—Por eso es que te dije que el amor es hermoso, lo malo es que finjan amarte. —Metió a su boca una cucharada de chocolate.

—¿Estudiadas? —Cambie de tema rotundamente.

—No por el momento. Debo ayudar a mis padres con mis hermanos y se me hace imposible. Trabajo en una estación de servicio en la mañana y en  el bar de noche. No tengo mucho tiempo...

—Ya veo...

—Se lo que piensas.

—¿De que hablas?

—Piensas que como es posible que una chica de dieciocho años deba salir a trabajar para su casa tngo vez de forjar su futuro estudiando. —Imitó las palabras que al parecer, le decían con frecuencia.

—En realidad, pensaba que eres realmente responsable por tomarte eso enserio y salir a trabajar para tu familia. Eres una chica muy noble...

—Gracias... —Sonrió.

—Creo que podríamos salir otro día si no te molesta. —Fingi que no era una pregunta importante, desinteresada, pero en realidad, mi corazón dio un vuelco cuando oí lo que había dicho.

—Eso me gustaría mucho...

—Genial...

—Con una condición. —Señaló.

—¿Cuál es?

—Debes traer más de este delicioso helado. —Sonreí.

—Cuenta con ello.

Gracias por leer!

Heladito 😘


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