Capitulo 43. Mi esposa

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Este capítulo está dedicado a una niña especial, su nombre es Ludmi-EstrellitaLoca (bonito nombre :3) 😍❤

Semana trece de gestación.

Lucy acomodo mi cabello un poco y limpio una inexistente mancha de mi rostro. Visión láser debe tener para poder verla. Luego de eso, tomó el nudo de la corbata y lo estiró, dejándola muy bien acomodada. Algo me decía, que no era la primera vez que se encargaba de acomodar una corbata.

La observé morder su lengua sin darse cuenta. Suele hacerlo cuando está pensando o cuando está concentrada en algo, supongo que ah de ser uno de sus tantos tics.

Como cuando acomoda su cabello en el momento en que está generando una muy elaborada mentira, o cuando antes de dejar la cuchara a lado de la taza, le da dos leves toquesitos, o también, cuando está a punto de guardar una botella en la nevera y obligatoriamente debe revisar dos veces si está bien cerrada su tapa.

Son un conjunto de cosas que la conforman, que la hacían única y especial. De seguro en su mente, yo también era un conjunto de cosas.

—Estoy muy feliz por ti... —Habló luego de una mirada de varios segundos a mi inmaculado traje azul marino.

—¿Me veo bien? —Solté una suave risa.

—Te vez mejor que cualquier otra persona en traje. Estas impecable... —Me observo dando unos pasos hacia atrás, Voltee y me observé a mi mismo en el espejo. Me veía genial.

No recuerdo cuando había sido la última vez que había usado un traje. Probablemente, en el casamiento de mi madre, cuando tenía unos tres años... o tal vez en el funeral de mi papá... cuando tenía doce o trece.

Suspire. Ella se acercó una vez más a mi. Su pequeña figura, llegaba a penas a mis hombros. Era delgada y tenía esa pequeña panza, encargada de dar vida.

—¿En qué piensas? —Pregunto.

—En mi, en ti... en todos... —Le sonreí. Coloque mi mano sobre su panza y le sonreí.

—Son dos melocotones... —Mencionó entre unas risas.

Según la Doctora, su tamaño en esta semana era proporcional a esa fruta. Tenían una gran cabeza y ya se movían dentro de su barriga.

Cada día que la observo, me cuesta más y más comprender que fue que hice yo para merecer a tal mujer en mi vida. ¿Cómo fue que sucedió?

Me encamine a mi empleo con mi auto y tenía planeado que ir a comprar justo después de salir de allí.

El camino era algo corto de todas maneras. Me coloque una radio y comencé a escuchar el pronóstico del clima para las próximas semanas.

En la entrada de el gran edificio, Ethan me esperaba con una gran sonrisa. Baje del auto y este me estrecho la mano.

—Joven Zeed. ¿Cómo estás tú y mi hija?

—Bueno muy bien Ethan... ella se encargó de acomodar mi traje está mañana... —Mencioné. El río.

—Si lo imaginé, ella solia hacer lo mismo cuando vivía junto a nosotros...  —Sonreí. Sabía que solía hacerlo.

—Bien, te dejaré a cargo ahora. Debo irme ahora a una reunión muy importante. Los chicos te ayudarán. —Subió a su auto y me extendió un teléfono.

—¿Qué? Aguarde... no puede irse... yo no se que hacer Ethan... acabo de llegar... —Era mi primer día, ¿Cómo pretendía que supiera que hacer?

—¡Todo está bien! Sabras que hacer... —Mencionó justo antes de irse a no se donde con su lujoso auto negro.

Observé una vez más el edificio, y el teléfono que el me había dado. No tenía ni idea de que hacer allí, tampoco cuál era mi función. Estaba perdido.

—Buenos días... —Salude al chico que con una gentil sonrisa, asintió en forma de saludo.

—¿Tu eres Zeed? ¿El sub jefe? —Tecleo algo extremadamente rápido en la computadora.

—Supongo... —Murmure.

—Eres muy poco confiado, debes cambiar eso sí deseas trabajar aquí. Todos quieren tu puesto.

—¿Mi puesto? —Estará completamente confindido.

—Exacto.

Aguarde unos minutos, estaba perdido.

—¡Hey Zeed! —Grito una voz familiar desde atrás de mi. Voltee y me encontré con el saludo de Robbie y Michael, quienes también vestían trajes tan impecables como el mío.

—Ven, te llevaremos a tu oficina. —Ambos me guiaron hacia un ascensor y luego de eso, hasta llegar a una oficina rodeada de vidrios brillantes y pulidos.

—Estoy perdido chicos... no se que debo hacer... —Sone miedoso.

—Es fácil, tu estarás a cargo de todo lo económico. Todo lo que entra y sale será visto por ti, o por Ethan en su defecto. Además, tu... —Robbie fue interrumpido por su hermano.

—Estarás a cargo de todo en general. Tu trabajo también será verificar que cada uno de nosotros haga bien su trabajo... de otro modo... —Hizo un ademán para que yo terminara.

—¿Lo despido? —Frunci el ceño.

—¡Exacto! —Comentaron al unísono.

—Bien, debemos ir a trabajar. Nos vemos luego.

—Ah... —Estaba a punto de contestarle, pero ambos abandonaron el lugar, tal como Ethan lo había hecho.

Entre a la inmensidad de mi oficina con temor de romper o desacomodar algo, y Suspire.

—Bien. Hagámoslo.

(...)

¡Exhausto!

Esa era la palabra correcta.

Estaba realmente exhausto de todo el lugar. Deseaba como nunca volver a mi casa y quitarme los zapatos unos momentos.

Pero antes de ir a mi casa, tenía que obligatoriamente, hacer otra parada en una joyería de la zona.

Luego de pensar y pensar, estaba seguro de lo que deseaba hacer.

Entre al lugar y comencé a observar todos los artículos, ninguno llenaba todas mis expectativas en su totalidad, a cada uno de ellos les hacía falta algo que los hiciera únicos.

Y entonces, observé en un rincón, un anillo perfecto, de oro blanco con diamantes en el. Definitivamente, valía cada centavo ahorrado para que descanse sobre el dedo de mi mujer.

Por que estaba harto de tener que decirle «Mi chica o mi novia»  Quería comenzar a decirle, «Mi esposa».





Hola!¡¡¡ Chichos y chicas, los amo. Espero que les este gustando la historia.

Heladito 😘

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