°Epílogo°

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Seis meses después.

Estaba acostando a los niños, cuanto oí la puerta sonar. Programe el micrófono para oir cada ruido que ellos hagan.

Observé a través del ojo de la puerta. Y Frunci el ceño al ver quien estaba del otro lado.

Abrí la puerta. Ella parecía algo extrañada. Pero sonreía.

—Destiny... — Murmure.

—Hola Zeed... ¿Cómo estás?

Limpie mis manos con un pequeño trapo que usaba para limpiar la leche derramada de los niños.

—Estoy bien ahora... bueno, un poco mejor... —Sonreí. Estaba confundido.

—Bien yo... sólo pasaba para verte y saludar. Se que es tarde... quizá pueda pasar a ver los niños en algún momento si me lo permites...

—Claro Des, puedes venir cuando gustes.

Un silencio se extendió entre nosotros, hasta que se despidió de mi con un saludo cordial y subió a un pequeño auto para irse.

Cerré la  puerta. Aún sorprendido. Comencé a trapear el piso. Los niños están en su etapa de comenzar a caminar y son muy descuidados.

Golpee sin querer un mueble cercano y oí un pequeño chillido en el suelo. Frunci el ceño y observé, una pequeña llave dorada. La levanté y recordé el momento en que Lucy me la dio. Antes de partir.

Sabrás a donde va.

Entre a su habitación. Llevaba varios meses sin entrar. Me mantenía durmiendo en la habitación extra para no entrar allí.

Tantos recuerdos, inmersos en un solo lugar.

Abrí su armario, y entre su ropa, enconre una caja, con una cerradura pequeña en medio.

Me senté en lo que fue nuestra cama, y coloque la llave dentro. Gire y abrió.

Dentro, muchísimas cartas, con fechas y dirigidas a una misma persona. A mi.

Había una flor roja, recordé mi accidente y supe que era la que llevaba en el auto en ese momento.

La foto de nuestras vacaciones en la nieve, ella sonreía.

Una pequeña nota rosada, escrita con tinta verde.

«¿Recuerdas esa carta que te di hace tiempo? Buscala. Es momento de leerla.»

Me dirigí a mi armario, donde había guardado aquella carta que me había dado el día en que fui a dormir con ella cuando estaba en casa de sus primos.

La desdoble. Y comencé a leer.

«Amor mío, amor infinito, mi amor preciado, Zeed.

Si estás leyendo esto ahora, yo ya me habré ido. Habré dado a luz a Judith y a Theo, y te habré dejado noventa cartas escritas dentro de esa pequeña caja de madera que encontraste de seguro, hace unos minutos.

No te angusties. Fueron escritas en diferentes momentos de mi vida. Leelas. Quiero que seas tú el que sepa mi historia por completo.

Te amo. Lucy»

No pude evitar sacar unas lágrimas. Iba a leer cada carta, una por una.

La amaba, no importa que los días y meses pasen, ella siempre estaría en mi mente, como mi principio y mi final.

Porque yo había descubierto ese enigma cuyo nombre era Lucy Blacke, la había hecho parte de mi, y se había alojado dentro de mi, en lo profundo de mi corazón, aferrandose. Dejando su huella.

Mire al cielo, y supe que iba a amarla, no importaba cuán largo sea su viaje, o cuanto tarde en volver a verla. Ella estaría siempre conmigo, observandome y hablando en su mente consigo misma, como habitualmente hacia.

Te amo Lucy. Te amo en cada luna y en  cada estrella.

Fin.























Mi Chica Ideal ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora