Capitulo 20. Terapia Intensiva

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Estaba consciente, acababa de despertar. Sentía mi garganta seca y un calor agudo amedrento mi cuerpo. No podía abrir los ojos, mis párpados eran demasiado pesados para poder hacerlo.

Me resigne y simplemenfe decidí relajarme un poco antes de volver a intentarlo.

-Descuida Zeed, yo estoy aquí...

La relajante voz de mi mamá inundó mis sentidos, me sentía seguro. Logré sentir sus dedos rozar mis manos y un aura de protección me tranquilizó.

Por un segundo, había olvidado que era lo que hacía en un hospital. Pero como una ametralladora, balas con recuerdos comenzaron a dispersarse en mi cabeza, dejándome con un temor interno que hacía más difícil quedarme tranquilo.

-¿Lucy? ¿Cómo... como esta ella? -Pregunté con baja voz. Noté que esta estaba diferente. -¿Que le pasó a mi vos?

Decidí abrir los ojos lentamente,-y por suerte, pude observar un poco más que sólo oscuridad. Observé la cálida sonrisa de mi mamá y su cabello algo alborotado.

-Ella está en terapia aún... tu garganta ah sido intuvada en la operación que tuviste... Me recomendaron helado o hielo para que sane más rápido la irritación... -Murmuró.

Pero deje de escuchar su voz, justo después de que mencionara que Lucy estaba en coma.

-¿Por qué está en coma? ¿Qué le sucedió?

-Bueno... tu estuviste tmgrave también pero...

-¡Mamá responde maldita sea! -Grité lo más alto que pude. Aún así mi voz sonó como un tono más arriba del que siempre usamos normalmente.

-Ella sigue en coma desde el día en que ambos llegaron aquí... -Desde ese día... Lo recuerdo, el auto, el árbol, el choque... aguarda... ¿Desde ese día?

-¿Hace cuantos días estoy aquí...? estamos... lo siento, quise decir estamos.

-Cuatro días desde aquel día... tu acabas de despertar, y eras el que menos herido estaba de los dos.

- Ella... esta en coma... -Pude verla, desvanecida debajo de mi mientras el choque se aproximaba. -Quiero verla...

-No Zeed tu no puedes...

-¡Quiero verla mamá! ¡Déjame verla! -Comencé a arrancar cada una de las agujas que invadan mis brazos, mi madre, como acto para protegerme tomo mis brazos con fuerza. Yo estaba cedado en parte, por lo que me dificultaba bastante la movilidad y entorpecia mi fuerza que usualmente, es más que la de ella.

-¡Doctor! ¡Por favor! -La oí gritar aún sosteniendo mis brazos. Un doctor con bata blanca hasta las rodillas interrumpió los gritos de mi madre. Su mano mantenía un agarre firme a una jeringa con contenido indescifrable. Lo introducio dentro de mi suero y al instante, como si fuera magia, comencé a sentirme más relajado.

-Lo siento hijo, pero así estarás mejor. No puedo arriesgarme a que te provoques lesiones a ti mismo.

Explicó el doctor acercándose a mi rostro. Yo no estaba dormido, sólo estaba más tranquilo, sentía mi cuerpo elevarse en el espacio.

-Sólo quiero saber como esta ella... -Susurre a penas.

-¿Ella? ¿Hablas de la chica que entró junto a ti a urgencias? -Pregunto. Desconocía la manera en la que había llegado aquí. Asenti.

-Ella... no ah despertado aún hijo... Lo siento mucho... día a día hacemos todo lo posible para que despierte.

-Quizá... si yo pudiera... verla... ella vuelva a despertar... -El doctor inició una pequeña sonrisa en su rostro.

-De acuerdo campeón. Tu ganas. -Soltó una pequeña risa que mantenía oculta. Yo suspire. -Debes pararte y te traeré una silla de ruedas para que podamos ir a su habitación.

Mientras el abandonaba la habitación, mi madre me regalaba pequeñas sonrisas desde el otro extremo.

El doctor volvió con una silla brillante, donde lentamente me senté. Era muy cómoda en realidad.

-¿Sabes? También tuve un accidente hace unos años... Mi novia iba conmigo dentro del vehículo. Yo estaba alcoholizado y chocamos contra una pared de granito... la bolsa de su airbag se activó, pero no la mía. Por lo que tuve mayores lesiones... Aún así fue traumático y terrorífico. No puedo imaginarme como debes sentirte.

-¿Qué heridas tuve yo? -El doctor continuaba su camino con migo delante el. No tuve tiempo de preguntarle que diablos había pasado.

-Tuviste un serio golpe en la cabeza, por eso el desmayo. También te dislocaste un hombro, sólo que eso fue lo primero que aprendimos. Nada más grave que eso... sólo unos golpes y cortes por aquí y allá.

Observé que entrábamos a la parte de terapia intensiva, donde los pacientes más graves están en un cuadro de observación constante.

Nos detuvimos frente a otra puerta y él la abrió. -Ella está aquí dentro.

Me introduci con la silla y observé a Lucy acostada en la camilla, con un respirador y los ojos completamente cerrados. El olor a medicina lleno mi sistema, pero con un suave aroma que provenía de aquella chica. Sobre la mesa, varios libros, perfumes y un oso de peluche.

-Ella tuvo un serio golpe en la cabeza. Provocó una pequeña hemorragia, que por suerte pudimos lograr que drene. Aún así ella tiene un hematoma reciente y sigue inconciente.

El doctor continuaba hablando, pero sinceramente yo no lo estaba escuchando. Me partía en mil pedazos el corazón por no poder hacer nada para ayudarla.

-Debe descansar... pronto despertara. Tuvo mucha suerte. -Voltee con la mirada llena de ira e impotencia y entrecerre los ojos.

-¿Suerte, doctor? ¿Cómo es posible que el la halla tenido suerte?

-Bueno, según las peripecias, ella podría haber salido despedida del auto por el parabrisas, pero algo la mantuvo en su lugar y no se lo permitió. Tu estabas inconciente sobre ella cuando te encontraron. Quizá tu la hallas salvado hijo, debes sentirte agradecido.

Recordé la maniobra que había hecho para quedar sobre ella. -Quizá yo la halla protegido, o quizá no, pero como sea ella está en esta habitación junto a mi. Y esa me es razón suficiente para pedirle a Dios que le permita abrir los ojos una vez más.

-Ella tiene Lupus. Es una enfermedad muy compleja... todo en su organismo es más lento, y todo está más expuesto que en el organismo de una persona sana.

-¿Esa enfermedad se cura?

-No hijo, lamentablemente no.

Suspire derrotado, pues no importa lo que ella hiciera jamás se curaria.

-¿Podría quedarme junto a ella un momento? Por favor... -Observé su expresión atentamente. Claramente no era lo permitido, pero aún así -Asintió dándome permiso.

Me acerqué a su cama y la observé desde una distancia prudente. Tome su mano. Esta tenía cerca de cuatro agujas pinchadas. El sonido de su corazón palpitante me tranquilizaba.

-Voy a protegerte Lucy, no permitiré que nadie te haga daño.

Tome un libro, que de seguro su madre había traído para ella, y comencé a leer un poco en vez alta para que pudiera oirme. Se que quizá no lo haga, pero mi cerebro es necio, y mi corazón está enamorado de esa mujer.

Gracias por leer! Espero les guste... bueno... Adios !!! Veré que historia actualizaré ahora.

Heladito 😘

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