11. El rostro de la muerte

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Capítulo XI

El Rostro de la muerte.

Lydia


-¿Y qué saben de los chicos?- Pregunta Malia sentándose cómodamente en la mesa del café donde Hayden y yo tratábamos de ponernos en contacto con ellos.

-No contestan el celular- Responde Hayden por mí. Estoy aterrada, no quería confesarlo pero la sola idea de alejarme de Stiles tanto me asusta. No quiero perderlo de nuevo. No puedo olvidarlo otra vez.

-¿Ninguno?

-Ninguno- Contesto está vez- Y estadísticamente debieron llegar a Hillestonw hace horas.

-Estadísticamente es imposible que lleguen a Hillestonw sin meterse en un lío. Debimos ir con ellos- Gruñe Malia.

-Pues ya no hay mucho que podamos hacer ¿O sí?- Pregunta Hayden con su tono de voz dulce y juvenil. Pero yo ya no la oía.

Las voces.

Hablaban.

Gritaban.

Palabras difusas, sin sentido.

-¿Lydia estás bien?- Pregunta Hayden derramando el café sobre la mesa.

Perder tu mente

-¿Lydia?

-Derek, Derek Hale... Derek, Derek Hale...

-¡Lydia!

-La muerte. La muerte. BeaconHills... Derek... la druida... oscuridad... Perder...

Las voces, todas hablaban a la vez y no podía entenderlas, se adueñaban de mi garganta queriendo salir, queriendo explotar, queriendo gritar.

-Perder tu mente...

Y grite.

***

Ayleen

La manada había ido a almorzar, les insistí en que debían comer algo pues el viaje había sido todo el día y debían estar agotados. No tuve que rogar mucho.

Me sorprendí de lo confiados que eran.

Mire al hombre por el cristal de la ventanilla.

Por su nombre sabía que estuvo involucrado con la manada de los chicos desde sus comienzos, que tuvo que ver con el poder del Nemeton entre muchas otras cosas.

Pero no lograba recordar su rostro.

Lo cual era extraño, porque recordaba cada rostro de cada persona que había pasado por la vida de estos chicos.

Los ojos rojos de Scott no eran suyos.

Él no sabía que ese brillo de color sobrenatural se lo obsequie yo para poder ver su vida frente a sus ojos. Sé cosas de ellos que tal vez ellos no sepan.

Pero Derek Hale es un misterio para mí.

Y no me gustan los misterios.

Impulsada por un instinto más grande que yo, entre en la habitación blanca en donde descansa él con el único sonido del pulsador como acompañante.

Está atrapado en una visión del desierto. Está atrapado en sus peores pesadillas.

En ese momento un grito que solo yo puedo oír me hela la sangre.

La banshee.

La banshee gritó, y gritó su nombre.

Algo en mi interior me grita que no puedo dejarlo morir.

No sé porque, no entiendo, pero sé que no puedo, y sé que me saldrá caro salvarlo pero debo intentarlo.

Me apresuro a sujetar su mano y me concentró en la sangre.

En su densidad, en su color, en su aroma ácido y dulce a la vez, en su significado.

Porque la sangre significa vida.

Su mano convertida en garra aprieta con fuerza la mía y abre los ojos de golpe.

Unos ojos que me aterran.

Azules.

Inhumanamente azules.

***

Derek

No pude hacer nada más que rugir con todas mis fuerzas.

La vida volvió a mi cuerpo y abrí los ojos, con temor de volver a cerrarlos.

Lo que vi me dejo perplejo.

No imaginé que ese rostro. Fuese el rostro de la muerte.

Perder tu mente (TEEN WOLF/DEREK HALE)Where stories live. Discover now