Perder tu mente (TEEN WOLF/DEREK HALE)

16.Cambio de patrón

Capítulo XVI

El cambio del patrón.

Ayleen

Cuando lo vi acercarse a mi supe que me había metido en el problema de mi vida.

Su mirada intensa de ese color verdoso que se mesclaba con los pinos del bosque, con la grama mojada después de la lluvia.

Tenía que concentrarme.

Tenía que ganarme a este tipo, no hacer que me odiase más.

¡Pero es que era tan desesperante!

No tenía ánimos para lidiar con su desconfianza y su incesante acusación.

Él se acercó lo suficiente como para intimidarme, con una delicadeza casi celestial para un hombre con su físico apartó un mechón de mi cabello negro.

Era tan cliché que asustaba.

Sabía lo que iba a pasar. Había vivido suficiente tiempo para saberlo.

-Creí que no te agradaba- Dije con una voz que no reconocí como mía ¿Pero qué demonios?

-Y no lo haces- Contesto con una sonrisa guasona.

Su mano fue hasta mi nuca y me alzo un poco para llegar a mis labios.

Fue un beso extraño.

Lleno de furia y algo más que no podía percibir pero me encantaba.

Sus labios se movían ávidamente sobre los míos y parecía que quería matarme con ese beso.

Si no fuese inmortal me gustaría morir siendo besada de ese modo.

Mi espalda choco contra la pared cuando el beso cobró nueva fuerza y la barrera de distancia entre nuestros cuerpos quedó reducida a nada.

Su imponente cuerpo contra el mío. La pasión con la que deslizaba su lengua dentro de mi boca.

Jadee al sentir algo duro presionando mi vientre.

El gruñó en respuesta.

Se separó y me miró con ojos furiosos y entrecerrados.

-Que quiera meterme entre tus piernas no significa que me agrades.

Me soltó y sin decir nada más se alejó otra vez al caos de afuera.

Respire un poco aturdida por lo que acababa de pasar.

Había sido besada antes. Por hombres muy apasionados. Incluso tenido sexo muy bueno. Pero había algo de Derek Hale que me hacía sentir como una adolescente virgen.

***

Stiles

-Esto no puede ser bueno- Dije para mí mismo cuando recordé que no estábamos en BeaconHills y que el jefe de la policía sediento de respuestas no era mi padre.

Scott me dio la razón en silencio.

El hombre, poco mayor de sesenta años era algo nervioso para ser policía.

Era bajito y algo regordete. Tenía el cabello pelirrojo algo canoso y unos ojos singularmente azules que me sonaban de alguien.

-Soy el aguacil Anwk y quiero una buna explicación de lo que ha pasado.

-¿No debería preguntarle al dueño?

Scott me dio un golpe suave en el costado- Cierto, no debía ser tan impertinente.

-Padre- Todos nos volvimos a mirar al chico. Sabía que los ojos... era el compañero de baile de Ayleen.

El aguacil Anwkmiró al chico y el alivio pareció aligerar su crisis nerviosa. Pero luego algo de dureza se filtró en su mirada.

Sin devolverle el saludo al chico caminó hasta dentro del club donde los demás oficiales recogían las pistas de los homicidios.

-Scott- Arrastre a mi mejor amigo lejos de la multitud curiosa.

-¿Qué sucede?

-Esto no parecen sacrificios.

-¿Qué quieres decir?

-El patrón ha cambiado.

-Cuando estábamos en el hotel de California también- Contesto él tratando de no verse alterado.

-No es eso. Fueron muchos, tal vez ocho o nueve.

-¿Y...?

-¿Qué quieres decir con "y"? Estas muertes no fueron normales.

-¿Cuándo lo son?

-El punto es, Scott, que aunque algunos parecen despedazados por una bestia salvaje los otros parecen...

-¿Qué?

-Quemados.

-¿Quemados? ¿De fuego?

-Si Scott ¿De qué más?- Pregunte exasperado.

-Esto no tiene sentid...

La entrada de un Porsche plateado nos cerró la boca a ambos.

-¿Qué hacen ustedes aquí?- Preguntamos los dos al mismo tiempo al ver a las chicas descender del auto de Jackson.

-Vinimos a ayudar- Dijo Lydia.

-Casi morimos en el camino por tu grito. Pero aquí estamos- Rezongo Malia que se veía de peor humor que de costumbre.

-¿Qué grito?

-El de las muertes. El de que Derek está muerto- Contesto ella.

-Estoy seguro de que Derek no está muerto- Dijo el aludido acercándose a nosotros.

-Por desgracia- Añadí en voz baja pero sé que me oyó por la mirada asesina que me regaló.

-Estoy vivo. Todavía.