33.El regreso a la vida

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Capítulo XXXIII

El regreso a la vida.

Flash Back

Supuse que la muerte era un estado de inconciencia absoluto.

Pero al parecer todo era un vórtice de colores cambiante, como un caleldoscopio.

No sabía de donde venía tal concepto de la muerte, pues no recordaba nada.

Caminaba por una planicie psicodélica de colores, sin rumbo fijo y solo oía el sonido de mis pasos causando eco en aquel extraño lugar.

Luego. El miedo se apoderó de mis miembros dejándome paralizada.

Los colores comenzaban a danzar y me mareaban.

Esos colores tomaban forma a mediada que recordaba y se recreaba una y otra vez en mi memoria el recuerdo de mi muerte.

Grite cuando las imágenes empezaron a producirme dolor.

La muerte no debería doler de tal modo...

Era asfixiante. Luchaba por aire pero no lo conseguía y todo a mí alrededor seguía dando vueltas sin parar.

Aire...

Aire...

Los gritos se quedaban presos en mi garganta y quemaban mis pulmones.

Aire...

Aire...

Sentía que mi cabeza estaba a punto de explotar.

Dolía. Dolía demasiado.

Un ruido estruendoso lo paralizó todo.

Los colores se oscurecieron y el aire inundo mis pulmones.

Sentía mi cuerpo liviano y el frío de la noche rozando mi cuerpo en desnudez absoluta.

Abrí los ojos temerosa de volver a caer.

Un lugar familiar me rodeaba, era como un bosque pero no recordaba de dónde venían las imágenes.

El cielo estaba estrellado y una luna llena iluminaba imponente el bosque nocturno proyectando aterradoras sombras sobre el suelo cubierto de hojas.

Estaba sentada en lo que parecía la base de un gran árbol, que de cierto modo me resultaba familiar.

Un ruido me hizo volver el rostro hacia unos arbustos y vi en medio de ellos un par de ojos azules. Tan brillantes que incluso eran algo cegadores.

Los ojos se fueron acercando hacia la luz rebelando a un hombre alto de barba corta y cabello oscuro.

Sus ojos de intensidad hipnotizante recorrieron mi cuerpo haciéndome estremecer de terror.

-¿Cuál es tu nombre?

Su voz era firme y fría.

-Aramea- Conteste, no sabía si era ese pero ese nombre había recordado en mis pesadillas.

-Curioso- Se burló él. Pero no había rastro de humor en su mirada. Solo una pura y fría maldad.

-Moriste Aramea y yo te devolví a la vida. Me debes tu vida ahora.

Lo miré y por mis vagos recuerdos supe que no mentía.

-¿Qué quieres de mí?- Pregunto abrazándome, para cubrirme del frío y de su mirada.

Él aparto el cabello de mi rostro y acarició con sus manos heladas mis mejillas.

-Por ahora, nada. Voy a cuidarte y tu cuidaras de mí cuando yo lo necesite.

-Si- Acepte. Él se quitó la chaqueta de cuero y la dejo caer sobre mis hombros dándome abrigo.

-Júralo. Yo te mantendré viva y tú vivirás para mí.

-Lo juró.

El tronco sobre el que estaba se sacudió estruendosamente y el sonrío mostrando sus dientes filosos.

Acababa de hacer un pacto con el demonio, lo presentía.

Pero no llegue a prever todo lo que mi vida costaba.

Él me había vinculado a los dioses de nuevo.

Y les debía demasiado.

Mientras no fuese yo quien matara a los inocentes todo estaba bien.

Hasta que un día, no hace demasiado, un chico adquirió la condición de Alfa verdadero, forjando así su propia manada a la que yo debería proteger.

Lo cual nunca hice.

Perder tu mente (TEEN WOLF/DEREK HALE)Where stories live. Discover now