En los arbustos (Katarina x Maestro Yi) [League of Legends]

Capítulo 7

El Profesor Ryze había estado explicando una nueva clase, que era acerca de las Runas quintaescencia.

Los estudiantes presentaban poco interés en las explicaciones sobre el poder de las runas. Estaban pensando en lo que harían cuando él les dejara salir.

—La magia es más que brillo y arcoíris, niña. —replicó el profesor a Lux, porque estaba distraída por un arcoíris en el cielo de aquella tarde, que se había formado por culpa de un aguacero.

La dama luminosa asintió en silencio, al mismo tiempo que regresaba su vista al libro que tenía sobre su mesa.

Yi estaba sentado al lado de la ventana, con Yasuo a su lado, e Irelia detrás.

Cada vez que podía, volteaba para poder observar a la chica de cabello rojo, que se encontraba al fondo del salón, junto a los demás jóvenes de Noxus. Le daba curiosidad, además que se notaba que ella era hábil con sus cuchillas y era bonita.

—¿Acaso está mirando a Katarina Du Couteau? —preguntó un joven de vestimenta azul oscuro, con capucha y capa de flecos rojos gruesos (de los cuales cada uno terminaba con un triángulo de metal).

—Es difícil saber lo que piensa él —comentó Yasuo—¿Quién eres tú?

—Me llamo Talon —se limitó a decir La sombra de la Navaja—. Yo también soy de Noxus...

—Entonces, vete con ellos. —dijo Irelia, molesta. Al parecer, los noxianos le dieron una primera mala impresión de ellos mismos.

—No soy como ellos, prefiero estar entre las sombras.

—Pero estás debajo de una lámpara fluorescente. —señaló Yi.

—No me dejan traer mi sombrilla. —bromeó Talon, y puso su libro de Runas y maestrías sobre su cabeza para que una pequeña sombra se formara.

Los jonios rieron, lo cual le hizo sentir más bienvenido. Desde que había entrado a la Academia de la Guerra, se limitaba a caminar sigilosamente en las sombras de los pasillos, sin hablar con nadie; a veces se ausentaba a clase. Algunos le tenían temor porque era muy ágil con sus cuchillas. Después de todo, el único que era capaz de vencerlo era el padre de Katarina, el general Du Couteau.

La campana que indicaba que la clase había concluido sonó. Los campeones agarraron sus cosas y comenzaron a salir del salón que era apodado como: "El salón del aburrimiento rúnico".

—Oye, Talon, ¿te gustaría sentarte con nosotros en el jardín? —preguntó Karma, quien estuvo escuchando la conversación desde hacía rato.

—Me encantaría, pero tengo que hacer un ensayo sobre el ítem Fuerza de Trinidad, para la clase del profesor Heimerdinger —explicó Talon, poniendo su libro bajo el brazo—. Creo que debo faltar menos a sus clases... ¡Cada vez que me encuentra me da el quíntuple de tarea!

—Vaya, y a nosotros solamente nos dio para hacer un ensayo sobre los centinelas. —dijo Yi, pensativo.

Los jonios se levantaron. Pero la Espada Wuju se quedó parado frente a la ventana.

—En un rato los alcanzo. —asintió, mientras los demás se iban.

Yi se quitó los anteojos, y los miró con desagrado: Eran lentes de más de un centímetro de grosor. Miró afuera, y lo último que lograba distinguir eran los muros de la Academia, que separaban los jardines de la calle.

—¿Chequeando tu vista de nuevo? —el Profesor Ryze se acercó a su estudiante.

—Sí, es que creo que está empeorando —comentó Yi, mientras se las volvía a poner.

—Hasta el profesor Heimer dice que haces esto después de su clase; creo que lo preocupas.

—No quiero seguir usándolas cuando una guerra en Jonia comience —dijo el joven jonio—, mi enemigo ganaría ventaja con sólo quitármelas.

—Tú también esperas una guerra, al igual que yo—pensó el Mago rúnico en voz alta—. Si las runas caen en manos equivocadas, será el fin de cada ser vivo de este mundo.

Yi miró hacia la puerta cuando oyó unos pasos. Pero, lo único que llegó a ver, fueron mechones de cabello rojo alejándose.

La daga siniestra lo había estado espiando...