Capítulo 24

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Era casi una rutina que, luego de la clase de combate, hubiera conflictos entre estudiantes. Muchos de ellos eran causados por el sólo placer de molestar y hacer la vida en la Academia un infierno para la víctima.

Todas esas cosas solían suceder en los vestidores.

—Vaya, Yi, la forma en que destruiste a los objetos de prueba fue impresionante. —comentó Yasuo, al ponerse la bufanda azul que había guardado en su casillero.

—No fue gran cosa... —dijo Yi, mientras se quitaba la cuerda que ataba por las patillas de sus gafas. Casi, otra vez, estuvieron a punto de romperse, porque Syndra le arrojó (por error) una de sus esferas oscuras.

—Oye, ¿cómo se llama tu habilidad de lanzar tres cuchillas que se abren y luego vuelven a ti? —preguntó El imperdonable a Talon, aprovechando que este se encontraba sentado cerca de ellos.

—... Rastrillar. —contestó el joven noxiano, sin mirarlo. De su capa sacó un trapo, y comenzó a limpiar su cuchilla.

—Tu habilidad de lanzar un anillo de cuchillas y al mismo tiempo volverte invisible es genial —opinó Zed, con su sombra viviente hurgando en una mochila (que de seguro ni siquiera era suya)—, ¿te gustaría formar parte de la Orden de la Sombra?

—No, gracias —rechazó La sombra de la navaja, porque él ya pertenecía a una orden, y servía al General Du Couteau en secreto.

Vieron pasar a Draven y a Mordekaiser, cada uno con un costal.

—¿Quién se va a casar? —rio Tryndamere, porque pudo ver un rastro de arroz que dejaban. Estaba seguro de que habían robado de la cafetería o de algún vendedor del mercado cercano.

—Esto no será bueno. —susurró Malzahar, sabía que algo era inminente.

Escucharon risas descontrolados, y de repente apareció Xin Zhao, cubierto de arroz crudo. Sí, mientras él estaba tomándose una ducha, El glorioso ejecutor y El renacido de hierro le arrojaron todo el contenido de los costales.

Su cabello largo estaba desatado y goteaba, apenas había logrado agarrar un poco de sus prendas de vestir y armadura. Todos lo miraban; El senescal de Demacia estaba, prácticamente, desnudo en medio del vestidor.

—¡Come arroz, demaciano de ojos estirados! —exclamaba Draven, lanzando puñados de arroz al rostro de Xin; luego lo empujó para echarlo al suelo— ¡Esto es por decirle a la Profesora Zyra que destruimos su planta favorita! —le brindó una patada en la espalda descubierta.

—¡¿Qué rayos les pasa a ustedes?! —exclamó Varus, y se aproximó a la escena con Yasuo, Yi y Garen detrás.

—¡No nos molesten, estamos ocupados! —gritó Mordekaiser, dando pisadas fuertes para asustar a los que estaban queriendo enfrentarse a ellos. Miró al demaciano a quien estaban torturando, quiso brindarle un golpe con su arma, pero este lo esquivó.

—¡Xin, agárralo! —exclamó Yi, y le lanzó a El senescal de Demacia su lanza, que la había dejado cerca de la puerta. Xin Zhao la agarró sin dificultad, se levantó de un salto y alejó a sus agresores al girar sobre sí mismo con la lanza. Un círculo translúcido azul claro se formó a su alrededor, y estaba rodeado por dos placas protectoras que luego desaparecieron.

—¡Un demaciano jamás se retira! —exclamó El senescal de Demacia, y golpeó a Draven con su lanza, al tercer golpe lo elevó en el aire. Mientras, Yasuo y Yi se encargaron de Mordekaiser.

—¿Matarme? ¡Puedes intentarlo! —exclamó Yasuo, y lanzó un tornado que hizo que El renacido de hierro perdiera el equilibrio.

—¡Deseas aprender por las malas, según veo! —el futuro Maestro Yi lo golpeó con el Estilo Wuju, que aún continuaba aprendiendo.

Varus estuvo a punto de lanzar una tormenta de flechas cuando oyeron las pisadas metálicas de Urgot, su profesor de combate. Verlo era casi difícil, ya que les provocaba repulsión y miedo al mismo tiempo.

—No sé si castigarlos por atacar a un compañero sin arma —miró a Draven y a Mordekaiser—, o por una injusta batalla de cinco versus dos. —dirigió su vista a Varus, Yasuo, Garen, Yi y Xin Zhao (que aun continuaba cubierto de arroz). Su voz era alterada por el respirador que cubría su boca.

—Pero... —empezó a decir El glorioso ejecutor.

—Nada de peros, recibirán el castigo correspondiente —sentenció finalmente el Profesor Urgot, y antes de retirarse, agregó—. Pobres de ustedes si la directora dice que seré el encargado del castigo...

El resto de los campeones se habían escabullido al apenas oír a El temerario entrar a los vestidores.

—Esto no se quedará así, ojos estirados, tú siempre serás un esclavo del coliseo noxiano. —dijo Draven, y se fue con Mordekaiser a su siguiente clase. Si ellos continuaban metiéndose en problemas, serían expulsados de la Academia de la Guerra.

—Estúpidos de Noxus. —susurró El senescal de Demacia, sacudiéndose los granos de arroz que lo cubrían. Sintió un poco de vergüenza por estar en esa condición frente a sus compañeros. El poder de Demacia le dio una toalla limpia para que se cubriera.

Esperaron a que Xin estuviera completamente vestido, para preguntarle las causas de la pelea.

—Ellos mataron a la planta favorita de la Profesora Zyra, esa planta que tiene muchas espinas y escupe veneno —explicaba Xin Zhao, al arreglarse el cabello—, si no le decía lo que había visto, todos nosotros estaríamos castigados por el resto del semestre...



Salieron a los pasillos, se les hacía tarde para la próxima clase.

—Gracias por ayudarme —agradeció Xin Zhao—. Si no fuese por ustedes, estaría en la enfermería, lleno de heridas y arroz.

—Para eso están los compañeros, nos ayudamos mutuamente. —dijo La flecha del castigo, con una sonrisa.

Los otros asintieron, antes de ingresar a la clase de Runas y maestrías del Profesor Ryze.

En los arbustos (Katarina x Maestro Yi) [League of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora