Capítulo 27

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Desafortunadamente, Katarina y el Maestro Yi ya no estuvieron juntos en la misma batalla en la Grieta.

Al Maestro Yi le había tocado el carril del medio, y su rival era Garen. El problema era que El poder de Demacia tenía más resistencia que él, así que se alejó de ahí, aprovechando que los del carril inferior estaban pidiendo ayuda.

—Hola, Maestro Yi —saludó Sejuani, sobre su jabalí. Ella acompañaba a Jinx cada vez que podía, a pesar de que no era soporte.

—¿Has oído la última noticia, siete ojos? —La bala perdida miró a La espada Wuju, con expresión seria, lo cual era algo demasiado inusual en ella.

—No, ¿qué ocurrió?

—Talon fue gravemente herido, tanto que no revivió más durante la batalla —explicó La furia del Norte—, así que tuvieron que rendirse para llevarlo al hospital...

—¿Quiénes lo atacaron? —preguntó el Maestro Yi, con voz temblorosa.

—El Darkin, el ciego y la niña del oso —contestó Jinx—; sus aliados eran el yordle científico loco, el demaciano de ojos estirados, la oveja con el lobo y la joniana a quien siempre rechazas.

—Tú y tu falta de memoria para los nombres. —Sejuani se golpeó la cabeza con la palma de la mano.

—No te preocupes, ya sé quiénes son —asintió él, y al mismo tiempo dijo: —Tengo que irme, ¿podrían encargarse del carril del medio?

Antes de que Sejuani o Jinx aceptaran su petición, él ya había abandonado la partida.



Tal como había esperado, Katarina estaba en la sala de espera del Hospital General de Runaterra, sentada cabizbaja, con un vaso de agua en las manos.

—¡Kat! —dijo él, aproximándose.

—¡Maestro Yi! —exclamó ella, entre lágrimas. Se levantó de un salto para abrazarlo. Mientras ella se encontraba a punto de entrar a una nueva batalla, recibió la noticia de lo que le había ocurrido a su hermano.

—¿Cómo está Talon? —preguntó La espada Wuju, al mismo tiempo de que ellos se sentaban.

—Aún no lo sé, no han dado noticia alguna desde que entró a la sala de reanimaciones.

El Maestro Yi miró hacia el otro lado de la habitación, en donde estaban los aliados de la última batalla en donde estuvo Talon, como también los responsables de su muerte sin reanimación.

—¿Cómo puede ser que la voz haya dicho que estaba muerto si tenía todavía pulso? —preguntó Annie, sin dejar de abrazar a su osito de peluche.

—A veces hay problemas en la Grieta, querida —explicó Evelynn, aunque ella tampoco entendía muy bien lo que había ocurrido.

—Si tan sólo hubiésemos llegado antes. —se lamentaban Los cazadores eternos.

—Estábamos en el carril inferior, muy lejos de él. —Heimerdinger intentó tranquilizarlos.

Irelia estaba un poco apartada de ellos, la culpa la carcomía tanto que se rehusaba estar cerca. Ella fue la más cercana al lugar en donde Talon fue atacado, además, no les había hecho caso a sus gritos de auxilio. Simplemente, se había ido junto a él para aprovechar que sus atacantes tenían menos vida, para así obtener un asesinato triple.

Miró a su costado, y vio a El segador carmesí sentado al lado, con la vista sumergida en una revista acerca de transfusiones de sangre. Ya no tenía puesto su uniforme de la Academia, estaba vestido con sus extravagantes prendas de color rojo, y sus uñas parecían garras.

—¿Acaso harás una trasfusión de sangre, Vlad? —rio ella, pero no obtuvo respuesta— Bueno, de seguro consideras el banco de sangre como una cafetería...

Vladimir la miró por unos segundos, y luego volvió su vista a la revista.

—Ahora me doy cuenta de que no tienes colmillos de vampiro —La voluntad de las hojas continuó hablándole, y se preguntó cómo se había confundido tanto.

—Irelia, hablar conmigo no hará que Talon se levante de la camilla y diga que no ha sufrido ningún rasguño —dijo El segador carmesí al fin—. Tú eras la que estaba más cerca, y lo ignoraste.

—¿Cómo sabes eso?

—El Profesor Heimerdinger nos dijo que su clase sería observarles para aprender lo que debemos hacer, ya que él era uno de los campeones seleccionados —explicó Vladimir, y cerró la revista para ponerla en el revistero—; ¿sabes qué aprendimos?

—¿Qué? —se atrevió a preguntar La voluntad de las hojas.

—Aprendimos a nunca ser como tú —cuando dijo eso, un aire de vergüenza y furia la poseyó; a pesar de que Vladimir se dio cuenta de que ella estaba a punto de estallar, agregó: —; si Talon era el Maestro Yi, te habrías ido a ayudarlo sin siquiera pensarlo dos veces.

Irelia empuñó su arma, pero El segador carmesí se convirtió en un charco de sangre para esquivar el golpe.

—Desquitarte con los demás no hará que él se recupere, Irelia —dijo Shen, saliendo de la sala de terapia intensiva, junto con Akali. Él estaba vestido de cirujano, y ella de enfermera.

—¿Cómo está? —se apresuró a preguntar Katarina.

—Logramos establecer sus signos vitales, pero continúa inconsciente —respondió Akali.

—¿Necesitará otra transfusión? —Vladimir volvió a su forma humana para poder hablar con los doctores que le habían pedido que usara sus habilidades para recolectar sangre. Le fue complicado al principio, ya que el líquido que absorbía de los demás era para él, jamás en su vida había curado a otros.

—Por ahora no, pero estate atento —asintió El ojo del crepúsculo—. Deberías continuar practicando la transfusión a otros, ¡se volvería mucho más fácil gracias a ti!

—Practica con Irelia, por favor —pidió Xin Zhao, y por unos segundos hizo contacto visual con La voluntad de las hojas. Los ojos de él expresaban un enojo mucho más inmenso de la vez que ella echó la pila de carpetas.

—Pueden pasar a verlo si quieren —dijo la enfermera Akali—: Entren de a dos.

En los arbustos (Katarina x Maestro Yi) [League of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora