Capítulo 10

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Después de ayudar a Yasuo a entrar a su casa (y asegurarse que se durmiera en el lugar indicado, ya que una vez lo encontró durmiendo en el techo), el Maestro Yi estaba más que agotado. Miró por última vez por las ventanas de la casa de El imperdonable, antes de entrar a la suya.

Ahora, se encontraba en su habitación, quitándose la armadura gris con líneas amarillas. Dejó su espada colgada en la pared, y las botas cerca de la puerta. Finalmente, se quitó el casco para ponerlo sobre una mesa que estaba al lado de su cama. Agarró sus gafas de las patillas para quitárselas.

"Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde", pensó, mientras dejaba las gafas al lado del casco, con el recuerdo de Heimer agarrando las otras para repararlas.

Apagó la luz, y se metió en la cama, bajo las frías sábanas que de a poco comenzaban a absorber el calor de su cuerpo flacucho. Abrazó a la almohada, imaginando que era Katarina durmiendo a su lado.

—Katarina... —murmuró, antes de quedarse dormido.



—Ay, mi cabeza —se quejaba El imperdonable, al dar un sorbo de su té. Solía compartir el desayuno con el Maestro Yi, era algo de casi todos los días, a veces Wukong los acompañaba.

—De seguro bebiste demasiado anoche. —comentó Yi, y soltó una carcajada porque no era la primera vez que sucedía eso. Había un periódico sobre la mesa en donde estaban comiendo, con titulares como:


Conflictos en la fiesta de bienvenida: Momia llora tanto que casi destruye piso (otra vez)


Nuevos aspectos de PROYECTO: Jhin, Vayne y Vi.


La Espada Wuju resulta tener sólo dos ojos (escrito por Draven, El glorioso ejecutor)


Al leer el último, Yi golpeó el frente de su casco con la palma de la mano, preguntándose cómo alguien tan idiota como Draven tenía acceso a escribir en el League of Legends News.

—El otro día escribió un artículo llamado: "Yasuo: Sinónimo de AFK" —El imperdonable se dio cuenta al instante de la molestia de su amigo.

—En eso acertó —opinó el Maestro Yi, entre risas—. La última vez nos abandonaste por no haber conseguido La primera sangre.

—No sabes cómo me obsesiona eso.


***

Katarina estaba tomando el desayuno con su hermana Cassiopeia y con Talon (a quien consideraban su hermano menor, desde que se había mudado con ellas para poder servir mejor al General Du Couteau, hacía ya varios años).

—Aquí percibo tanto tristeza como alegría. —siseó El abrazo de la serpiente, sacando la lengua. Notaba algo diferente en Katarina, se la veía más alegre de lo usual.

—¿Quién es el que irradia tristeza? —preguntó Talon, contemplando el vapor que salía de la taza de café que tenía en manos. No lo preguntaba porque le diera curiosidad, sólo no deseaba levantar cualquier tipo de sospechas.

—Obviamente, tú —rio Cassiopeia—. Kat está tan sonriente que ya me da miedo.

—No exageres, Cassio. —rio Katarina. En realidad, su hermana mitad serpiente tenía razón: Estaba alegre, porque el día anterior fue el mejor de su vida. Al fin, se había arriesgado completamente a demostrar sus verdaderos sentimientos, y nada malo sucedió.

—Deja de esparcir tu veneno por todas partes —refunfuñó La sombra de la navaja, molesto por lo que su "hermana serpiente" dijo. Apenas había logrado dormir la noche anterior, entre nuevas desilusiones y desesperanza.

Los ojos de Cassiopeia se volvieron brillantes y verdes, en un abrir y cerrar de ojos, Talon estaba completamente paralizado y gris, como una roca.

—Ay, cómo adoro usar la Mirada petrificante. —El abrazo de la serpiente le dio un mordisco al ratón frito que tenía en el plato, al lado de unos huevos revueltos.

Al rato, Talon volvió a la normalidad. Y, sin decir palabra alguna, se levantó de la mesa para irse de ahí.

Katarina y Cassiopeia se levantaron, ya era hora de ir a luchar.

En los arbustos (Katarina x Maestro Yi) [League of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora