Capítulo 12

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Después de cada batalla en la Grieta, se les otorgaba unos minutos de descanso, antes de volver a la sala de selección de campeones.

—Esa Zoe está demasiado rota. —se quejaba Yasuo, mientras bebía agua, al lado de un bebedero. El Aspecto del Crepúsculo estaba sacando un helado de un portal, pero este volvió a succionar su golosina, poniéndola triste.

—Has encontrado a tu hermana, Yasuo. —comentó Sivir, mientras pulía su enorme arma en forma de cruz, dorada y con gemas verdes incrustadas. Ella se sentía satisfecha con la última batalla: Había matado más de diez veces seguidas a La sombra de la navaja (que de alguna manera había acabado en el carril inferior).

—Quédate quieto mientras te curo, Talon. —pedía Soraka, La hija de las estrellas. Sí, ella se encargaba de los campeones que quedaban lastimados, aún después de que la batalla terminara. La capa de Talon estaba rasgada y su espalda llena de cortaduras (era obvio que había sido el arma de Sivir lo que causó todo eso). Usó Infusión astral, y luego Plegaria. Su paciente miraba el piso, como si estuviera avergonzado o molesto consigo mismo.

—Eso le pasa por no seguir su línea. —replicó el Maestro Yi, que estaba sentado al lado de Katarina, en una mesa redonda.

—A todos nos ha pasado eso, Yi —comentó La daga siniestra—. Una vez yo...

—Hola, Maestro. —Irelia apareció de repente, interrumpiendo así el relato de Katarina— ¿Qué tal la batalla?

—Hola, Irelia —saludó La Espada Wuju, sorprendido, porque La voluntad de las hojas le estaba hablando otra vez, a pesar de lo que había sucedido la noche anterior—. Debiste ver a Katarina, hizo un Pentakill que dejaría boquiabierto a cualquiera.

—No exageres, Yi, sin ustedes no podría haberlo logrado. —opinó Katarina, sin dejar de mirar los ojos oscuros del Maestro Yi, que se escondían detrás de esas gafas gruesas. "Ojalá no vuelvas a usar las gafas de siete lentes, Yi", deseaba ella en mente, porque adoraba verlo así.

—Felicidades, Katarina —Irelia trató de brindarle una sonrisa, pero sus labios se tensaron, al igual que su voz.

—Haces gran equipo con el Maestro Yi, Kat —Twitch se sentó al lado de ellos, con un trozo de queso rancio en manos; los demás lo miraron asqueados— ¿Qué? —dijo La rata mutante— Siempre empaco mi almuerzo con un mes de anticipación —dicho eso, devoró su comida.

—Deberían hacer dúo en las clasificatorias. —sugirió Teemo, su voz sobresaltó a Twitch. La rata maloliente casi se atragantó con su queso.

—¿En qué momento llegaste? —interrogó La rata mutante.

—He estado aquí desde hacía un largo rato. —rio Teemo, con su cerbatana en mano. A El explorador veloz le encantaba volverse invisible para asustar a sus amigos, como también a sus enemigos en el campo de batalla.

—Oye, Irelia, ¿te gustaría hacer dúo conmigo? —dijo una voz, cerca de La voluntad de las hojas: Era Talon, con una mano detrás de la espalda ya curada.

—¿Qué dijiste? —preguntó Irelia, dando media vuelta para verlo.

—¿Te gustaría hacer dúo conmigo? —La sombra de la navaja extendió la mano que tenía oculta: Había estado escondiendo un centinela (como si fuera una flor en vez de un ítem que otorga visión en los arbustos y en la jungla). Sonrió tímidamente, casi sonrojado.

—Aww, qué romántico. —dijo Fiddlesticks, con un cuervo sobre la cabeza.

—¡En mis tiempos conquistábamos a las chicas con paseos en corcel! —exclamó Kled, sobre su montado que parecía una mezcla de lagarto y avestruz— ¿No es así, Skaarl?

El lagarto raro graznó como asentimiento.

Todos en la sala quedaron en silencio, esperando con ansia la respuesta de Irelia ante la "declaración" del joven de Noxus. Gangplank dejó de comer naranjas, Rakan y Xayah dejaron de abrazarse para mirar, ¡hasta Hecarim, Syndra y Karthus estaban siendo espectadores!

—¡¡Ni lo sueñes, noxiano!! Jamás iría en la misma línea con uno de los tuyos, y mucho menos contigo. ¡JAMÁS! —gritó Irelia, empuñando su arma para golpearlo con el Estilo Hiten. Afortunadamente, Talon esquivó el golpe, pero el centinela que iba a regalar cayó al suelo, desarmándose.

—Irelia, contrólate. —el Maestro Yi trató de agarrar a Irelia por detrás para tranquilizarla, con la ayuda de la lámpara de Thresh.

—¡Tú nunca te has dado cuenta de mis sentimientos! —exclamaba La voluntad de las hojas.

La mente del Maestro Yi se remontó, nuevamente, a la época en que asistían a la Academia de la Guerra.


En los arbustos (Katarina x Maestro Yi) [League of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora