Capítulo 31 (Final)

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Estuvieron un largo rato tocando la puerta de la casa de Irelia, pero nadie contestaba, tampoco había indicios de que alguien estuviera ahí.

—Esto no me da buen presentimiento —dijo Katarina, preocupada.

—Siento lo mismo... —asintió el Maestro Yi, más preocupado y culpable de lo que ya estaba en un principio.

—Aquí no encontrarán a Irelia, ella está en Jonia ahora. —Karma salió de súbito de quién sabe dónde. Estaba vestida con su kimono verde de borde rojos, con encajes de flores rosadas en los brazos.

—De seguro se fue al jardín del templo, le gusta ir ahí para meditar —sugirió La espada Wuju.

—Yi... —comenzó a decir La iluminada, y puso su mano en la mejilla de él— Con respecto a todo lo que sucedió estos últimos tiempos, hay que comprenderla... Ella sufrió mucho la invasión noxiana, tiene traumas que a veces no le dejan dormir durante la noche —hizo una pausa, para agregar: —. La única persona a quien amaba ciegamente resultó estar enamorada de alguien proveniente de nuestro mayor enemigo. Créeme, ella está demasiado dolida.

—Estaría dolida también si yo hubiese fingido mis sentimientos por ella, yo nunca la amé de esa manera, siempre la vi como una amiga y valiente guerrera —dijo el Maestro Yi—. Sólo quiero disculparme por haberla tratado así, haría cualquier cosa para recuperar su amistad.

—Decir que somos por lo menos amigos, bastará —dijo una voz, proveniente de la calle. Karma, Katarina y el Maestro Yi dieron media vuelta, y vieron a La voluntad de las hojas parada en la acerca. El sol de la tarde, la iluminaba de costado, algunos rayos revotaban por su armadura.

—¡Irelia! —exclamó La espada Wuju, bajando las escaleras del porche de la casa.

—Lamento mucho la manera en que te traté ese día, yo también me pasé de la raya —se arrodilló frente a ella, para pedirle sus más sinceras disculpas. Sintió su mano sobre sus gafas.

—Estamos iguales, debí aceptar que tú sentías cosas diferentes a las mías, debí apoyarte en vez de tratar de matar a casi todos —dijo La voluntad de las hojas, levantando al Maestro Yi del brazo—. Yo también lastimé a alguien, un campeón que me quería de la manera en que yo te quería a ti, pero ni siquiera deseaba tenerlo como amigo...

—Esa persona siempre estará cerca de ti para apoyarte, a pesar de que la deseas aniquilar —Talon emergió de la sombra que proyectaba un árbol de cerezo en flor. Tenía en manos una rama del árbol, adornada por las pequeñas flores rosadas y hojas verdes vivas.

Se acercó a Irelia, a paso lento, se quitó la capucha para que ella viera su rostro.

—Tuve que haber dicho muchas cosas en el hospital, pero el shock y el cansancio me dejaron mudo —dijo Talon, y extendió la rama—. Estoy enamorado de ti, y al menos deseo que nos conociéramos mejor para que así te des cuenta de que no soy tan malo como piensas que soy.

Irelia volvió a mirarlo de pies a cabeza, al joven noxiano a quien había rechazado tantas veces. Una parte de ella se sintió aclarada, deseaba salir del lío en que se había metido. Se aproximó más a él, y le dio un beso en la mejilla.

—Acepto a querer conocerte mejor, amigo mío —dijo ella al fin, con una amplia sonrisa que fue correspondida por un inevitable abrazo.

Cuando se soltaron, Irelia abrazó al Maestro Yi, como señal de que trataría de olvidar todos los sucesos malos del pasado, para así tener un futuro mejor.

La espada Wuju se volvió hacia La daga siniestra.

—Estoy feliz de estar a tu lado, te amo mucho, Yi —Katarina lo volvió a besar en los labios, pero esta vez estuvieron unos segundos más unidos. Ya no era necesario estar dentro de los arbustos para expresar lo que sentían por el otro; el amor no puede esconderse, siempre habrá algo o alguien que tenga el poder de un centinela, y revelará lo que oculta la hierba alta.

—Oh, adoro los finales felices —dijo Yasuo, y fingió que se secaba una lágrima del ojo.

—No estás llorando para que hagas eso —rio Riven, y rodeó su cintura con el brazo que no sostenía su espada. Estaban en el otro lado de la calle, contemplando la escena de felicidad de los otros campeones.

—Es que en las películas siempre hay un sujeto que lagrimea por el desenlace satisfactorio. —se justificó El imperdonable, mirándola.

—No habrá final feliz para mí, chicos —dijo Garen, con tono triste, mirando cómo la chica noxiana de cabello rojo se besaba con el jonio de gafas de siete lentes.

—Oh, pobrecito. —dijo La exiliada, al ver que El poder de Demacia estaba a su lado.

Garen desvió la mirada, y vio que Karma lo estaba observando. La Iluminada estaba tan bella, que sintió que se ruborizaba un poco. Ella guiñó un ojo, y empezó a aproximarse a él.

—Creo que sí lo tendrá. —murmuró Yasuo, y con Riven cruzaron la calle, para formar parte de la feliz reunión de sus amigos de la Liga de Leyendas.


Fin.   

En los arbustos (Katarina x Maestro Yi) [League of Legends]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora