Capítulo 10

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- Ayúdame a salir de aquí - Julie le dio un beso en el torso desnudo, mientras él le acariciaba el cabello.

- ¿Quieres irte conmigo? – le preguntó Max. Julie hizo círculos con sus dedos en el pecho de él, mientras la piel de éste se erizaba por completo. Asintió. - ¿Qué tanto te ha hecho tu padre para que quieras irte conmigo? – dijo bromeando y soltó una risa.

- Tú no lo conoces.

- Y no me iré de aquí sin antes conocerlo. Julie empalideció de un momento para otro.

- ¿Qué? – se levantó ligeramente. Max no parecía arrepentirse en cuanto a sus palabras, todo lo que acababa de decir era cierto. – Estás loco.

- ¿Por qué? – le preguntó él. Le acomodó un mechón de cabello. Uno que se había quedado atrapado en el espacio entre sus senos. Sus dedos pudieron tocarlo.

- Tú no sabes de lo que sería capaz. - Julie atrapó su mano y la hizo refugiarse entre su mentón, su cuello y su pecho.

- Él no sabe de lo que yo sería capaz.

- Max. . . - Julie se puso de pie, y logró encontrar el suéter de Max en el suelo, la colocó sobre sus hombros y buscó su ropa interior entre las sábanas para ponérselas también. Se percató de la mirada de Max apuntando su feminidad. Un pequeño palpitar la invadió por dentro, haciéndola estremecer.

Entonces él también se puso de pie y buscó su ropa entre el desorden que los dos habían generado. Y Julie observó. Observó por varios segundos como es que él se colocaba la ropa por sí mismo, incluyendo el bóxer de licra y deseó tanto ser ella quién lo hiciera. Él no era ningún tonto, por supuesto que no, también lo había notado, y al hacerlo Julie se dio media vuelta.

- ¿Te molesta? – la jaló del brazo. El frágil cuerpo de Julie quedó unido al suyo en cuanto la volteó fugazmente. Incluso sus labios chocaron ligeramente. – No puedo creer que actúes como si nunca me hubieras visto así. – le dijo completamente calmado. Julie enrojeció de un momento a otro. - Acabamos de. . .

- Nunca dejarás de ser tan ordinario. – le dijo incomoda.

- Y tú nunca dejarás de avergonzarte por todo.

- Vale, ¿y qué? ¿Debo mirarte fijamente cada vez que te cambias? – le preguntó ella. Había pasado un año y a pesar de que acababan de estar juntos de nuevo ella aún no se sentía completamente cómoda.

- No, porque sé que te encantaría hacerme el favor.

- Si eres creído

- Dime que no. - Julie se quedó callada. ¿Y quién coño en el mundo los podía entender? Hacían el amor y a los pocos segundos estaban peleando. Era tan propio de ellos. – ¿Estás viendo, no?.

- Idiota.

- Sínica.

- ¿Sínica?

- ¿Por qué me tratas como si no me conocieras? – le preguntó él. La tomó del brazo fuertemente y acercó su boca a la de ella, buscando poco a poco su aliento. Julie se quedó sin respiración. ¿Por qué Max era tan imbécil y a la vez tan irresistible con ella? ¿Por queeeeeé?

Entonces Max entendió que si, se habían vuelto a ver, se habían dicho lo que sentían el uno al otro, pero las cosas parecían haber retrocedido. Quizá ella necesitaba un tiempo más para acostumbrarse a él de nuevo, un tiempo más para que las cosas esta vez si fueran como antes. Básicamente no era lo mismo y Max lo notaba, necesitaba seducirla de nuevo y así por fin recuperar su confianza.

La puerta de la habitación de Julie se escuchó resonar de pronto. Los dos se sobresaltaron.

- ¿Julie? – preguntaron tras ella. – ¡La limusina acaba de llegar!

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