Capítulo 21

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{EN OTRO LUGAR}

Kendall estacionó su carro y resopló su propio cabello quitándoselo de la frente. Era ahora o nunca, ¿tendría el valor de ver a Max de nuevo? Sin pensárselo mucho y darle mucha vuelta al asunto, tocó la puerta principal mientras se acomodaba la falda.

Él le abrió la puerta.

- Emmm. . . Hola - le dijo casi estupefacta. Era en ese momento donde notaba lo mucho que le gustaba Max. Él le dedicó una sonrisa a medias.

- Hola. . .

- ¿Puedo pasar? – le preguntó ella, Max solo asintió, abriendo más la puerta principal, haciéndola pasar. De inmediato ella se volteó a mirarlo, lo conocía muy bien. - ¿Estás bien?, ¿Me he perdido de algo? – dijo riendo. Max la miró enternecido. ¿Por qué Kendall tenía que ser tan asombrosa? Simplemente no se merecía nada de esto. Cerró la puerta.

- Perdón por no llamarte. . .

- No te preocupes, ya me acostumbré a que estés desaparecido siempre.

- No, no es así

- Tranquilo. – ella le acarició una mejilla. Max sintió un pequeño remordimiento en el corazón. – Está bien, ¿estamos bien, no?

- Creo que sí.

Un silencio incomodo se paseó entre los dos. Kendall decidió romperlo.

- ¿Crees?

- Yo. . . Kendall. . . es que . . . - murmuró. – Quiero que estemos bien ¿vale?, como amigos, que todo esté bien...

Kendall sintió una oleada fría en el estómago al escucharlo hablar. ¿Por qué recalcaba la palabra "amigos"? lo eran pero ¿Es que acaso Max se había olvidado del beso de la otra noche? ¿O simplemente no había significado nada?

- ¿Se puede saber que te sucede? – le preguntó ella. Y recordó la última noche, aquella que habían hablado por celular, en el cumpleaños de Ryan, Max no fue por ella y no había ido por ella porque. . . - Ah. . . ¿Tu novia te ha prohibido que me veas? ¿Es eso? – le preguntó. Era como si ella misma se hubiera marcado el corazón con una navaja gruesa. Le dolía lo mucho que aún podía importarle a Max a pesar del tiempo. Era injusto para ella que había pasado un año cerca de Max solo para enamorarlo.

- No, Julie no es así.

- Claro, defiéndela, coño, no puede ser que seas tan idiota. – le dijo sin pensar, y a continuación, lo siguiente también lo diría sin antes meditar. – No puede ser que sigas enamorado de ella mientras yo he estado a tu lado todo este tiempo, Max - un nudo se le formó en la garganta al escuchar sus propias palabras. Él la miró atónito, sin saber que decirle. – No sé que vine a hacer aquí. . .

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