Aquella noche, todo se saldría de control.
3:30 de la madrugada. Max giró la manija de la puerta lentamente, con la intención de no despertar a Julie. Pero no fue necesario aquello, ella llevaba despierta toda la noche.
- Pensé que nunca llegarías. – le dijo ella, completamente enojada, cuando él encendió las luces. Sin responderle, procedió a quitarse la chaqueta y la camiseta. Había tomado mucho, simplemente no quería hablar para no arruinar más las cosas. – Mierda, sabes perfectamente que he estado preocupada por ti, Max, pero claro, eso nunca te importa. . .
- Si me importa. – respondió él. Aun guardando la calma. La cabeza no dejaba de darle vueltas, simplemente necesitaba descansar y que se le pasara de una vez toda esa resaca. – Quería salir con Ryan, nada más, eso es todo.
- Pero pudiste haberme llamado
- Te dije que saldría ¿Qué más tengo que hacer por ti? – le preguntó serio, enojado. A Julie se le erizó la piel por completo.
- Si no quieres, absolutamente nada.
- Entonces déjame y ya, no hagas tanto drama por una maldita salida con mi mejor amigo
- No es eso. Sabes perfectamente que no me molesta, es que hoy. . . hoy sentí que podía pasarte algo, y. . . una llamada pudo haber cambiado las cosas.
- ¿Es que todo tiene que ser perfecto contigo? – le reclamó Max. Se despeinó el cabello, cansado y no sabía de qué. No tenía la menor idea de cuánto daño le estaba haciendo justo ahora.
- Ya, basta.
- ¿Basta qué? Es una vez la que salgo a divertirme y te parece mal.
A Julie se le llenaron los ojos de lágrimas. Las ganas de llorar se le habían hecho infinitas, pero no se lo demostraría. Si de carácter se trataba, ella podía ganarle, no lloraría, no lo haría.
- Puedes hacer lo que quieras, no me interesa. – le contestó.
- Vale, piensa eso siempre.
- Lo haré.
- ¿En serio? ¡Excelente! el día en el que quiera acostarme con otra no me digas nada.
Y aquello había sido demasiado. El impulso se hizo acto y volteó el rostro de Max con sus propias manos, una bofetada que le había dolido muchísimo más a ella. Max salió de la habitación, cerrándola con fuerza detrás. Se iría, no sabía a dónde pero lo haría, y lo peor de todo es que al siguiente día, no podría recordar nada de lo que había pasado.
¿Y qué había hecho? ¿Por qué lo había hecho? Coño Max, eres un imbécil, un completo idiota, ridículo, orgulloso, inútil. No te perdonará después de esto, y si lo hace, tardará mucho en darte una segunda oportunidad.
Tiró las llaves de su auto al suelo. No se iría a ninguna parte, no se quedaría y haría las paces con ella, en verdad la necesitaba, necesitaba saber que las cosas siempre estarían bien entre los dos. ¿Pero en que estaba pensando? ¿Por qué demonios la había tratado así? Si por ella fuera, podría conseguirse al hombre que quisiera. Muchísimo mejor que él en todo.
Recogió las llaves de su auto y las colocó en el bolsillo trasero de su pantalón, corrió y corrió atravesando puertas y lo demás, hasta llegar a su habitación. No quiso tocar la puerta, simplemente la abrió lentamente, chocándose con la oscuridad de la noche pero podía escucharla a ella llorar silenciosamente. ¿Cómo es que había permitido que eso pasara? Cerró los ojos con fuerza, moría por correr y enredarla entre sus brazos, que se durmiera ahí enojada con él y llorando, pero que al menos lo hiciera entre sus brazos. y así lo hizo entró más a la habitación y cerró la puerta detrás.
Silencio. Julie dejó de llorar de pronto al notar que él había entrado, ee limpió las lágrimas de inmediato y cerró los ojos con fuerza para que no se le escapara ni una más. La cama se balanceó, Max se había acostado en ella, a su lado.
- Perdóname. – le rogó él. Gracias al cielo aún le quedaba un pequeño porcentaje de cordura. – Perdóname por favor, princesa. – sus dedos rozaron lentamente la tibia piel de Julie, su brazo, ella tragó saliva, todo esto eran difícil. – ¿He arruinado todo, verdad?
Pero ella no le respondió. Lo dejaría hablar hasta que se cansara, necesitaba oírlo.
- Vale, si. . . lo sé. . . siempre arruino todo lo bueno que me pasa en la vida, pero no quiero que pase lo mismo contigo. – continuó. Julie abrió los ojos, aún sin intervenir. – Me he portado como un completo idiota hoy, y solo quiero que sepas que toda mi vida he sido así, siempre he sido de esa forma con todos, y a veces se me olvida que no estoy con todas esas malditas personas que me hicieron tan duro y frío. – se mojó los labios. Siempre habían dicho que los que tomaban más de la cuenta decían la verdad, y eso lo había comprobado la primera vez que a Julie se le habían pasado las copas. – Toda mi vida fui un maldito con todos, Julie. Pero solo una persona, una sola persona pudo hacer que cambiara. – admitió. – Y esa eres tú. Aunque parezca imposible para todos, yo sí puedo ser alguien bueno mientras estás tú. Por eso te necesito conmigo, eres mi vida, lo único que me mantiene con los pies en la tierra. Lo único que me hace ser diferente a los demás y que no me importe lo que piensen. – tragó saliva. ¿Era la primera vez que se lo decía? Bueno, valía la pena estar ebrio entonces. – Quiero ser como tú. . . siempre lo he querido, ser libre, ser feliz, soy feliz ahora. . .pero solo porque tú me has enseñado como.
- No sigas. . . - las pequeñas manos tocaron los labios de Max, volteando su posición en la cama.
- Es lo que siento- le dijo él, quitando suavemente las manos de Julie. – Me he dado cuenta que soy muy imbécil.
- Yo ya lo sabía.
- ¿Me perdonas?
- Hablamos mañana ¿vale? Mañana. - se puso de espaldas. Y no tardó en sentir los brazos de Max rodearle la cintura.
- Te quiero, amor. – le mordió una oreja. Ella se aguantó las risas. – Me gusta tu cuello- clavó sus dientes en él, saboreándolo. – Ups. . .
- Ya duérmete. – le rogó Julie. – Por favor
- Pero dame un beso.
- Eres un pesado.
- Dame un beso y todo acaba aquí.
- No quiero, no te lo mereces.
- Pero quiero besarte.
- Será mañana, si es que me convences y te perdono.
- Me gustas tanto.
- Duer. . .
- Vale, vale.
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SEDÚCEME
Teen Fiction~3er y último libro de la trilogía "El secuestro de Julie" Está cerca y apunto de seducirte de nuevo.