Capítulo 24

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[DÍAS DESPUÉS]

- ¿Qué? ¿En serio vas a estar ahí muriéndote de risa toda la noche? – le preguntó Ryan. Se acomodó el smoking blanco que Emma había elegido para él.

- ¿Ella escogió el traje? – le preguntó Max. Pues si, se reía escandalosamente solo para fastidiar a más no poder a Ryan. Desactivó la alarma del auto. Llevaban esperando por ellas afuera desde más de diez minutos.

- Sí. – contestó Ryan. Se frotó las manos. Invierno había empezado desde hace mucho en Kingston.

- Te ves divina, está precioso - se burló él.

- El tuyo está peor.

- Julie tiene mejor gusto, ja – se defendió Max. Él en cambio traía un smoking negro que lo hacía lucir guapo.

- No, no lo creo, si está contigo es porque debe tener un muy mal gusto.

- Imbécil.

- Idiota.

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- ¿Te das cuenta que nos están esperando desde hace más de diez minutos? – le preguntó Julie. Se hecho brillo labial y se bajó el vestido, aunque este igual seguía siendo pequeño.

- Ya sé, ya sé ¡Pero no encuentro el otro zapato! – le dijo Emma respiro profundo, tratando de tranquilizarse. – Si tan solo pudieras preguntarle a Alex o Gabe si es que lo han visto. . .

- ¿Bromeas? No voy a salir así de la habitación, para que esos dos empiecen a hablar tonterías sobre mí.

- Por favoooor - le rogó Emma. Julie cerró los ojos frustrada. Sabía que terminaría por hacerle el favor.

- Está bien - abrió la puerta de la habitación y salió hasta la sala en donde estaban los dos. Viendo no sé qué cosa en la televisión. Ambos la escucharon caminar con aquellos tacones que cada vez que pisaba se escuchaban por toda la casa.

- Uuuh. . . - Alex se volteó a mirarla, al igual que Gabe, pero este último no hizo nada exagerado. Aunque igual le gustaba mucho lo que veía. - ¿A dónde te llevo guapa? – le preguntó bromeando sin perderse un minuto de su anatomía. Julie puso los ojos en blanco.

- ¿No hay nada ahí abajo?

- Aquí abajo hay mucho preciosa, tú solo tienes que pedirlo jeje.

- No, idiota. Abajo del sillón en donde estás.

Gabe soltó una carcajada. Alex se agachó de mala gana y logró palpar una punta fina, al parecer un tacón.

- ¿Quieres esto? – le preguntó Alex, enseñándole el zapato. – ruégame.

- No te portes como un niño, ¿vale?

- Y tú no andes por ahí provocándome.

- ¿Provocándote? – la voz de Max sorprendió a todos ahí dentro. Él la miró de pies a cabeza. Bueno sí, era verdad, provocaba a cualquiera pero era suya y estaba preciosa. Ese vestido le quedaba de lujo. Azul y pegado al cuerpo, sin una manga y corto, traía el cabello suelto, ondeado, y lo había dejado caer sobre sus hombros. De un momento a otro había dejado de estar enojado. Julie de verdad estaba tan hermosa. Se quedó sin poder hablar.

- ¿Ya me das el zapato? – Julie le sonrió a Alex, este se lo dio sin decirle nada más, ella lo tomó y caminó hasta donde estaba Max. Los dos hombres que miraban la televisión no pudieron evitar observarla mientras caminaba. Definitivamente había demasiada testosterona en una sola casa. – Estás guapísimo. – le dijo ella, con una bonita sonrisa. Y él no podía concentrarse en otra cosa que no fueran sus labios.

- Pues. . . tu. . . wow- Max tragó saliva. – Estás preciosa, perfecta.

- ¡Julie! – gritó Emma, desde la habitación. Tenía la puerta media abierta. – ¿te molestaría dejar a Max por un malvado momento y venir?

Ella solo soltó una risa que logró hacer que Max sonría también.

- Espérame. – le susurró en el oído, haciendo que la erección de Max terminara de formarse entre sus pantalones. Esa noche iba a ser brutal.

Debía admitir que era la primera vez que se animaba a venir a una de esas fiestas. Siempre las organizaban en la misma fecha pero él nunca había decidido asistir a una. Ahora entendía porque le llamaban "La fiesta de las luces", todo en aquella playa se había transformado en un auténtico juego de luces, una plataforma se extendía entre la arena, la gente bailaba sobre ella, las luces iluminaban las olas del mar y a los que esa noche habían asistido. Solo eran ellos, la música y la diversidad de colores, era magnifico.

Julie entreabrió los labios al observar todo eso, nunca había visto algo parecido. A pesar de que había asistido a miles de clubs carísimos en Las Vegas, nada se asemejaba con todo eso y tal vez era porque Max estaba junto a ella. Emma y Ryan se habían perdido entre la gente que era mucha, y eso solo hacía que aquella fiesta fuera aún mejor.

- ¿Te gusta? – le preguntó él. La abrazó por la espalda y caminó con ella abrazándola, caminando y escabulléndose entre la gente.

- ¿Habías venido aquí antes?

- Nunca. . . - susurró él en su oído para que pudiera escucharle mejor debido al volumen de la música. – Si lo hago ahora es por ti la verdad

- ¡Todo esto es increíble! en serio.

Max le acomodó el cabello hacia atrás, para poder besar suavemente su cuello, todo era perfecto. Al mismo tiempo los labios de Max hacían lo suyo, al igual que sus brazos, enredándola en el máximo placer, así mismo miles de personas bailaban a su alrededor sin importar nada, solo eran ellos y esa noche. La música cambió y sonaba con fuerza en los amplificadores. Max la volteó y ella quedó frente a él, ambos juntos sin ningún centímetro de separación. Era la mejor sensación del mundo. La tomó de la cintura y la pegó contra su cuerpo, sus ganas eran incontrolables, quería besarle el cuerpo entero en ese momento.

- Te haría el amor aquí mismo. . . - le susurró en él oído. Julie cerró los ojos con fuerza. No podía con tanto.

- Y yo. . . - admitió ella.

- Te amo. – le dijo él. Sentía que esas palabras venían desde la superficie de su corazón. – Te amo demasiado m amor.

Y la besó, justo como indicaba aquella parte de la canción. Nadie pensaría que las cosas terminarían así, que después de dos años aún estuvieran juntos a pesar de las cosas, que a pesar de que todo esto había comenzado como un secuestro había terminado en amor, que a pesar de los secretos la había terminado seduciendo de nuevo.

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